ID de la obra: 938

Severus Snape VS El bosque prohibido

Slash
R
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3
Emparejamientos y personajes:
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planificada Midi, escritos 52 páginas, 28.980 palabras, 8 capítulos
Descripción:
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Capítulo 6: Sirius Black VS Rituales oscuros.

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Los Merodeadores se encontraban en el salón en desuso. Sirius había reunido todo lo necesario para el juramento inquebrantable; los nervios carcomían a todos los presentes. La anticipación y la ansiedad estaban devorando a Black. La noche anterior, Canis y Canuto habían discutido acaloradamente, sin darle tregua, por lo que no pudo dormir y su descanso era nulo. Canis no paraba de insinuar que el mestizo creído no aparecería, que les había tendido una trampa elaborada para inculparlos y él salir limpio. Debía admitir que, aunque no le gustara la idea, en cierta forma Canis tenía razón: Snape no les debía nada y había mucha tela que cortar por su parte como para exigirle algo tan importante como un juramento inquebrantable. Canuto, por su parte, tenía fe en Snape (Sirius se cuestionaba constantemente de dónde venía la férrea confianza y el afecto por el baboso) y se sentía ofendido por la actitud de Canis hacia el Slytherin. El perro lo tomaba todo de forma personal y cada vez que Canis daba un argumento razonable, venía a rebatirlo con gritos y alardes de lo bueno que era juzgando a los demás. —¡Nos va a vender, Canuto! ¡Nos va a entregar con moño y todo! —decía Canis en su cabeza. —¡No lo va a hacer! ¡Tiene principios! —respondió Canuto. —¿Cuáles, ridículo? Tiene rabia, motivos y cero afecto por ti, animal —El certero, pero mordaz, comentario de Canis hizo gruñir a Canuto. —¡Él no es así! Huele a sinceridad, y si tan solo pasáramos más tiempo con él... —Pero Canis no lo dejó terminar. —Por favor, no caeríamos tan bajo. Sirius no podía aguantar más la discusión. —Ya basta —susurró para sí mismo mientras se daba palmadas en la cabeza. James y Peter lo miraron preocupados, mientras Remus contemplaba su inminente fallecimiento. —Sirius, hermano, ¿estás bien? —exclamó James, tomando sus manos para que no se pegara más a sí mismo—. Podemos aplazar esto si no te sientes bien. —No, hermano, ¿no ves? Estoy fresco como una lechuga —Sirius ciertamente parecía como si hubiera tenido una batalla con la almohada y hubiera perdido—. Además, ya todo está listo, solo necesitamos que Quejicus llegue y comencemos esto. —Sirius, ¿tú estás seguro de esto? —La seriedad en la voz de Remus enfrió el ambiente—. Después de esto no habrá vuelta atrás para mí, ¿me puedes jurar que esta es la solución más factible al asunto del bosque? —Remus —empezó el Black con solemnidad y toda la seguridad que podía tener—. Te juro que... Pero esas palabras quedaron silenciadas por la entrada de Severus Snape en el salón. —Lily, de verdad, estoy seguro de esto —Y al parecer no venía solo—. Ya estás incluida en esto así que debemos hacer lo prometido. El silencio se hizo en la sala antes de que estallara el caos. —¡Quejicus, te dije que vinieras tú solo! —empezó Sirius, mientras Canis solo podía decir "te lo dije". —Lily, querida, ¿qué haces aquí? En esta reunión inadecuada para una dama de tu calibre —James entró en cortocircuito queriendo impresionar a la pelirroja y al mismo tiempo cuidar el secreto de sus amigos. —¡Les dije que era mala idea, pero nadie me presta atención! —exclamó Peter. Remus solo pudo quedar en unshock momentáneo, con sentimientos confusos de traición y al mismo tiempo sabiendo que realmente no lo era, porque Snape no les debía nada. Así que hizo lo que le pareció más prudente. Huir. Todo se derrumbaba para él, sabía que tarde o temprano sus secretos vendrían a por él, pero no esperaba que fuera tan pronto. Todo su cuerpo temblaba, no podía respirar bien y solo quería salir de allí. Remus corrió hacia la puerta, pero fue sujetado por James (quien pudo salir de su momento incómodo ante la emergencia). James lo abrazaba por la espalda; Remus solo pudo respirar profundo ante el fuerte apretón que lo anclaba a tierra. Esto lo hizo caer de rodillas, Peter se acercó en algún momento hacia ellos y tomó las manos de Remus, prometiendo ante la incertidumbre que pasara lo que pasara