Capítulo 2
13 de septiembre de 2025, 16:42
Los tres amigos pasaron la noche comiendo pizza y jugando a la Play que Tomas había traído de su casa. Aquella noche iba a ser la última antes de que cada uno se fuera de vacaciones, Pablo las pasaría con los Colucci-Rey, Tomás con los Dunoff y después con su familia, mientras que Guido estaría con sus padres y después seguramente lo pasaría con Laura cuando esta volviera de ir a visitar a su hermana.
Cuando llegó Mora, se encontró a los tres amigos jugando y se fue a dormir dejándoles que se divirtieran. Los chicos se quedarían a dormir en su casa, así que no les importó si era tarde o no.
Eran casi las 21h, Guido y Pablo estaban en una batalla con el juego de carreras, cuando Tomas agarró el celular para ver un mensaje de su novia. Lo leyó y miró a Pablo quien estaba enojado porque Guido se le estaba adelantando en la carrera.
-Pablo, Pilar me acaba de decir que está con Marizza.
- ¡TE GANE BOLUDO! – Soltó Guido contento, ya que las últimas palabras de Tomas le habían despistado a Pablo y por consecuente había perdido la batalla.
- ¿Qué hacen las dos juntas? –A pesar de que él no solía meterse con quien solía salir su novia en su tiempo libre, le sorprendía que estuviese con Pilar, ya que no era de sus intimas amigas.
Tomás también estaba sorprendido por esa inusual salida entre sus novias, pero simplemente se encogió de hombros.
-Y no sé... Se han ido a tomar algo juntas.
-Me parecen que estarán hablando de ustedes. – Los dos amigos se miraron sin saber si aquello era bueno o no.
-Y que te crees que Laura y Marizza no hablaran de ustedes. Pues seguro, y están jodidos, porque Marizza no es que tenga buena opinión de vos. –Dijo Tomas riéndose.
-No sé, pero fue Marizza quien me ayudó a engancharme con Laura...
- ¿Marizza? –Preguntó Pablo confuso ya que no era consciente de que ella hubiera mediado en la relación entre ambos.
-Y sí, me dijo que Laura hablaba mucho de mí...
- ¡Esa es mi chica! – Dijo Pablo todo orgulloso, recibiendo un cojín en la cara que Guido le acababa de lanzar.
-Cállate pollerudo. Juguemos... que como nos pongamos a hablar de nuestras novias no arrancamos...
Pablo con una sonrisa en los labios, le pasó el mando de la Play a Tomas, y dejo que ambos siguieran jugando, mientras iba a la cocina a por otro jugo.
*****
-Pili, ya que nuestros novios están de joda juntos, ¿te parece que ir de joda nosotras también?
Marizza empezaba a subirse por las paredes. Desde que había llegado a casa de los Colucci-Rey, estaba atacada de los nervios. Y es que, si ya tenía que soportar a su mamá nerviosa, también debía soportar a Mia y Manuel besándose todo el día.
Mientras Franco trataba de poner distancia entre ellos. Lujan por su parte estaba con Marcos en un viaje que tenían ellos dos, aunque Lujan llegaría a la mañana siente justo antes de partir hacia México. Laura se había ido a ver a su hermana. Mientras que su novio, aquella noche tenía una cena con sus amigos, así que, en un intento de salir de casa, llamo a Pilar para quedar con ella y salir de los Colucci-Rey.
Pilar estaba encantada de que Marizza le hubiera llamado para tomar algo, por primera vez se empezaba a sentir integrada con las chicas y que alguien como Marizza contara con ella le hacía integrada con las chicas. Aunque desde que había empezado a salir con Pablo, ellas se habían unido mucho más.
Se encontraron en un bar cerca del centro de Buenos Aires, y tras un beso en la mejilla ambas se sentaron en la terraza.
- ¿Cómo andas? ¿Tenés ganas de irte de viaje? –Preguntó Pilar.
-Sí y no, no sabés lo que debe ser viajar con mi mamá, Mia y Franco. No sé cómo saldré viva de allá. –Pilar se rio ante su comentario. –Lo único bueno es que Pablo vendrá.
La sonrisa de Marizza iluminó todo su rostro.
- ¿Cómo van las cosas entre ustedes? –Preguntó la hija del director. –Me alegro que hayan vuelto. Sé por Tomás que Pablo estaba hecho mierda cuando cortaron.
