Capítulo 1
14 de septiembre de 2025, 1:41
Capítulo 1
—¡Mira hermanito, este manga de protagonistas yakuza! —Yuki le mostro el manga que sostenía en sus manos. —¡La hermana menor del Joven Maestro está enamorado de su hermano, pero no se puede confesar a su hermano porque será desechado de la familia! ¡Es muy triste!
Yuki chillo de tristeza cómicamente.
—¡Enserio! ¡Por alguna razón me recuerda a alguien!
Masachika recordó a Senji.
—¡Qué hermanito! ¡Decime ahora a quien te recuerda!
Yuki empezó a exigir mientras movía abruptamente a Masachika.
—Um… ahora mismo se encuentra en la prisión juvenil.
Masachika rasco su mejilla con nerviosismo.
—¡QUÉ!
Los ojos de Yuki se abrieron de sorpresa. Masachika miro el calendario donde recordó algo importante.
—Mañana el saldrá, me había olvidado de eso.
—¡Hay que conocer a tu amigo, no me quiero perder una historia de incesto en primera persona!
—¡Tu debes calmarte y abandonar ese gusto raro!
—¡Jamás! ¡Viva el incesto!
Masachika no podía entender porque Yuki tenía ese gusto por el incesto.
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Hace tres años…
—¡Julie, no puedes salir de este lugar! ¡Es una orden!
—Si mamá.
La pequeña niña de cabello blanco y ojos rojos; tenía una expresión plana donde no mostraba emoción alguna, solo miraba a su madre de cabello y ojos rojos que estaba asustada y preocupada por la situación que estaba ocurriendo en la casa.
—¡Señora Sigtuna, la situación es más peligrosa! ¡Es mejor que escape junto a Julie-sama!
—¡No podemos escapar, debemos resistir hasta que llegue mi otra familia a salvarnos!
—¡Pero Señora, hasta que llegue los Muramasa será demasiado tarde! ¡La familia Kurosawa tiene rodeado la casa!
—¡Con más razón no podemos escapar! ¡Solo iremos a la boca de lobo si salimos de esta habitación oculta!
—… ¡Ah! ¡Bien! ¡Saldré para que ellos no lleguen aquí!
—¡Iremos, que vayas tu solo no resolverá esta situación! ¡Julie por lo que más deseo, no salgas de esta habitación!
Julie solo asintió, no podía contradecir las palabras de su respetable madre. Así que ella vio como su madre y el que la cuidaba siempre, salían de la habitación para que los Kurosawa no lleguen hasta ella.
En otra parte…
—Estamos tardando demasiado.
—¡Lo siento Joven Maestro! ¡Pero tuvimos muchos problemas con el tráfico!
—Ya lo sé idiota.
—¡Lo siento!
En los asientos traseros del vehículo, se encontraba un joven Senji, de 13 años, cuya presencia era a la vez imponente y enigmática. En los últimos tres años, había experimentado un crecimiento notable. Ahora medía alrededor de 165 cm y su cuerpo, más robusto, reflejaba el trabajo arduo que había dedicado a su desarrollo. Los músculos de sus brazos se delineaban con claridad, y su rostro, junto con una mandíbula definida, contribuían a un atractivo que iba más allá de su edad. Senji, con su aspecto cada vez más maduro, era un claro ejemplo de cómo el tiempo había esculpido su juventud en una figura que imponía respeto y admiración.
—Tsk… 15 minutos… aunque sea poco, son valiosos en estos momentos.
Su suerte no estaba trabajando a su favor, tenía que salvar a un familiar que pertenecía a la familia Muramasa, aunque ya no tenía el apellido Muramasa por casarse con un hombre europeo, la sangre Muramasa sigue corriendo por sus venas.
Y también es alguien que conoció en el funeral de sus padres.
Hikari Sigtuna (Anteriormente Muramasa)
—Maldición.
Los ojos de Senji se entrecerraron de enojo viendo como estaba el hogar de su tía que iba a rescatar.
—… Lo siento Joven Maestro.
—Tsk, déjame de llamar Joven Maestro. Salgamos rápidos, hay que ingresar si aún sigue viva.
Saliendo del carro caminaron por los escombros de la propiedad, fue derribada para que los Kurosawa pudieran ingresar y matar a las personas que vivían en este lugar.
El fuego se alzaba por el jardín donde cada vez llegaba a la casa y seguir su travesía de incendiar todo.
—Tsk.
Senji chisteo devuelta sin saber el número de veces que lo hizo el día de hoy.
—Esto… se ve muy mal, Senji-sama.
—Ya lo sé idiota, no tienes que decir lo obvio.
—Lo siento.
Ingresaron por la entrada que estaba destruida y buscaron señales de vida de cualquiera. Solo había cuerpos muertos en la entrada principal como también por las escaleras que guiaban arriba de la casa.
—Busca en este piso, iré a buscar en el segundo piso si hay alguien.
—Entendido.
Senji comenzó a buscar en el segundo piso, entrando a las habitaciones que estaba ya destruida como también buscando una habitación oculta. En su casa también tenía una habitación oculta que se usa para esconder a los más jóvenes del Clan.
Es algo que toda la familia Yakuza tenían, no podían dejar morir a sus herederos que seguirían su mandato como la siguiente cabeza del Clan.
Ya ingresando todas las habitaciones que había solo miro decepcionado no encontrar alguien vivo.
—Espero que Sato tenga suerte de encontrar a alguien.
Regreso a las escaleras para llegar al primer piso.
—Senji-sama… no encontré a nadie.
Senji suspiró. —Busquemos en otra parte de la propiedad.
—Bien.
Saliendo de la casa tradicional, caminaron por los caminos de piedras que había en los alrededores que guiaban a otros lugares, como lo era un dojo, baños, cobertizo, estanque, y más atrás de la casa había otra construcción de una pequeña casa que de seguro habitaba alguien.
