ID de la obra: 940

La llave

Femslash
NC-17
En progreso
2
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 36 páginas, 11.657 palabras, 8 capítulos
Descripción:
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Capítulo 4

Ajustes de texto
Un pequeño rayo de luz entraba por la ventana y recaía directamente sobre la cara de Ada. No estaba acostumbrada a levantarse con el amanecer, sus cortinas dejaban la habitación en la completa oscuridad, por lo que sabía que no podría seguir durmiendo. Se había movido durante la noche y había terminado boca arriba, con Zora aún abrazada a la altura de su pecho. Siempre le había gustado verla dormir, era cuando más en paz consigo misma parecía estar. Sabía que era la persona que más conocía a Zora, más incluso que sus padres, y aún así consideraba a su mejor amiga un auténtico rompecabezas. Intentaba respetar sus tiempos y necesidades, aunque a veces perdía años de vida intentando reprimir sus ganas de zarandearla y pedirle que le dijera qué tanto tenía que meditar. Siempre que había algo grande o nuevo en su vida se aislaba, no importaba lo mucho que insistiera en que la tenía para lo que necesitara. Se deslizó por el borde de la cama, dejando su brazo reposar sobre el colchón con mucho cuidado. Volvió a ponerse su peto del día anterior para no hacer ruido al abrir el armario y salió del dormitorio. Quería ir a la calle y ver lo que la noche no le había permitido. —Qué madrugadora. —Aion estaba atándose los zapatos cerca de la entrada. —La habitación no tiene persianas. —¿Qué es eso? —Mmm... Sirven para evitar que la luz entre por la ventana. Cómo cortinas que no dejan entrar la luz pero totalmente fijas. —¿Duermes con eso?¿Entonces cómo sabes que ya es de día? —No le apetecía tener que explicar que era un despertador, un reloj o un móvil. Prefirió dejarlo pasar. —Tienes razón, es una estupidez. ¿Dónde vas? —Tenemos que reunirnos, ¿recuerdas? Iba a despertaros justo ahora, pero si ya estás preparada podemos irnos. ¿No te sirvió la ropa del armario? —No quería despertar a Zora, pero si ya nos vamos, voy a levantarla y aprovecho para cambiarme. —No hace falta, déjala dormir. Sólo te necesitamos a ti. Ada dudó. Sabía que a su amiga no le iba a gustar que se fuera sin ella, pero estaba descansando tan plácidamente que le parecía un crimen sacarla de la cama. Por esta vez se iría sola y después aguantaría la bronca. Aion le prestó una gran capa para cubrir su ropa y le lanzó una manzana del frutero de la cocina antes de salir, pero se quedó a medio camino de la primera mordida cuando vio la vida que tenía el pueblo. De día era un sitio completamente diferente. Había gente en la calle, tiendas abiertas, niños jugando,... Era precioso. Andaron por la calle empedrada hasta llegar a la casa más grande de todas, justo enfrente de una gran plaza con un pozo en el centro. —Vamos. Seguramente ya estén todos en la sala del consejo. Lo siguió hasta una gran estancia con una mesa en el centro. Estaba lleno de caras nuevas y gente con todo tipo de apariencias, que atendían a las palabras de Rod, el gran vikingo. A su izquierda estaba Gódric, tan guapo como lo recordaba. A su derecha la chica con cara de pocos amigos. —Y aquí estaría, gracias por honrarnos con tu presencia —señaló una silla vacía y los invitó a tomar asiento. —Cómo iba diciendo, su llegada supone una cuenta atrás. Tenemos seis meses para convertirla en una guerrera capaz de luchar contra el ejército del rey. Mi querida hija Enya, será la encargada de su entrenamiento mágico, mientras que Fedric se encargará del entrenamiento físico. A su vez, los pertenecientes al consejo nos reuniremos aquí cada mañana para elaborar la estrategia, informar de los avances y organizar los preparativos necesarios. La información no puede salir de estas cuatro paredes. ¿Alguna duda? Ada alzó la mano como si estuviera en clase. —Sorpréndeme. —¿Me lo puedes explicar desde el principio cómo si hubiera llegado ayer? —Rod cogió aire. No le gustaba la idea de lidiar con ella y no sabía cómo disimularlo. —Se levanta la sesión, de esta parte me encargo solo. Aprovechad el día de hoy para descansar y estar con vuestras familias, mañana empezamos con el nuevo plan. —la sala se fue vaciando poco a poco hasta quedar tan sólo ellos cinco. —¿Tu amiga no nos acompaña? —Fue Gódric quién preguntó. Era el único interesado en la ausencia de Zora. —Está descansando, yo me encargo de contarle todo después. —Bien, comencemos entonces. Rod empezó a explicar la historia desde el principio. Había partes que ya conocía gracias a la madre de Aion, pero los huecos que rellenaba eran totalmente necesarios para entender todo el contexto y la gravedad de la situación. —Primero hay un par de cosas que debes conocer sobre nuestro mundo. Todos los bebés nacen con el pelo blanco. A medida que crecen, va cambiando de color según la magia que Noyau les conceda. Los poderes mágicos empiezan a aparecer con los primeros mechones y llegan a su máximo potencial cuando el último pelo blanco desaparece. Al envejecer, devolvemos nuevamente y de manera paulatina la magia que se nos concedió al corazón del planeta y nuestro pelo vuelve poco a poco al color blanco. Un bebé nacido de padres mágicos, casi siempre heredará una de las dos habilidades de sus padres, pero si uno u ambos padres son no magos, el hijo puede no heredar habilidad. ¿Alguna duda hasta aquí? —Más o menos funciona como la genética de nuestro mundo, sin la magia claro, pero entiendo. —Nuestro mundo se divide en siete reinos. Ahora mismo nos encontramos