Ante su frase, Marizza sintió culpabilidad por haber hecho sufrir a Pablo.
-Sí, este... lo sé. Pero ahora estamos muy, muy bien. – Volvió a sonreír de nuevo.
-Deberíamos volver a salir los 4 juntos, pero sin Guido.
-Ahora esta con Laura, espero que se calme.
-Y no sé, ¡eh! Sigue siendo Guido.
-Como le ponga los cuernos le capó. –Dijo Marizza haciendo reír a Pilar.
-No soporto a Guido. –Dijo Pilar-, ¿Te acordás cuando trajo a esa gata a la cita? es que no sé cómo se le ocurrió tal cosa.
-Nuestros novios tampoco se quedan a atrás... -Masculló Marizza. -Los tres juntos son...
-Pablo y Tomas cambiaron mucho cuando se pusieron de novios con nosotras. Pablo está muy diferente desde que está con vos.
- ¡Sí, ha cambiado mucho!
-Además se nota que te requiere. -Marizza sonrió.-Además Tomas me lo ha dicho que Pablo estaba reenganchado con vos desde hace mucho tiempo.
En ese momento, vino el mesero y ambas pidieron un jugo, antes de que volvieran a hablar.
- ¿Y dónde se van ustedes de vacaciones? -Preguntó Marizza.
-Al caribe. -Sonrió Pilar - Mi papá ha conseguido unos pasajes en oferta para una semana, es la primera vez que nos podemos permitir un viaje de esta magnitud.
- ¿Tomas también van con ustedes?
-Y sí, y mi papá nos dejara compartir habitación.
- ¿Qué le han hecho a Dunoff? ¿Lo cambiaron?
-Mi mamá le convenció. Y le hice prometer que no pasaría nada. Obvio que es mentira. Voy a curtir de lo lindo. – Soltó Pilar, haciendo reír a Marizza.
- ¡Cuidado a ver si vas a acabar como Feli!
-No, nosotros nos cuidamos mucho. ¿Pero ustedes también compartirán habitación?
-Que va, con mi mamá y Franco es imposible.
-Seguro que encuentran un momento para estar a solas. Ya me entendés.
-Si, claro. –Dijo Marizza incómoda.
Marizza sabía que no era nada malo no haber mantenido relaciones sexuales aún, pero por alguna razón le daba vergüenza admitirlo. Igual le había pasado con Mía con quien no podía dejarle creer que había tenido relaciones.
Obvio que había pensado en eso durante todo este tiempo, pero no había querido forzar nada. Pablo tampoco parecía dar un paso más allá.
Marizza se rio incomoda, y trató de cambiar de tema.
- ¿Qué cambios van a haber para el año que viene en el Elite? – Preguntó Marizza tratando de cambiar de tema.
Pilar no sospecho nada y le dijo que no había ninguna novedad en el Elite por ahora. Tras varias horas, hablando y riendo, ambas volvieron a sus casas.
Pero aquella noche, mientras se metía en la cama en la habitación que compartía con Lujan, las palabras de Pilar resonaron en su cabeza.
"Seguro que encuentran un momento para estar a solas. Ya me entendés"
¿Estaba preparada para eso? Marizza no quiso pensar en eso aquella noche y solo trato de dormir.
*****
Pablo llegó al aeropuerto con su valija esperando a que llegará la familia Colucci-Rey.
Había dormido poco porque había ido a cenar con sus amigos y habían pasado la noche de joda. Estaba emocionado de poder compartir este tiempo con su novia. Los vio a lo lejos, Sonia Rey despampanante con un atorrado Franco a su lado. Mia caminando al lado de un cargado Manuel quien parecía llevar su maleta y la de Mia. Y entonces estaba Marizza y Lujan quienes apenas llevaban unas mochilas.
Pablo no pudo evitar reírse ante tal semejante estampa. Marizza lo vio a lo lejos y se acercó a él con rapidez, para plantarle un soberano beso en los labios.
- ¡Por favor, pueden parar un poco! Estoy harto. –Dijo no solo en referencia a ellos sino a su propia hija y Manuel.
-Franco sos un antiguo, solo nos estamos saludando.