Como era lo que más llamaba la atención se dirigieron a ese lugar.
—Parece que los siguieron hasta aquí.
Sato miro los cuerpos muertos que estaban en la puerta. Ingresando al interior de la casa había más cuerpos muertos como también de la persona que vino a salvar.
—Llegue muy tarde.
Estaba muerta esa persona, cerca de ella estaba una katana manchada de sangre. Había peleado con los hombres de la familia Kurosawa.
—También murió Shinji.
Sato miro el cuerpo muerto de su amigo que protegía a esta familia. Había muerto peleando y tratando de proteger lo más preciado de su ama.
—Sato, llama a los demás. Tomaremos venganza contra la familia Kurosawa.
Fue un error dejarlos vivir.
—No era necesario decírmelo, Senji-sama.
Sato ya estaba en una llamada.
—Dile que se preparen, vamos a eliminar otra familia yakuza.
[Ya estamos en marcha, solo falta que Senji-sama llegue para la ejecución de los Kurosawa.]
—Vámonos rápido, Sato. Ya no tenemos nada que hacer aquí…
Las orejas de Senji se crisparon. Miro de vuelta atrás donde había una habitación secreta que no fue destruida.
—Así que ella protegió este lugar. —Los ojos de Senji se afiliaron al ver un corte cerca de la habitación. —Así que descubrieron esta habitación y murió protegiéndola. Qué admirable, hay que ver quien se esconde aquí.
No queriendo buscar la forma de ingresar a esa habitación mediante contraseña o patrón para que la puerta se abra decidió usar su puño para destruir la pared que era la puerta para ingresar la habitación oculta.
Crash, crash.
Pedazo de la pared fue destruida donde Senji vio a alguien de su edad ocultándose dentro. Además, había alimentos y bebidas necesaria para su uso.
Así que ella estaría oculta hasta que se le acabe la comida.
—Um, como te llamas.
Senji le pregunta a la niña de cabello largo blanco y ojos rojos vistiendo un kimono floral carmesí.
—Julie Sigtuna. —Senji miro con ojos sorprendidos la falta de emoción facial y voz monótona de Julie.
—Huh, no sabía que ella tenía una hija. Supongo que es tonto de mi parte por pensar en eso. Sígueme, soy Senji Muramasa, somos familia.
Así que una persona sin emociones.
—¿Familia?
—Si, soy tu primo. Tu mamá es mi tía, así que eso nos hace familia.
—Um. —Julie asintió.
—Sígueme, es hora de irnos de este lugar. —Senji extendió su mano.
—Bien. —Julie agarro la mano extendida de Senji siguiéndolo.
Julie miro con un rostro inexpresivo como su madre estaba muerta en el suelo. Incluso llegando al jardín, Julie miro sin emoción como su casa estaba destruida con el fuego consumiéndolo.
“Esto tomara un tiempo para que ella tenga emociones humanas.” Pensó Senji.
Llegando donde Sato, él miro confundido como Senji llegaba con otra persona.
—Así que había una sobreviviente.
—Ella es Julie Sigtuna.
—¡Qué! ¡Hikari-sama tenía una hija y no lo sabíamos!
—Así es, parece que ella la oculto por su seguridad.
—Incluso al Clan Muramasa. —Dijo Sato en voz baja.
—Si. Eso también me sorprende. Es hora de irnos, no indagaremos ese tema.
—¡Si!
Julie observaba la conversación con una expresión impasible. Cuando Senji le extendió la mano para que subiera al coche, ella no necesitó escuchar las palabras para entender la indicación. Su cuerpo reaccionó de inmediato, moviéndose casi por inercia hacia el vehículo, como si la orden de entrar ya hubiera sido implícita en el gesto.
—¡Siguiente lugar, Clan Kurosawa!
Sato en el volante puso en marcha a toda velocidad el carro. Como si la carretera trabajara a favor de Sato, no había tráfico esta vez llegando rápidamente a los demás carros negros que estaban en fila para ingresar a la ciudad que vivía el Clan Kurosawa.
Pasando unos minutos, los carros se detuvieron en la propiedad del Clan Kurosawa.
Una mansión de casa tradicional japones se veía a la vista de todo.
—Julie, debes quedarte. Desde aquí iremos nosotros.
—Um. —Julie asintió.
—Andando. Prepara tus armas, Sato.
Saliendo del vehículo, vieron a los demás con su traje formal negro agarrando katanas, tonfas, pistolas, cuchillos y barras de aceros.
—¡Senji-sama!
Todos inclinaron sus cuerpos al ver a Senji.
—Divídanse para rodear la casa, no quiero que alguien escape; el Clan Kurosawa será eliminado el día de hoy.
—¡SI!
Se dividieron rápido los grupos y rodearon la casa donde algunos ya estaban intentando escapar.
Bam, bam.
Fueron fusilados rápidamente sin dejarle hacer un movimiento para defenderse.
Senji tumbo la puerta de madera con su fuerza sobrehumana.
—¡Disparen el Clan Muramasa ya llegó!
—No tengo tiempo de sus juegos.
Swing
—¿Eh?
Fueron rebanados en varias partes sin entender lo que paso. Lo último que vieron antes de morir, fue la katana de Senji en su mano derecha.
Siguieron caminando, los hombres del Clan Muramasa no miraron sorprendido lo que hizo su Maestro.
Disparo se escucharon por parte del Clan Kurosawa, donde los del Clan Muramasa respondía al instante matando a la minoría que aparecía para pelear contra ellos.
Dentro de la casa, la cabeza del Clan Kurosawa estaba agarrando su katana junto a sus hombres de confianza haciendo lo mismo.