no lo dejarían solo. Entonces Sirius se acercó, un hombre últimamente muy desesperado, cada vez más errático, pero un buen hombre ante todo, con buenas intenciones, aunque solo de buenas intenciones no se puede vivir. Remus miró a Sirius a los ojos, fue la mirada más intensa que habían compartido en los cinco años que llevaban conociéndose. —¿Y cómo vas a solucionar esto, Sirius? Lily no le dio tiempo a Black a contestar. —Haré el pacto junto con todos ustedes —dijo la pelirroja con hierro en su voz—. Severus ya me contó lo que hizo en ese bosque, cualquier secreto que tengan relacionado con ese incidente también será mío para guardar. El silencio reinó en la sala. Sirius solo pudo razonar que sus pensamientos juzgones hacia el gusto de James estaban injustificados. James reaccionó primero, soltó a Remus y caminó hacia Lily. —Lily, no, no sabes en lo que te involucras, esto podría llegar a oídos del Ministerio y todo involucrado caería en Azkaban, incluidos los cómplices —James Potter, por primera vez, le plantó cara a Lily Evans—. Y tú, se supone que no involucraríamos a más personas en esto, ya es más que suficiente contigo —exclamó James hacia Severus. Pero Lily no se dejaría intimidar por un hombre que creía incorrectamente lo que era mejor para ella y su amigo. —Fue mi decisión e insistencia lo que me trajo aquí, Potter —La chica se posicionó entre el más menudo de esa sala y el líder del equipo dequidditch de Gryffindor—. Severus no me quería aquí, pero yo supe que lo que sea que lo involucrara con ustedes debía ser grande, así que lo hice confesar. —¿Qué tanto sabes? —Sirius no pudo aguantar más, necesitaba saber en qué suelo estaba pisando. —Severus mutiló a un grupo de gnomos, posiblemente algunos murieron. Había un hombre lobo que tenía una batalla con ungrim y un reno. Por algún motivo los centauros del bosque están involucrados y ustedes también. Severus solo miraba a su amiga entre incrédulo y temeroso, pero la calidez en sus ojos era innegable; mientras esta hablaba, tomó su mano. Estaban otra vez juntos en un enredo más grande que ellos. —Bien, si todos están de acuerdo, no hay nada más que dudar —Remus se levantaba recuperando la templanza—. Sirius, hay que iniciar. —¿Están todos listos? —dijo Sirius con algo de duda. El asentimiento de todos no fue una respuesta suficiente—. ¿Están seguros de aceptar este juramento, aun sabiendo que su incumplimiento será pagado con su núcleo mágico? Necesito respuestas verbales. —Estoy completamente seguro de esto —exclamó primero Remus, dando una inusual muestra de seguridad. —Tú sabes que estoy 100% dentro, hermano —Esta vez fue James, afirmando y al mismo tiempo tratando de aligerar el ambiente. —He sido clara, estoy dispuesta a guardar su secreto y arreglar lo que debamos arreglar —dijo Lily mientras inflaba el pecho y apartaba su mano para que James no la tomara. —Yo también estoy listo —Esta vez fue la voz de Peter, dejando solo a un individuo en la habitación sin afirmar su compromiso. Severus estaba callado, los veía a todos con esos hoyos negros que tenía por ojos y los demás le devolvían la mirada, esperando algo de él, algo que no estaba seguro de poder dar. Sabía que un juramento inquebrantable ligaría la magia de todos los presentes en la habitación, pero de ahí a perder su núcleo mágico si algo salía mal había un tramo muy largo. El solo pensamiento de volverse unsquib por un mísero error que involucraba a los Merodeadores y el hecho de que ahora Lily estaba involucrada... no sabía si podría con tanto por perder. —Severus... —La pelirroja se iba a acercar a su amigo claramente al borde del pánico cuando fue interrumpida por Sirius. —Vamos, Quejicus, no te vayas a echar para atrás ahora —El tono burlón de Sirius llamó la atención del Slytherin—. Me ha costado organizar todo y no sé tú, pero no nos sentaremos a esperar a que un príncipe llegue a solucionar nuestros problemas. Lily no sabía si intervenir, aunque el tono burlón de Black hacia su amigo era claramente mal recibido, su lenguaje corporal contaba otra historia: los puños detrás de la espalda y la expresión pálida la hicieron preguntarse qué tan grande era el hoyo en el que estaba cayendo. Severus, por su parte, quedó helado, sin saber a ciencia cierta si la mención de un príncipe eran burlas banales de Black, o, si este sabía más de lo que creía. De cualquier manera