Casi una hora después, todos estaban sentados en el avión. Mia y Manuel ocupaban una fila, Sonia y Franco en otra, mientras que Pablo y Marizza estaban sentados en un lateral solos ellos dos. Lujan estaba sentada en el asiento de detrás de Marizza y por suerte no tenía ningún pasajero, así que aprovechó el viaje para dormir.
- ¿Te acordás la última vez que nos subimos a un avión? – Preguntó Pablo, mientras se abrochaba el cinturón.
Marizza le miró, y sonrió.
-Y sí, pensaste que nos íbamos a morir. – Se rio Marizza.
-Se movía mucho – Se justificó Pablo. –Pero también fue cuando me confesaste que me amabas. Y te cuento un secreto, fue lo que me decidió jugarme por vos.
-Así que si... no llegamos a estar al borde de la muerte, -dijo Marizza.- jamás hubieras decidido jugarte por lo nuestro.
-Nah, hubiera acabado jugándome tarde o temprano, ya no podía esconder lo que sentía por vos. – Marizza sonrió embobada por las palabras de él.
- Si, ya sé, como un hongo, ¿no? –Dijo Marizza seria, pero Pablo pudo ver la diversión en sus ojos, señal de que se estaba riendo de él.
-Siempre me lo vas a recordar, ¿no?
-Y obvio. Es la mejor declaración del mundo, ni Leonardo DiCaprio en Titanic fue tan romántico. –Dijo Marizza mientras Pablo negaba con la cabeza con una sonrisa en los labios, – Tu hongo le supera, es no sé cómo decirlo, tan romántico... que te crezca un hongo e... -No pudo seguir porque Pablo le interrumpió.
-Oh, cállate ya. –Le dijo Pablo inclinándose para besar los labios sonrientes de su novia, mientras ahogaba una risita de ella.
Cuando se separaron, Pablo se apoyó contra su hombro y cerró los ojos, descansando.
-Pareces cansado. –Susurró Marizza, besando su frente.
-Y sí, Guido y Tomas no me dejaron dormir demasiado. –Dijo él aun con los ojos cerrados.
-A ver si me tengo que poner celosa de tus amigos.
-Nah, vos sos más linda que ellos.
- Que considerado... Compararme con ellos. –Soltó Marizza con un bufido.
Pablo se rio por su enojo falso y le abrazo para volver a besarla. Y entonces, ella se quedó apoyada contra su cuello, mientras que escuchaban los sonidos del avión despegar.
- ¿Sabes lo que podemos hacer cuando volvamos? –Le dijo Pablo. Acariciando sus cabellos con suavidad.
Marizza ladeó la cabeza para verle mejor.
- ¿Qué?
- ¡Ir a visitar a Martin a Bariloche!
Marizza se le abrieron los ojos de la emoción.
- ¿De verdad?
-Obvio, quiero ir a verlo.
-Y yo también, le extraño tanto.
-Pues ya sabemos que vamos a hacer cuando volvamos.
-Le llamaré para ver si podemos pasarnos.
Finalmente, cuando Pablo empezó a notarse cansado, se abrazó a su novia, apoyó su cabeza en su hombro hasta quedarse dormido sobre ella. Ella le observaba como una boba y acariciaba sus cabellos rubios, mientras se distraía pensando en su relación con Pablo.
A pesar de que todo iba genial, había algo que empezaba a molestarle y es que él desde que estaban juntos no había dado señales de querer dar un paso más allá. Sí, los besos eran apasionados, pero jamás le había tocado la cola o sus pechos. Después de la conversación con Pili no había más que incrementado su inseguridad.
No quería pensar mal, ¿pero y si Pablo no excitaba con ella? Podía quererle, pero quizá no quería acostarse con ella. Si comparaba a todas sus anteriores novias eran mejores que ella. Paula era experimentada y tenía más pechos que ella. Consuelo, a pesar de que sentía celos, ella era hermosa. Y ella, sentía que no era nada.
Marizza suspiró tratando de que esas inseguridades no le molestaran, pero una parte de ella no podía evitarlo.
Cuando Pablo despertó, notó que su novia estaba algo más irascible que antes, pero supuso que estaba nerviosa por el viaje. Así que simplemente, la abrazó por los hombros y atrajo hacia él tratando de calmar sus posibles nervios mientras salían del aeropuerto. Y esto pareció calmarla un poco, ya que se apoyó contra de él, mientras Marizza no paraba de quejarse de Mia y Sonia.