—Como se anda escuchando, el Clan Muramasa está aquí. Cuando ingrese a esta habitación iremos por la cabeza del Clan Muramasa.
—¡Hoy morirá Senji Muramasa!
—¡Si!
Levantaron la guardia en cuanto escucharon los pasos acercándose por el pasillo. Con las katanas en posición de ataque y las piernas firmemente separadas, se prepararon para enfrentarse a quien creían que iba a entrar.
Se abrió la puerta donde vieron un cabello rojizo y atacaron por impulso donde las katanas atravesó el cuerpo de esa persona.
—Huh…
Sus ojos temblaron.
—Oh, así que pensaron eso. Qué lástima, acaban de matar a la siguiente cabeza de su clan.
—¿Padre…?
Los ojos del joven adolescente miro horrorizado como las katanas perforaron su cuerpo. Una gran cantidad de sangre caía al piso donde poco a poco estaba muriendo.
—Quería amenazarlo con la vida de este chico, pero veo que ya no será necesario. Acabaron con su vida.
Senji soltó el cuerpo del adolescente donde tuvo una caída seca donde la sangre salpico a los rostros de los ancianos como también del padre del chico que miro todo congelado.
Su hijo estaba muerto.
—Como no van a hacer nada ahora, solo queda una cosa.
Las cabezas de cuatro personas cayeron al suelo y sus cuerpos fueron los siguientes en caer.
Senji comenzó a retirarse, ya todo fue solucionado. Cerca de la entrada estaba muerta la madre del chico.
Clan Kurosawa eliminado.
Julie miraba como toda la situación se descontrolaba. Varios vehículos de policía llegaban a este lugar, donde la gente del Clan Muramasa intimidaba a estas personas para que no se entrometiera en la venganza contra el Clan Kurosawa.
—…
Lo único que permitieron es el ingreso de las personas vestidos en azul que sacaba a las personas muertas.
Termino contando los cuerpos muertos por aburrimiento, donde llegaba la cifra de 50 personas muertas.
Más ambulancia llegaba para llevar los cuerpos muertos que estaban tirados en el suelo, como también comenzó a llegar gente con micrófonos hablando del desastre a las personas que llevaba cámaras.
—Como la noticias que veía mi madre.
Estaba viendo en primera plana lo que hacía las personas que daban la noticia cuando su madre lo ponía en la televisión.
En eso la puerta del carro fue abierta. Vio que Sato ingreso donde prendió el motor del carro para dar en marcha e irse.
—Um… ¿Senji?
—El Joven Maestro dio la orden de retirarnos, que tomara toda la culpa.
—¿Por qué?
—No tengo idea… Pero dijo que siguiéramos manejando los negocios como lo hemos hecho y que evitemos meternos en líos como este. Supongo que decidió que ya era el momento de acabar con todo. Todos los Clanes Yakuza han sido eliminados, excepto el Clan Muramasa. Solo nosotros seguiremos existiendo.
Julie miro como Senji fue detenido y las personas se acercaron con el micrófono pidiendo que hable.
—Um… quiero seguirlo.
—Ah. ¿Quieres seguir a Senji-sama?
Julie asintió.
—Aish… bien. Iremos a la comisaría que será detenido.
Sato siguió a los carros de policía que llevaban a Senji.
[Últimas Noticias: Un joven de 13 años ha sido detenido tras llevar a cabo un acto de genocidio en el que acabó con la vida de 60 hombres, así como de una mujer y un niño menor. La policía detuvo al adolescente, quien confesó ser el autor de estos crímenes. Nuestros reporteros intentaron acercarse al joven para obtener una declaración sobre sus motivos, pero las autoridades impidieron el acceso. El joven ha sido trasladado a la comisaría---.]
—Homura, ¿qué estás mirando? —preguntó un hombre de cabello largo y morado, vestido con un traje negro.
El chico de cabello rubio y ojos morados no apartó la vista de la televisión.
—Bakateru, alguien de mi edad ha cometido un genocidio.
—Deja de llamarme así, mi nombre es Tokuteru.
—Como quieras, Bakateru.
Suspiró. —Está bien, continúa.
—Acaba de matar a 60 personas, incluyendo una mujer y un menor de edad. Viendo de donde fue grabado por las cámaras, el lugar corresponde a esa familia de yakuza el Clan Kurosawa.
—El Clan Kurosawa… pensé que había sido eliminado por otra familia yakuza.
—Pensaba lo mismo, pero parece que lo dejaron vivir. Bueno, en este momento ya no.
—Um… que familia de yakuza sigue viva ahora.
—Seria la familia de Senji.
—Así que el Clan Muramasa… espera…
Homura se dio cuenta lo que pensaba Tokuteru.
—Tuvo que ser Senji el que cometió este acto.
—Iré por el mi preciado coche, toca darle una visita.
—Te seguiré. Me gustaría hablar con el de los motivos de hacer esto.
Homura siguió a Tokuteru que había ido por su coche.
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Senji miraba como esto era un caos.
Los periodistas querían ingresar a la fuerza a la comisaría para tener una exclusiva para su canal de noticia, pero las policías no permitieron el ingreso de estas personas que se ganaba la vida por este medio.
—Aish… enserio porque hiciste todo esto.
Un anciano vestido de policía se rascaba la cabeza con desesperación.
—No debes preocuparte por esto, anciano. Lo único que debes hacer en este momento solo es llenar los papeles y luego llevarme para comenzar el juicio que será sentenciado por el juez.
—No te hagas el listo, Senji-san. Las autoridades saben muy bien quién eres, al igual que el Clan Muramasa. Incluso los más altos mandos te temen. Pero después de esto, habrás elevado ese miedo a un nivel que ni siquiera ellos habían imaginado.