debía responder, ya estaba aquí hundido hasta el cuello junto con el grupo de tontos y arrastrando a su querida amiga a sus líos. —No te preocupes, Black, no me echaré para atrás —respondió después de un momento—. Simplemente pensaba un poco, ya sabes, usando lo que carecen tus amigos y tú. —¡ERES UN PEDAZO DE...! —Sirius, como siempre, cayó en la provocación, que solo fue detenida por un Remus fastidiado. —¡YA BASTA LOS DOS! —Exclamó—. Pueden discutir todo lo que quieran cuando terminemos, ahora hay cosas más importantes que hacer —Tomó a Sirius de los hombros para que dejara de concentrarse en Snape—. Necesitamos modificar la runa en el suelo, ahora somos seis. —¡Cierto! —Respondió Sirius con duda, mientras apartaba dolorosamente los ojos de Snape. Al llegar estos al área del suelo donde dibujó una intrincada estrella con runas interiores exclamó,¡CIERTO! No podía creer su descuido, casi los mata a todos. Sirius se puso rápidamente manos a la obra, arrodillado en el dibujo. —Jamey, necesito más polvillo de hadas. James corrió hacia un pequeño bolso en un rincón y de él sacó un frasco casi vacío de polvillo iridiscente. —Queda solo un poco —dijo entre nervios—. ¿Crees que sea suficiente? —Está más que bien, hermano, no cometeré errores. El Black le arrebató el frasco a Potter y procedió a dibujar con un pincel un sexto pico con más runas, estuvo un tiempo detallando algunos caracteres para luego detenerse a contemplar su obra por unos minutos, determinando que estaba perfecta. —¿No necesitas más jugo de mandrágora? —preguntó James. —No, así está bien —determinó Sirius. —Bien —empezó mientras se limpiaba las manos en la túnica—. Como saben, este ritual nos entrelazará mágicamente... Así que nada de medias verdades, ni mentiras piadosas. Ante cualquier traición... —Sí, sí, sí, ya entendimos, deja de darle vueltas e iniciemos —interrumpió Severus, el dramatismo de Black le estaba dando urticaria a Lily y a él. Lily asintió ante las palabras de Quejicus y eso hizo fruncir el ceño en disgusto a Sirius; él no era ningún dramático, estaba tomando precauciones. Al ver Remus que Sirius se preparaba para replicar, tuvo que intervenir o no harían nunca el maldito ritual. El hombre lobo empezó a aplaudir como si fuera un maestro llamando la atención de sus estudiantes. —Bueno, ya, inicia, Sirius —al darse cuenta de la brusquedad de sus palabras, añadió—: Por favor. Sirius seguía con su ceño fruncido con un nuevo objetivo y con más concentración en la tarea que tenía que sobrellevar. —Bien, como decía antes de ser groseramente interrumpido —aclaró su voz y recuperó la calma—. Sé que creen que esta será la versión estándar del pacto, pero NO —añadió con dramatismo (Lily y Severus lo miraron como si fuera estúpido)—. Esta es una alternativa modificada de mi familia, nos permitirá realizar diversos juramentos a la vez y en caso de traición nos será informada a todos la ubicación del traidor para facilitar el acabar con él. —¡Qué oscuro! —Peter sudó frío. —Lo sé, querido Peter —el tono de Sirius pasó a ser divertido—. Por algo no me quiero relacionar con ellos. Sin más réplicas, iniciaremos; todos pongan sus pies en una punta y tomen las manos de quien tenga a su lado. Los demás obedecieron, Sirius se tomó un momento para acomodar las posiciones exactas de cada integrante del ritual, para luego volver a su lugar y tomar las manos de Remus y Quejicus. —Muy bien —tomó una respiración honda—. Empezaré con los cánticos, vean lo que vean, oigan lo que oigan no deben soltarse las manos en ningún momento, las puntas de la estrella siempre deben señalar sus pies. —¿Qué pasa si no lo hacemos? —preguntó Lily inquisitiva. —Le estarás permitiendo a losfaes llevarse tu corazón —respondió Sirius sin una gota de juego. Severus tembló, él apretó su mano queriendo consolar. —Cantaré primero, cuando vuelva a repetir la canción todos deben cantar —Los ojos de Black estaban fijos en algo que el resto no veía—. Cuando pare, juraremos guardar los secretos que revelaremos uno a uno. Al finalizar las instrucciones Black no dio tiempo a dudas e inició un cántico en un idioma desconocido, el ambiente se empezaba a sentir pesado. Cuando Black iba a iniciar nuevamente la canción, el resto se unió a su voz, y la runa empezó a brillar, pequeñas formas humanoides con cabeza de estrella empezaron a correr sobre sus pies. Peter