en Eternia, dónde nacieron los hermanos Árabon y Eron Cerelion. El mayor nació como futuro heredero de la región, heredando la afinidad con el elemento tierra de su padre, el rey. Cuando la reina quedó embarazada de un segundo hijo, se deseaba que heredara su afinidad con el viento, pero en su lugar, a medida que crecía su pelo se volvía más y más castaño. El rey lo ocultó del pueblo, alegando era débil de salud para ocultar la vergüenza de tener un hijo ilegítimo. Aunque no le hizo nada al niño, su madre desapareció en extrañas circunstancias y mientras Árabon era preparado para su futuro, Eron creció en la soledad del castillo, solo reconocido por su hermano mayor. Árabon le prometió encontrar una manera de concederle poderes cuando se encontrara en la ceremonia de su vigésimo cumpleaños con Noyeu y, que así, su padre lo aceptara, pero aunque Eron nunca le quitó las esperanzas, dudaba que tal hazaña pudiera cumplirse cuando no había ningún precedente. Intentó aprender otro tipo de habilidades utilizando lo que llamó ciencia. —Ahora si tengo una duda, ¿los reyes pueden hablar con esa especie de diosa? La del nombre raro. —Todo el mundo puede una vez en la vida tras cumplir veinte años. Se debe encontrar un lago con poder divino y sumergirse en él, entonces la diosa te concederá una visión sobre lo que más anhela conocer tu corazón. Por desgracia después de tantos años estos lagos están secos o custodiados por la guardia real, ninguno de nosotros ha podido realizar la conexión y se dice que aquellos que lo han logrado solo han obtenido silencio. El príncipe Ábaron si tuvo esa oportunidad, pero al contrario de su propia creencia, no deseaba dar poder a su hermano menor, si no saber controlar y gestionar ese poder para sí mismo. Salió de ese lago siendo un hombre completamente nuevo, más oscuro y avaricioso. Mató a su padre para heredar la corona y forzó a su hermano, ya con bastantes conocimiento sobre la creación de artefactos, a construir una máquina de drenaje bajo sus instrucciones, capaz de extraer magia líquida de los lagos. Dichos elixires se podrían consumir proporcionando "subidones de magia", como una droga. Eron se negó inicialmente, pero se había enamorado de una campesina con la que iba a tener un hijo. No tuvo más remedio que construir su petición para evitar que los persiguiera una vez que el bebé naciera y poder huir. —¿Eron condenó al mundo? —Algunos lo consideran el culpable original, por delante de su hermano, pero si hubiera sido por la protección de mis hijos, habría cometido el mismo error. Ada consideró sus palabras y llegó a la conclusión de que no estaba del todo segura de no haber actuado de la misma forma en caso de que la vida de un ser querido peligrara. Era hipócrita pensar lo contrario. —Eron cargó con la culpa al ver las consecuencias de su creación. Lagos cerrados, gente sin magia excluida y acosada. Estaban siendo forzados a la esclavitud por considerarse desde entonces una raza inferior. Su hermano se había vuelto avaricioso y empezaba a atacar otras regiones y conquistarlas con su ejército. Los soldados estaban bajo el efecto de la droga, que no sólo les daba poder, si no que mermaba su humanidad. Por todo ello creó la resistencia, gente dispuesta a luchar por la causa. —¿Esto es la resistencia? —La base principal. El príncipe Eron consiguió encontrar un lago después de unos años y tras hablar con la diosa consiguió que confiara en él. Le dio un poder nuevo, nunca ofrecido a otro mortal. La habilidad de controlar tiempo y espacio. Con ello consiguió averiguar cómo acabar con el reinado de su hermano, pero no sería un camino fácil ni corto. Creó tu mundo como parte del plan y nos dejó un texto con lo que necesitábamos saber, una profecía. Con los años hay mucha información de esta parte de la historia que se ha perdido. —Espera, ¿la creación de mi mundo se debe a una pelea entre hermanos? ¿Cuántos años han pasado desde entonces? —Trescientos años. —Joder... ¿Pero ese hombre no está muerto? —La magia que se devuelve cuando nos acercamos a nuestros últimos días ya no llega a Noyau para ofrecerla a una nueva vida. El rey la absorbe e indirectamente le concedemos más años de vida, aunque hace mucho que no se le ve en persona. —Qué asco... —Ada puso una mueca de horror. No entendía el concepto de devolución de magia, pero si implicaba gente muerta, lo convertía automáticamente en algo asqueroso. —¿Qué dice la profecía? —La original se perdió en algún momento. Lo que tenemos es una reescritura posterior en nuestra lengua actual, pero tiene los suficientes años para convertirla en fiable. Por abreviar, una chica de otro mundo, poseedora del poder del sol, una magia con un poder no conocido con anterioridad, será la elegida que liberará a nuestro pueblo. —Mierda, esto es demasiada responsabilidad. No voy a ser capaz de hacer nada de eso, lo mío es el arte, no matar a reyes inmortales. Empezaba a entrar en pánico. Notaba sus pulsaciones subir y sus manos sudar. Debió haber despertado a Zora, su simple presencia siempre conseguía calmarla. Una mano se posó sobre la suya, Gódric la miraba con cara de preocupación. —Ey, está todo bien, nadie te va a presionar aquí. —Su calor la calmó y la ansiedad se transformó en mariposas. Sabía que tenía fama de enamoradiza, y bueno, para qué negarlo, era totalmente cierto. —Siento discrepar. —Fue el turno de la pelirroja de hablar, Enya —Tenemos seis meses para convertirte en una guerrera. Tú entrenamiento empieza ahora mismo.
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