Senji suspiró. —No te compliques demasiado; haz lo mínimo necesario. Al final, el juez solo me dará tres años, y después de eso, estaré de vuelta como si nada hubiera pasado. Lo único que deben hacer ahora es ocultar mi nombre y mi rostro, al igual que el del Clan Muramasa. Ese es tu único trabajo en este momento.
—¡Maldición! Bien, eso es lo que haremos.
A regañadientes siguió las ordenes de Senji, donde solo miraba como el anciano se estresaba.
El anciano salió de la habitación y se encontró con dos personas, una de ellas le resultaba familiar.
—Sato Yukimura, ¿qué haces aquí? —preguntó, mientras sus ojos se posaban en la joven a su lado. —¿Y quién es ella?
—Hola, viejo Kintachi. Ella es Julie Sigtuna, la prima de Senji-sama.
—Oh, Dios... lo que nos faltaba ahora —murmuró Kintachi con un suspiro resignado.
—No necesitas preocuparte, ella es más tranquila… demasiada tranquila para su seguridad.
—Haah… Está bien, pero no deberías estar aquí. Senji-san está asumiendo toda la culpa, así que sería mejor que se retiraran. —dijo el anciano, preocupado.
—Aunque quisiera irme, Julie-sama desea estar cerca de Senji-sama. Solo sigo las órdenes del linaje Muramasa. —respondió Sato, manteniendo la calma.
—En serio, niña… deberías irte. Este no es un lugar adecuado para ti, especialmente con los periodistas rondando, ansiosos por entrevistar a Senji-sama.
Julie, con su rostro inexpresivo, hizo que el anciano sintiera un escalofrío.
—Senji… los controla a todos ustedes. —murmuró Julie, sin emoción alguna.
El anciano, algo perturbado, suspiró y respondió:
—Sí, pero eso es algo que los ciudadanos no deben saber. Aunque estés relacionada con el Clan Muramasa, parece que no estás realmente involucrada en este mundo. Créeme, pequeña, es mejor para tu salud no saber demasiado. Te lo digo con sinceridad.
—Um… —Julie meditó la situación. —Quiero estar cerca de Senji. ¿Hay algún problema para lograr eso?
—Con el poder que tiene Senji-sama en este momento, le resultará fácil asegurarse un lugar cómodo en una prisión juvenil... pero tendrás que hablar con él. —respondió el anciano, resignado.
—Entendido. —Julie asintió y continuó adentrándose en la comisaría, decidida a llegar hasta Senji.
—Buena suerte con lo que tengas que hacer, anciano Kintachi. —dijo Sato antes de seguirla.
—Sí, sí... Maldita sea, qué problemas causan los Muramasa. —murmuró Kintachi, sacudiendo la cabeza.
Julie ingresó al área donde estaba Senji. Al verla, Senji se sorprendió, lanzando una mirada furtiva a Sato.
—Creo que di órdenes claras de que se retiraran y no se acercaran a mí. —dijo Senji, su tono amenazante.
Sato tembló de miedo cuando los ojos de Senji se afilaron, mirándolo como si fuera una presa a punto de ser cazada.
—¡Lo-Lo siento Senji-sama! ¡Pero Julie-sama quería estar con usted, y no pude rechazar su orden!
—¿Por qué obedecerías las órdenes de alguien que no lleva el apellido Muramasa? —preguntó Senji, intensificando su mirada.
Sato volvió a temblar, luchando por mantener la compostura.
—¡Aunque no lleva el apellido Muramasa, Julie-sama sigue perteneciendo al Clan Muramasa por ser hija biológica de Hikari-sama!
Senji mantuvo su mirada asesina sobre Sato por un momento más, luego asintió ligeramente.
—Está bien. Levanta la cabeza, estás perdonado.
—¡En serio, Senji-sama, gracias por su benevolencia!
—Ya, ya. Veo que eres leal al Clan Muramasa, y aunque Julie no lleva el apellido, lleva la sangre de los Muramasa. Por eso, perdonaré tu vida esta vez.
—¡Gracias, Senji-sama!
—Ahora cállate.
—Lo siento...
Senji dio la orden a Sato de preparar café antes de dirigir su atención a Julie.
—Ahora dime, ¿por qué quieres estar cerca de mí? Estabas segura con los demás del Clan Muramasa, así que no era necesario que vinieras aquí.
—Um… no tengo idea de qué hacer. —respondió Julie, con su rostro inexpresivo.
—¿En serio? —Senji levantó una ceja, sorprendido, mientras observaba cómo Julie asentía sin mostrar emoción alguna. —¿Qué obligaciones te dieron en tu casa?
—Ser una buena esposa, obedecer órdenes y nada más.
—Qué vida tan aburrida has tenido. —dijo Senji con un tono mezcla de desdén y lástima. —Así que te enseñaron a obedecer las órdenes de tu esposo… No me extraña que seas tan extraña. Solo han creado a una niña con un estilo de vida vacío. Qué lástima.
—Um. —Julie asintió nuevamente, manteniendo su expresión neutra.
Senji la observó por un momento, meditando en lo que acababa de decir.
—Incluso si te dieran todo el poder de hacer lo que quisieras con Japón… no sabrías qué hacer con él, ¿verdad? —preguntó, con una mezcla de incredulidad y resignación en su voz. —Una persona sin deseos, sin aspiraciones… solo siguiendo órdenes sin cuestionarlas. Eres como una hoja en blanco, sin dirección ni propósito.
Hizo una pausa, reflexionando.
—Eso te hace peligrosa, pero no en la forma en que normalmente lo pienso. Es peligroso porque alguien como tú podría ser moldeada por cualquiera, usada como una herramienta sin siquiera darte cuenta. Y lo peor es que ni siquiera parece importarte.