casi deshace el círculo de la sorpresa, detenido solo por el fuerte agarre de James y Remus. Las estrellas con pies empezaron a cantar al mismo son que ellos, con voces infantiles que a su vez eran aterradoras. Los pequeños corrían entre los pies de cada participante, como decidiendo quién era digno de ellos. Poco a poco fueron alineándose en frente de cada uno, el aire se llenaba de electricidad y cuando el último de los seres se posicionó frente a James, un halo de luz salió disparado cegándolos por un minuto y parando el cántico en seco. ¿La habían cagado? Se preguntó James. Pero no, todo iba a su curso si se podía guiar por la expresión de Sirius. —Yo, Sirius Orion Black, juro guardar los secretos que me serán revelados esta noche y protegerlos con mi vida mágica —Su voz era firme, sin ningún ápice de duda, y al terminar miró a Remus como instándolo a imitar. Remus respiró hondo e imitó el discurso de Sirius. Del mismo modo fue dicho por todos los presentes en el salón, finalizando con Severus. Al decir la última palabra, una cadena de luz fue mostrada en las muñecas de todos, uniéndolos; era la conexión mágica que habían formado. —Procederemos a enumerar los secretos —Black rompió el silencio, las estrellas a sus pies parecían concentradas en lo que decía—. Remus, dirás tú el primero. Remus se tomó un momento, como asimilando el peso de lo que diría, al sentir el valor en su pecho lo dijo. —Soy un hombre lobo —Los únicos sorprendidos eran Lily y Severus, uno no se lo esperaba y el otro ya lo sospechaba—. Fui mordido a los cinco años y desde entonces ha sido una cruz que debo cargar —Ninguno de los sangre pura presentes entendió esta alegoría—. El hombre lobo que causó estragos por dos meses seguidos en el bosque he sido yo —respiró hondo como buscando fuerzas y bajó su mirada—. Les juro que no quería que las cosas resultaran así, la licantropía te hace perder el control, tu razón se va y solo quedan instintos de caza, necesito de su ayuda —Alzó la vista mostrando sus ojos lagrimosos—. Pero si demuestro ser una carga sin remedio les pido que me dejen caer en Azkaban. Peter y James iban a replicar, pero la férrea mirada de Sirius los mantuvo callados. La estrella debajo de los pies de Remus pareció ser tragada por el suelo. James lo tomó como su momento de seguir. —Soy un animago ilegal —Su voz era firme como desafiando a que lo juzgaran—. Tengo la forma de un ciervo macho, lo soy desde tercer año e involucré al resto de los Merodeadores, pero en realidad la idea fue mía, quería ayudar a Remus en sus transformaciones —Ante esa declaración Lily lo miró con otros ojos—. Estuve en la noche del incendio del bosque y en todas las lunas llenas desde tercer año... El desastre que sucedió no fue a propósito, tratamos de detenerlo pero se nos fue de las manos, realmente lo lamento. Al detener James sus palabras, la estrella en sus pies se consumió, Lily lo miraba de una manera extrañamente cálida y Severus la miraba a ella como si tuviera que internarla en un sanatorio mental. James miró a Peter en silencio y este entendió que el siguiente en regar sus tripas sería él. —Yo también soy un animago ilegal, una rata para ser específicos —Su cuerpo temblaba de nervios, podía ver el juicio en los ojos de Evans y Snape—. Estuve también en la noche del incendio, quise ayudar pero no fui capaz... Soy incapaz de realizar muchísimas cosas sin la ayuda de mis amigos, así que de ahora en adelante haré lo que esté a mi alcance para sacarnos de este enredo. —La estrella de Peter desapareció de sus pies. En ese momento nuevamente Lily decidió tomar iniciativa. —Yo no tengo ningún secreto relacionado con el bosque, más allá de la curiosidad por saber lo que sucedió —Los Merodeadores la miraron entre sorprendidos y sospechosos—. Pero juro por mi magia que no revelaré nada de lo que aprenda y que los ayudaré a evitar caer en Azkaban —La estrella en sus pies seguía ahí como esperando una verdad de su parte—. Para estar en igualdad de condiciones, revelaré algo íntimo de mi parte —el Slytherin de la sala la miró con pánico queriendo que se callara—. Me gusta el fuego, me gusta incendiar cosas por diversión. Cuando escuché lo ocurrido en el bosque no podía creer que alguien se me adelantó, necesitaba conocer a los involucrados, saber si no era la única con estos instintos. La estrella bajo Lily se consumió. James