Un remix de 8 plazas los vino a recoger en la puerta del aeropuerto, mientras Pablo trataba de calmar los nervios de Marizza, aunque seguía sin saber que había pasado mientras él estaba dormido. La abrazó por los hombros en el remix y le beso en la frente antes de llegar al hotel.
El hotel era precioso de alto nivel, era uno de los más lujosos y con piscina privada en las habitaciones. La familia al completo se adentraron el hall mientras Pablo, Manuel y Lujan se asombraban del lujo del hotel.
-Wow, es impresionante esto – Soltó Pablo mirando hacia arriba por las habitaciones y el lujo que irradiaba ese hotel
-¿Tiene cancha de básquet? –Pregunto Lujan admirando a través de los cristales
-Yo quiero probar el Yacusi privado. –Dijo Sonia también totalmente emocionada.
-¿Papa podemos alquilar un yate? - Preguntó Mia.
-Bueno pueden parar. –Dijo Franco quien estaba sobrepasado por tanta pregunta.
Marizza parecía ida y no estaba nada impresionada por las vistas. Más bien estaba sumida en sus pensamientos. Fueron a Recepción donde les repartieron las llaves para todos.
-Está bien, chicas ustedes tienen la habitación 303 –dijo Franco. –Les hemos pedido una cama supletoria para que estén las tres.
-Yo quiero compartir habitación con Pablo. –Soltó de repente Marizza, quien parecía que había recuperado la voz al fin.
Todas las miradas sorprendidas recayeron en ella incluida la de Pablo, quien no sabía a qué se debía aquello. Obviamente no era tarado, y le hubiera encantado compartir la habitación con ella, sabía y era consciente que eso no iba a ser posible, sobre todo con Sonia y Franco con ellos en el viaje.
Pablo levantó la mirada hacia Sonia quien parecía preparada para lidiar con su hija.
-Obvio que no Marizzita... -Hablo Sonia.
-Ni que fuera la primera vez que dormimos juntos. Es absurdo.
De nuevo, otra vez, Pablo sintió como las miradas en ellos, pero especialmente en él. Sonia parecía que iba a asesinarle, Franco le observaba con dureza, Mia los miraba casi avergonzada, Lujan parecía estaba extrañada y Manuel les miraba divertido.
En estos momentos, Pablo odiaba ser el centro de atención. Sopesó la posibilidad de intervenir e intentar que Marizza entrara en razón, pero algo le decía que en esta ocasión si decía algo, iba a salir malparado. Así que bajo la mirada y trato de aguantar el chaparón.
-Marizza, no van a dormir juntos.
- ¿Y por qué no? Si me quiero acostar con él lo puedo hacer en cualquier lugar.
-Marizza no estás ayudando... – Le dijo Pablo por lo bajo.
- No es nada malo. –Contestó Marizza obviando las palabras de su novio.
-Marizza, no es el lugar para discutir esto. – Le dijo Franco en la recepción del hotel.
-Bueno basta, - se pronunció Sonia. – Las chicas dormirán juntas y los chicos en otra habitación.
Ofuscada, Marizza agarró su maleta y se fue hacia el ascensor para ir hacia la habitación.
-Gracias, eh, ahora me tengo que bancar yo su mal humor. –Soltó Mia mirando a Franco y Sonia antes de seguir los pasos de Marizza. Lujan hizo lo mismo.
Pablo observó a su novia, aun tratando de entender que estaba sucediendo. Pero en cuanto vio la mirada de Sonia, decidió que era el momento de salir de allí cuanto antes.
*****
-Vaya con Marizza. –Dijo Manuel con una sonrisa, cuando entraron en la habitación de los chicos.
-Vos sabes cómo es, se le canta todo... -Pablo dejó la valija a un lado y admiró el lujo de la habitación. – Che, está buena la habitación, eh.
Pablo caminó por la habitación, pasando una mano por la mesa de madera y mirando todo lo que había en ella. Se agachó para abrir el mini bar.
-Sí, está bien... - Manuel se estiró en la cama probándola y miró a Pablo. - ¿Entonces, ustedes ya se acostaron? – El rubio quien estaba mirando el mini bar, las coca colas y los jugos, levantó la mirada para ver a su amigo.
El rubio negó con la cabeza y se sentó a un lado.