Senji se acercó un poco más a Julie, sus ojos buscando alguna chispa de emoción en su rostro vacío.
—Julie, el poder sin un propósito es más vacío que la misma ausencia de poder. Si no encuentras algo por lo que realmente vivir, algo que te impulse, entonces siempre serás un títere, movida por las manos de otros.
Senji pensó para sí mismo: “Es algo que no se dio cuenta Hikari mientras moldeaba a su propia hija… Julie, con el paso que lleva, se convertiría en un títere fácilmente manipulable. No puedo imaginar qué haría el hombre que se convierta en su esposo…”
—Hmph. Parece que sí hay una razón importante para que vengas a mí. —dijo Senji, mirando a Julie con una nueva determinación.
—¿En serio? —preguntó Julie, sin mostrar emoción alguna.
—Sí. La razón es destruir lo que te estás convirtiendo y crear una nueva Julie Sigtuna. Te llevaré conmigo a una prisión juvenil. Desde allí, serás moldeada para convertirte en una mejor versión de ti misma.
—Bien. —Julie asintió, su rostro aún inexpresivo.
Sato entregó el café, observando en silencio todo lo que sucedía frente a sus ojos.
—Ya sabes lo que tienes que hacer, Sato. —dijo Senji, acomodándose mejor en el sillón y cruzando las piernas con una actitud autoritaria.
—¡Me moveré ahora mismo para preparar la mejor comodidad para usted, Senji-sama! —respondió Sato con prontitud.
—Una cosa más, Julie. —continuó Senji, mientras ella lo miraba atentamente. —¿Seguirás siendo Sigtuna o tomarás el apellido Muramasa a partir de ahora?
Julie, que había llevado el apellido Sigtuna toda su vida, decidió que continuaría con él.
—Sigtuna. Desde que tengo memoria, siempre he sido llamada por ese apellido. Es algo que siento que me pertenece, no puedo abandonarlo así de fácil.
—Bien, supongo que tienes razón en eso. —admitió Senji, asintiendo.
Senji tomó un sorbo de su café con serenidad, mientras Julie observaba sus movimientos con atención.
—En serio, no deberías copiar lo que hago. —comentó Senji, notando que Julie intentaba imitarlo.
—Um. —Julie obedeció, dejando de imitarlo.
Senji frunció el ceño, mirando a Julie con una mezcla de frustración y comprensión.
—Supongo que tomará tiempo para que te vuelvas más… humana.
El juicio comenzó en una sala austera, donde Senji, vestido con un traje azul oscuro con números bordados en el lugar de su corazón, observaba atentamente al juez. El ambiente estaba cargado de tensión mientras los asistentes del tribunal tomaban sus asientos y los periodistas murmuraban en la parte trasera.
El juez, con una expresión severa, se preparaba para pronunciar la sentencia.
—Con los atentados que cometiste y considerando que eres menor de edad, el tribunal ha decidido sentenciarte a tres años en una prisión juvenil. —dijo el juez, su voz resonando en la sala. —La sentencia es la siguiente: durante este tiempo, serás privado de libertad y sometido a programas de rehabilitación diseñados para corregir tu conducta y facilitar tu reintegración a la sociedad.
El juez hizo una pausa, ajustando sus gafas y mirando a Senji con una mezcla de firmeza y compasión.
—Además, durante tu tiempo en prisión, tendrás que cumplir con reglas estrictas y participar en actividades educativas y terapéuticas. Estas medidas están destinadas a ayudarte a entender las consecuencias de tus acciones y a proporcionarte herramientas para tu desarrollo personal.
Senji se mantuvo en silencio, su expresión impasible mientras escuchaba la sentencia. Sus abogados se encontraban a su lado, preparando su defensa para posibles apelaciones, mientras su familia el Clan Muramasa observaban desde el público.
—El tribunal también ha decidido que se tomará en cuenta tu comportamiento durante el tiempo de reclusión. Un buen comportamiento podría llevar a una revisión de tu sentencia al final de los dos años. —continuó el juez. —Si demuestras que has hecho progresos significativos, podrías tener la oportunidad de salir antes del tiempo estipulado.
La sala se sumió en un silencio expectante mientras el juez concluía.
—Esta corte queda formalmente concluida. Ryuji Kirigaya, queda a disposición de las autoridades para ser trasladado a la prisión juvenil donde cumplirás tu sentencia.
Con la sentencia dictada, el juez golpeó su mazo y la sala comenzó a desmoronarse en murmullos y susurros. Senji fue guiado por los oficiales de seguridad, ningún periodista le fue permitido el ingreso a este juicio, nadie sabía quién era el joven que cometió el genocidio de matar a 60 personas, incluido una mujer y un menor.
Solo sabían que el perpetrador era un tal Ryuji Kirigaya, un nombre que ni siquiera existía en los registros civiles. Era un alias creado para ocultar la verdadera identidad del responsable.
Senji, que llegaba sin problemas a lo que sería su nuevo hogar, observó a Julie, que seguía detrás de él.
—Pregunta. —dijo Julie, rompiendo el silencio.
Senji levantó una ceja, sorprendido por la iniciativa de Julie.
—Puedes hacerlo sin necesidad de formalidades. —respondió Senji.
—Um. —Julie asintió. —¿Puedes contarme cómo llegaste a convertirte en la nueva cabeza del Clan Muramasa?
—Huh. —Senji frunció el ceño, sorprendido por la pregunta. —Fue un ataque de cuatro familias yakuza que acabó con la vida de mis padres.
—¿Puedes contarme toda la historia, por favor? —insistió Julie.
—Otro flashback dentro de un flashback… —dijo Senji, con una leve sonrisa. —¿Qué te parece si te cuento esa historia en el siguiente capítulo? Ahora mismo debemos terminar este flashback.