Potter se veía más estúpido de lo normal al mirar a Lily Evans, si se lo preguntabas a Sirius o Severus. Severus solo pudo pensar que Lily fue una idiota por darles semejante información al grupo de estúpidos, pero más idiota era él por permitir que se involucrara en este lío. Snape respiró hondo. Por la mirada en la cara de Black supuso que prefería que el siguiente fuera él, para que Black pudiera cerrar el ritual de la única forma que conoce: ¡CON DRAMA! —La noche del incendio, estuve también en el bosque —Pausó un momento para organizar sus pensamientos—. Yo no estaba espiando a nadie, ni husmeando como podría creer cierto grupo de tontos —Las caras de los Merodeadores eran de pura ofensa—. Estaba recolectando elementos para pociones, el bosque es un buen sitio de cultivo, llevo un tiempo haciéndolo y nada había salido mal hasta ese entonces —Respiró hondo, Black apretó su mano instándolo a terminar—. Me concentré demasiado en mi tarea y no noté que me perdí, había entrado a territorio de los gnomos y les estaba robando. No les hizo ninguna gracia y me atacaron y yo... los ataqué de vuelta, he estado creando hechizos y pociones en mi estancia en la escuela, algunos pueden ser considerados oscuros, pero solo es el uso que se les da —El chico paró y miró por encima de él como pidiendo clemencia a algo superior—. Esa noche le di el peor uso a un hechizo cuyo propósito original era cortar varios objetos a la vez, mutilé y maté a una cantidad inaudita de gnomos y huí. Los Merodeadores estaban horrorizados y asqueados, Lily estaba en conflicto; su amigo nuevamente estaba entre la espada y la pared. Snape siguió. —Cuando Lupin entró al bosque, los centauros también me vieron y no dudo que sepan lo que hice, fui rescatado por quien creo es Black en su forma animaga —Al terminar, la estrella en sus pies hizo un pequeño ruido como si riera para luego parecer que perdiera estabilidad en su forma y finalmente desaparecer. El silencio reinó, Sirius era el único que faltaba. No se hizo esperar el Griffyndor más guapo (según él) e inició a relatar sus verdades. —Yo también soy un animago, mi forma es la de un perro negro, unGrim —Severus y Lily apretaron su agarre entre ellos, sorprendidos, traicionados—. Incité a Lunático, así llamamos a la forma lobuna de Remus, a salir y salió tan mal la primera vez. La segunda vez huyó de nosotros hacia el bosque, fue su propia voluntad, pero sé que yo fui quien implantó esa idea —Respiró profundo, Remus lo miraba de reojo y la mirada de James le pesaba sobre los hombros—. Nos enfrentamos a los centauros dos veces, ambas por mi imprudencia. En la primera fuimos perdonados, no podíamos volver... pero lo hicimos llevando con nosotros un desastre más grande que el anterior —cerró los ojos como si rememorara—. Cuando fuimos acorralados por los centauros, después de sacar a Snape del bosque, ellos iban a ejecutar a Lunático. No tuve opción, no pensé con claridad, pero eran ellos o nosotros, entonces incendié el bosque, esperaba que todo se consumiera, que ningún testigo quedara, pero ni siquiera eso pude hacer bien. La estrella en los pies de Black lanzó un pequeño grito, alzó sus pequeños brazos y desapareció como buscando el cielo y no la tierra de donde provino. Las cadenas que los unían se volvieron más brillantes y apretadas. Sirius exclamó: "ritus finiri potest". El grupo fue sorprendido cuando una amalgama de voces le respondió con un: "Suntne participes tuti?". Black los miró a todos, como analizándolos. —Todos repitan después de mí, daremos fin a este ritual. —"Ita, circulus clauditur, porta clauditur" —Dijo el heredero de la casa Black y el resto siguió su ejemplo. Un viento eléctrico arrasó la habitación limpiando las runas dibujadas con polvillo de hadas, las cadenas en sus muñecas parpadearon y fue como si nada hubiera ocurrido ahí. Los presentes estuvieron enshock por unos segundos, aún tomados de las manos como procesando lo ocurrido. El primero en soltarse fue Peter para limpiarse las manos en su pantalón, Remus buscó sentarse en el suelo, tantas emociones lo drenaron. Snape nunca soltó la mano de Lily, pero sí la de Sirius y esta rompió el silencio. —Mierda —Fue lo más elocuente que se le ocurrió ante el panorama que se les avecinaba. Sirius rió, sí, ese era el mejor resumen de toda la situación.
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