-No... estoy un poco confuso. Ella nunca ha dado muestra de querer más. Yo pensé que con lo zarpada que es, ya hubiera intentando algo... pero no está dando muestras de nada más. No sé qué hacer, porque cuando estamos juntos, este... me vuelve loco, ¿sabes? Pero no vamos más allá, y no quiero apurarla.
- Haces bien... Mira todo lo que pasé con Mia por ese asunto. –Pablo asintió, antes de volver a levantarse para ir a mirar hacia el balcón –Pero, ¿entonces eso de que han dormido juntos es una mentira?
-Es verdad, la primera noche que nos pusimos de novios, me colé en su casa, para estar con ella, pero no pasó nada. Solo hablamos, nos besamos, pero ya.
-Pero parece que ella quiere algo más. Al menos por la escena que acaba de montar abajo en recepción.
-No sé, no quiero cagarla, Sabes cómo es, no quiero lanzarme y que piense que estoy solo con ella para curtir.
-Con tu historial, yo también pensaría lo mismo. –Manuel le dio una palmada en el hombro.
-Pero si tampoco he estado con tantas minas, boludo. –Le dijo Pablo, casi enojado.
-No te lo crees ni vos.
-Es la verdad. – Volvió a decir. -Además, yo a Marizza la quiero y no solo estoy con ella para curtir. -Dijo defendiéndose de lo que Manuel le había dicho antes. Manuel le miró y le sonrió.
-Era una joda, Pablo. Yo sé que la querés.
Los dos chicos se miraron y sonrieron.
- ¿Qué cama querés? –Preguntó Manuel, cambiando de conversación mirando las dos camas que había en la habitación.
****
-¿A que ha venido eso? –preguntó Lujan cuando Mía se metió en la ducha ya que según sus palabras; "Necesitaba una ducha tras el viaje"
Marizza quien parecía estar más tranquila, empezaba a saltar sobre una de las camas.
-¿Qué te pasa? –Preguntó Lujan.
Su amiga la notó rara desde que habían bajado del avión, e incluso, había visto los intentos de Pablo por acercarse a ella, que habían sido en vano. Marizza quien se había puesto encima de la cama saltando sobre ella, le miro sin comprender.
-Nada, ¿Por qué lo preguntas?
-¿Te peleaste con Pablo?
-No, nada que ver.
-¿Entonces qué te pasa? Estás rara.
Marizza bufó sabía que no podía ocultarle a su amiga por mucho más tiempo. Dirigió la mirada hacia el baño donde se escuchaba el sonido del agua señal de que Mia aún estaba dentro de la ducha. Se sentó al borde de la cama antes de mirar a su amiga.
-Es que... vos sabes cómo es Pablo. Con las chicas y eso...
-¿Ha estado con otras? –Preguntó Lujan empezando a enojarse.
-No, no... Me refiero a todas las minas con las que se acostaba.
-No entiendo. –Dijo Lujan.
-Que nosotros aún no hemos hecho nada, Luji, pero es que ni me toca de más. ¿Entendés?
-¿Y eso es malo?
-Claro, eso es que no le caliento, Lujan.
-no creo que sea así. Marizza. Debe estar esperando el momento.
-¿Desde cuándo Pablo espera a curtir con una mina?
-No sé, pero quizá con vos quiere esperar.
Marizza frunció el ceño sin entender nada.
-¿Estás defendiendo a Pablo? ¿Vos?
-No le defiendo, Marizza. Solo que me di cuenta de que me equivoqué con él. –Marizza se extrañó con sus palabras. - Cuando estábamos peleadas, a pesar de que sabía que yo no le bancaba, se la jugó porque te veía mal. Se acercó a mí y me dijo todo lo de la gira. Le importas de verdad, Marizza. Sino no hubiera hecho eso.
Marizza meditó en silencio sobre sus palabras.
-Puede ser le importe, que me quiera incluso... ¿pero y si no le caliento?
- Pero, ¿lo habéis hablado?
-No... es que no quiero que piense que ya quiero curtir, no sé si estoy preparada. Pero quiero saber si le caliento.
Marizza se quedó pensativa y entonces su cara se iluminó.
-Marizza, ¿qué vas a hacer? –Preguntó Lujan sabiendo que estaba planeando una de las suyas.
-Voy a provocarle.