—¿Um? —Julie miro a Senji como un gato confundido por sus palabras.
—Te estoy diciendo que te contaré esa historia mañana, ¿está bien?
—Bien. —respondió Julie, asintiendo lentamente.
—Así me gusta. Ahora, terminemos este flashback. —dijo Senji, dirigiéndose hacia el interior del nuevo lugar de reclusión con calma.
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Ya habían pasado los tres años. Senji miraba con diversión a Homura, que estaba al otro lado del espejo conversando con él.
—Disculpen, pero la visita ha terminado. —interrumpió un guardia, cortando la conversación entre Senji y Homura.
—Así que Suzuka es la Presidenta del Consejo Estudiantil. Debe pasárselo bien, dando órdenes a los demás, jaja. —dijo Senji, con una sonrisa.
—Ni que lo digas. Ella en serio se divierte con ese puesto. —respondió Homura con un suspiro, levantándose de la silla. —Hablaremos en otro momento, Senji.
—Adiós. Es divertido hablar de las ocurrencias de Suzuka.
—Recuerda, ella no debe saber esto. —advirtió Homura.
—Prometo no decirle nada. Sería una traición de mi parte si revelo la verdad. —aseguró Senji.
Homura y Senji se despidieron, y Senji observó cómo Homura se marchaba. Poco después, otro par de personas ingresó en la sala. Senji se dirigió a Masachika y a la chica que lo acompañaba.
—Así que ahora es el turno de Masachika… ¿quién es ella? —preguntó Senji, mirando con curiosidad a la joven al lado de Masachika.
—Ella es mi hermana, se llama Yuki Suou. —respondió Masachika.
—Ya veo. Gusto en conocerte, me llamo Senji Muramasa. No creo que Masachika te haya hablado de mí.
—¡Tienes razón! ¡Recién me entero de tu existencia y, especialmente, de un tema super importante! ¡Perteneces a un clan de yakuza! ¡Cómo es posible que no supiera de ti!
—… En serio trajiste a alguien como ella hasta aquí… —murmuró Senji con una mezcla de sorpresa y desdén.
—¿Qué quieres que haga? Estaba insistiendo una y otra vez en saber de ti. —respondió Masachika con una sonrisa incómoda.
—¿Por qué?
—Ella leyó un estúpido manga de yakuza donde la hermana menor está enamorada de su hermano mayor, que es el siguiente en la línea para liderar el clan. La historia, resumidamente, es que no puede confesarle sus sentimientos porque sería desterrada de la familia. —explicó Masachika, con un toque de frustración.
Yuki miró a Senji con una mezcla de interés y expectativa, mientras Senji intentaba asimilar la situación y responder adecuadamente.
—Que mierda me estas contando. —Senji entrecerró los ojos mirando a Masachika.
—Yo mismo quiero saberlo. —Masachika palmeo su rostro con frustración.
—¡Así que hablemos del tema importante! ¡Es verdad que tienes una hermana enamorada de ti! ¿Qué sientes cada vez que ella muestra ese cariño coqueto por ti? —Yuki insistió con entusiasmo, sin captar la tensión en el ambiente.
Senji frunció el ceño, sin entender en qué situación se encontraba. A sus ojos, parecía que una loca estaba hablando de barbaridades sobre una hermana enamorada de él, algo que no tenía sentido, ya que no tenía una hermana; solo a su prima Julie, a quien cuidaba.
—Primero que nada, no tengo una hermana. Segundo, ¿por qué demonios quieres saber eso? Y último, ¿qué demonios tienes en la cabeza? —Senji preguntó, visiblemente molesto.
—¡¿Qué?! ¡Entonces mi hermanito me mintió sobre ver un incesto en primera persona!
Senji miró a Masachika con una mezcla de furia.
—¡Es mentira! ¡Yo solo dije que me recordó a alguien cuando habló de yakuza, nunca mencioné que tenías una hermana con complejo de hermano!
Masachika intentó defenderse de las absurdas acusaciones de su hermana.
—¡Mentiroso! ¡Insinuaste que él tenía una relación incestuosa!
—¡¿Qué estás diciendo, Yuki?! ¡En ningún momento dije eso!
—¡Al momento de decir: “¡En serio! ¡Por alguna razón me recuerda a alguien!”! ¡Cuando mencione que la hermana está enamorada de su hermano mayor!
—¡Eso no es una prueba refutable!
—¡Para mí lo es!
Senji se llevó una mano a la cabeza, tratando de calmarse mientras la discusión se intensificaba. La confusión y el caos en la sala seguían creciendo mientras trataba de resolver el malentendido absurdo entre los hermanos.
—Se callan ahora. —La voz amenazante de Senji detuvo el caos de los hermanos. —Hay que hablar con claridad de lo que está pasando en la cabeza de tu hermana. —Senji calmo su voz.
—La verdad me gustaría que alguien le revise su cabeza, ella esta kuku-kuku. —Masachika imito un pájaro de reloj. —Por cierto, Senji. Hoy sales, verdad.
—Sí. —confirmó Senji. —Una vez fuera, veré cómo han manejado los negocios que están bajo el control del Clan Muramasa. Tres años pueden haber cambiado muchas cosas si no administraron bien los negocios.
—Es una cosa absurda, Senji. Tengo entendido que incluso en prisión seguías manejando todos los negocios del Clan Muramasa.
—¿En serio? —Senji fingió no haber hecho eso.
—No puedes mentirme. Aunque no me agrada el anciano, tuve que pedirle que investigara tus acciones.
—Vaya, parece que tengo un mal amigo. —dijo Senji, con una sonrisa irónica.
Mientras la conversación se calmaba, Senji se preparaba para su salida, sabiendo que la administración de los negocios del clan sería su prioridad y que aún quedaban muchos desafíos por enfrentar.
