Una palabra tuya bastará para quedarme
26 de octubre de 2025, 14:11
Hay pocas cosas en la vida que uno puede decir son valiosas. Fuera de lo material, las relaciones románticas han sido cosas insignificantes en mi vida. Muchas de ellas fueron acordadas y otras pocas fueron mi burdo intento de reemplazar mi carencia de afecto.
No digo esto con afán de causar un falso sentimiento de empatía por mí. Sino que, más bien para darle una explicación un poco más amplia a los sucesos que siguieron al quedarme dormida en el pecho de Yuri.
No es novedad que sueño con ella... tal vez más seguido de lo que me gustaría admitir; pero siempre es ambiguo, borroso, efímero. Esta vez, el sueño duró hasta mucho después de levantarme, fue claro. Podría soñar eso mil veces y nunca cansarme.
Mi sueño se ubicaba en mi cuarto, específicamente mi cama. En el estábamos Yuri y yo, ligeramente mayores, con ojeras más profundas y estrías marcadas. Yuri abrió los ojos primero, mirándome tiernamente mientras yo seguía sumida en un sueño profundo.
De pronto, se alcanzó a escuchar una puerta abrirse y una niña pequeña entró al cuarto exigiendo cariño y atención.
Al instante supe que era hija de alguien. Pero no confirmé de quién hasta que un: - Mamá, ¿mami sigue dormida? Es que quiero hot cakes y armar un fuerte y ver películas. - Me dejó estupefacta. Incluso soñando, me quedé sin palabras, era nuestra hija.
Cuando volteó, sus ojitos azules me recibieron, idénticos a los míos, pero con todas las demás facciones de Yuri. Pensaría que es solamente su hija si no fuera por aquella peculiaridad.
La niña se acurrucó con nosotras, quedándose profundamente dormida al mismo tiempo en el que yo empezaba a despertarme. Luego, por si cabía más espacio para dudar, Yuri me dio un fuerte beso en los labios. Se notaba familiar, cómodo y, sobre todo, natural.
El sueño se desvaneció tan rápido como llegó, pues me levanté con una tranquilidad profunda. Me di cuenta de que estaba abrazando a Yuri, quién escondía su cara en mi pecho y me sostenía como si no quisiera dejarme ir. Disfrutaba el momento, así que no me separé hasta que ella ganó conciencia.
Solo hay una palabra posible para describir lo que pasó en ese momento: íntimo. Cuando despertó se dió cuenta de cuan acurrucada estaba contra mi y se separó lentamente, casi a regañadientes. Pude ver su carita suave encendida con un sonrojo brillante. No sé cómo me contuve de besarla. Podría haber tirado todo por la borda en ese mismo momento, pero el silencio tomó el control.
La atraje hacia mí en un abrazo tierno, ella me agarró de la cintura y nos volvimos a acurrucar, aunque fue breve. Teníamos escuela y llegar tarde no era opción.
Ninguna de las dos nos arreglamos propiamente, íbamos despeinadas; inusual en nuestra presentación. Derrepente, un vértigo profundo me pegó como un rayo. Sentía que el sueño nunca había terminado y que toda la situación era demasiado buena. Me mareé, hasta me tambalee. Ni una sola parte de mi cuerpo podía creer la burbuja repentina donde nos encontrábamos. Se sentía como volar: asombroso y hermoso, aunque aterra y el vértigo te cala hasta los huesos.
La ilusión se esfumó con el timbre. Yuri se despidió de forma tierna: con un abrazo, un beso y un "muchas gracias Dani, ojalá se repita; en serio" mientras su cara se llena con un sonrojo cómico pero increíblemente tierno en ella.
Cuando la ves así, es imposible pensar en la "estudiante de piedra" como todos la llaman. Increíble en matemáticas e inamovible cuando se trata de defender a alguien. Para mí solo es como un gatito que necesita paciencia para soltarse, es un muro inquebrantable hecho de plumas suaves y cómodas.
Las clases pasaron a segundo plano en mi cabeza, en un intento de revivir el sueño del que había salido. Dulce obviamente se dió cuenta. Más temprano que tarde infirió que se trataba de que yo estaba enamorada... Nadie le puede sacar ideas de la cabeza, así que le confirmé el hecho sin decir de quien se trataba. Ya había sabido de una situación similar a la mía con 2 chicos... No salió para nada bien, nunca volvieron a clase y les perdimos completamente la pista.
Si bien querer a Yuri no me asusta, me aterra hasta los más profundo de mi alma la reacción de los demás, de mis padres, de mis amigos. No sé cómo podría terminar todo si salgo a la luz como una "depravada". Este pensamiento me ha quitado noches completas de sueño, que pronto se tornan en un ahogamiento. Sentir tanto, por el sexo incorrecto me enferma; me ahoga lentamente.
Y eso es solo lo que me podría pasar, ¿Qué le pasaría a Yuri si la ven como el objeto de deseo de una desviada?, ¿Podría ella soportar semejante humillación? Y sobre todo porque viene de alguien a quien aprecia. Mancharía todos nuestros recuerdos, convertiría en asco todo lo que soy y represento en su vida. Nunca podría vivir con eso.
Por eso solo espero con un luto prematuro el día que me casen, en qué me intercambien como ganado. Porque al menos así puedo olvidarme del sufrimiento que es querer amar y no poder, reemplazar ese dolor por un vacío. Ver mi propio funeral orquestado en un altar suena mejor que la incertidumbre.