—¡Espera, hermanito! ¡¿Estás diciendo que el abuelo sabía de él y nunca me dijo nada?! ¡Eso es una mala broma!
—Y no solo eso, hermanita. Senji iba a ser tu guardaespaldas, pero eso no sucedió. —dijo Masachika.
—¡¿Qué?! —La sorpresa en los ojos de Yuki era evidente.
—Así que ella era a la que iba a proteger. Menos mal que no acepté ese trabajo. —comentó Senji con una sonrisa irónica.
—¡¿Por qué?! —Yuki parecía indignada.
—Estás loca. Mejor tener una vida tranquila. —respondió Senji.
—Tranquila… —Masachika miró a Senji con una expresión vacía. —Me gustaría saber si esa vida que tenías era realmente tranquila.
—Dejemos de lado eso, ya está en el pasado. —dijo Senji, riendo nerviosamente.
—Supongo que ahora es una vida tranquila para los ciudadanos. Ya no hay familia yakuza extorsionando. En serio, eliminaste por completo a todas esas familias por un bien mayor. —comentó Masachika.
—Aunque digas eso, Masachika, recuerda que ahora tengo un poder mayor en Japón. —respondió Senji.
—Es cierto. Ahora, como la única familia yakuza con más influencia en Japón, tienes poder para controlar a las cabezas más importantes de Japón. ¿Qué harás con ese poder?
—Nada. —dijo Senji con indiferencia.
Masachika se sorprendió por la respuesta.
—No hay nada que hacer ahora, es muy aburrido todo este poder. Solo me concentraré en el Clan Muramasa. Molestar como al Primer Ministro sin intención alguna sería aburrido. —añadió Senji con una sonrisa despreocupada.
—Bien. Es algo bueno escuchar eso. —Masachika se relajó. —¿Qué harás aparte de seguir manejando tus negocios? ¿Tienes pensado en estudiar como una persona normal?
—Oye, yo soy una persona normal.
—Ajá. —Masachika se burló. —Pero hablando en serio, ¿qué harás después?
—Iré a estudiar. Un amigo me invitó a ingresar a la Academia Privada Seiren, así que supongo que iré allí.
—Huh. —Los hermanos mostraron su evidente sorpresa, haciendo que Senji alzara una ceja. —Es donde estudiamos. —aclaró Masachika.
Senji miró de reojo a Yuki y, con un suspiro, comentó. —Creo que rechazaré la oferta de ingresar a esa academia. Nos vemos.
—¡Oye! —reclamó Yuki.
—No saques conclusiones precipitadas, Senji. Aunque resulte ser una sorpresa, ella es tranquila y normal en la academia.
—¡Tú también! ¡¿Por qué me atacan?! ¡No he hecho nada malo!
—¿En serio? —Senji le costaba creer las palabras de Masachika al ver cómo seguía actuando Yuki.
—Te lo juro. Es solo que en este momento está en su burbuja de querer ver una relación incestuosa.
Senji suspiró, relajándose un poco. —Bien. Entonces el lunes estaré ingresando a la Academia Privada Seiren. Pero por ahora, llegó el momento de salir de la prisión.
—¿Ya vas a salir? —preguntó Yuki, sorprendida.
—La verdad es que ya debería haber salido, pero como iban a venir visitas decidí quedarme un poco más.
—Si es así, entonces te esperaremos en la entrada de la prisión.
—Bien, nos vemos en 5 minutos.
—Vamos, Yuki.
—Bien.
—Parece que Masachika tiene razón: puedes ser más tranquila.
—Oye, eso ofende, aunque no lo creas.
Senji se río, divertido por los cambios de Yuki. Los hermanos salieron de la habitación para encontrarse con él en la entrada de la prisión.
—Senji es apuesto. —comentó Yuki, observando a su hermano de reojo.
—Cuando íbamos en primaria, muchas niñas confesaban abiertamente que se casarían con Senji cuando llegaran a la edad adulta.
—¿Qué pasó con ellas? —preguntó Yuki, intrigada.
—Ni idea. —Masachika se encogió de hombros.
—Qué aburrido eres, hermanito.
De repente, un sonido de motores captó su atención.
—¿Um? —Yuki y Masachika escucharon el ruido de varios autos acercándose.
—Hay 10 vehículos del mismo modelo. —mencionó Masachika, viendo los autos negros llegando en fila.
—Oh, qué bella chica. —comentó Yuki, observando a una joven de cabello largo y blanco, y ojos rojos, saliendo del primer auto. Los hombres que descendían de los vehículos mostraban su respeto hacia ella. —Parece que viene de una familia prestigiosa.
—Es lo que parece. —coincidió Masachika. —La pregunta es, ¿de qué familia?
En ese momento, la puerta de hierro comenzó a abrirse.
—Parece que Senji está a punto de salir. —dijo Masachika.
—Bien. Me gustaría seguir preguntando si en serio no tiene un familiar que esté enamorado de él.
—Y sigues con lo mismo… —Masachika ya no sabía cómo tratar a Yuki.
Entonces vieron a Senji salir, vestido con un traje formal blanco.
—¿Blanco? —Yuki se sorprendió al ver el traje a medida de Senji.
—¡ESTAMOS FELICES DE QUE HAYA REGRESADO, SENJI-SAMA!
—Supongo que ahí tienes tu respuesta, hermanita. —dijo Masachika.
Todos los hombres vestidos de negro inclinaron sus cuerpos en señal de respeto, eclipsando el lugar. Masachika entendió el porqué del traje blanco de Senji.
—Así que era eso. —murmuró Yuki observando la escena, especialmente el traje blanco de Senji. —Senji llama mucho la atención, como los héroes de los mangas con sus ropas llamativas.
—Así que Senji hizo esto para atraer la atención de sus enemigos.
Ambos hermanos llegaron a la misma conclusión.
Con Senji…
Senji, con su traje blanco impecable, caminaba lentamente hacia los vehículos alineados. A medida que avanzaba, los hombres del Clan Muramasa inclinando la cabeza en señal de respeto. Senji, con una leve sonrisa, se detuvo para observar a Julie mientras ella comenzaba a hablar.
—Los negocios del Clan Muramasa no solo se han mantenido estables durante los años de ausencia de Senji, sino que han florecido. —comenzó Julie, con su voz calmada y firme. —Hemos logrado expandir nuestra influencia en otras partes de Japón, especialmente en áreas que antes estaban controladas por clanes rivales.
Senji asintió, impresionado por la eficiencia con la que Julie había manejado todo en su ausencia.
—Cuéntame más, Julie. ¿Cómo se han extendido los negocios y qué tal ha sido la cooperación con los líderes de Japón? —preguntó Senji, curioso por saber hasta dónde había llegado la influencia del Clan Muramasa.
Julie miró a Senji, sin una pizca de duda en su expresión.
—Hemos asegurado una alianza tácita con varios líderes clave del gobierno. Aunque el Primer Ministro sigue siendo difícil de influenciar directamente, hemos logrado establecer relaciones con ministros clave en el Gabinete. El Ministro de Finanzas, en particular, ha sido receptivo a nuestras propuestas. A cambio de su cooperación, hemos facilitado ciertos fondos y recursos que han beneficiado sus intereses personales.
Senji sonrió con satisfacción. —Me alegra escuchar que has manejado bien las finanzas. ¿Y qué hay del Consejo Nacional de Seguridad?
Julie continuó, su tono era seguro y calculador. —A través de intermediarios, hemos conseguido que el Ministro de Defensa mire hacia otro lado cuando se trata de nuestras operaciones en ciertas prefecturas. También hemos establecido contactos con algunos altos mandos militares, quienes han recibido incentivos para asegurar su silencio y colaboración.
—Veo que no has perdido el tiempo, Julie. —Senji se cruzó de brazos, contemplando la eficiencia con la que Julie había logrado sus objetivos. —¿Qué hay de los gobernadores prefecturales? ¿Hemos asegurado algún territorio nuevo?
—Sí, hemos ganado influencia significativa en tres prefecturas. Los gobernadores han aceptado nuestra "protección" a cambio de mantener el orden en sus territorios. Esto no solo nos ha permitido expandir nuestras operaciones, sino que también nos ha dado una presencia más visible y respetada en esas áreas. —respondió Julie, con su habitual calma.
Senji la miró con un brillo en los ojos. —Julie, has hecho un trabajo excepcional. En tan solo un año, has llevado al Clan Muramasa a nuevas alturas. Nunca pensé que podrías manejar todo esto tan bien.
Julie, por primera vez, mostró una ligera sonrisa. —He seguido sus enseñanzas, Senji. Y he aprendido a adaptarme. Sabía que, si no hacía bien mi trabajo, todo lo que construyó el clan podría desmoronarse.
Senji asintió, sintiéndose orgulloso de su protegida. —A veces me olvido de que has cambiado mucho desde que nos conocimos. Te has convertido en una verdadera líder, Julie. Ahora, con esta nueva fuerza y nuestros contactos dentro del gobierno, estamos más fuertes que nunca. Será interesante ver hasta dónde podemos llevar esto.
Senji acarició tiernamente la cabeza de Julie, notando cómo sus mejillas se teñían de rojo.
—Yo me encargo del Primer Ministro. Con él, tendremos a Japón a nuestros pies.
—Um. —Julie asintió, ruborizada, mientras Senji seguía acariciando su cabeza.
—Es momento de regresar al Clan. —Senji se dirigió al resto del grupo, quienes asintieron y comenzaron a subir a los carros para regresar a la mansión. Luego, se giró hacia los hermanos, que habían escuchado la conversación y estaban visiblemente sorprendidos. —¿Vendrán con nosotros o hablaremos otro día?
Masachika, aún nervioso por lo que había oído, respondió: —Me gustaría ir… pero creo que sería mejor otro día, ¿verdad, hermanita?
—Sí, es lo mejor. —Yuki coincidió, aun procesando la revelación de que el Clan Muramasa se había vuelto más poderoso.
—Bien. Nos vemos. —Senji se despidió de los hermanos, mientras Julie los miraba con su habitual expresión estoica, preguntándose quiénes eran.
Julie siguió a Senji, subiendo al mismo carro. Masachika y Yuki observaron en silencio cómo los vehículos se alejaban.
—Es algo bueno que Senji se haya calmado y no cometa una locura ahora con el poder que tiene en sus manos.
—Sí… —Yuki respondió, todavía impresionada, mientras los hermanos regresaban a casa, sintiendo que sus almas estaban a punto de abandonar sus cuerpos. —Um… —Yuki recordó algo mientras caminaban. —La chica llamada Julie se puso roja cuando Senji la acarició.
—¿Y eso qué tiene que ver? —Masachika suspiró, sintiendo cómo las ocurrencias de su hermana comenzaban a relajar el ambiente tenso que habían vivido.
—Ella maneja el Clan Muramasa… ¡Lo que significa que es familiar de Senji! ¡Sabes lo que estoy pensando!
—Oh, Dios… No lo digas, por favor.
—¡Voy a presenciar una relación incestuosa en la vida real!
—Dios, mátame. —Masachika rodó los ojos, ahora invadido por la frustración. Los pensamientos delirantes de Yuki continuaron llenándolo de desesperación mientras volvían a casa, con Yuki emocionada por un tema tan prohibido.