4. La historia de Harry
17 de septiembre de 2025, 11:30
–Todo empezó cuando tenía un año.–empezó a contar Harry. –Mis padres trabajaban para la Orden del Fénix.
–¿La Orden del Fénix? Nunca lo había oído.
–Lo sé. Es la misma organización para la que trabajo yo. Es una rama secreta del gobierno que principalmente se encarga de hacerle el trabajo sucio a los diplomáticos y a la policía. Somos las cloacas del Estado.
Hermione estaba impactada. ¿Qué clase de cosas se cocían dentro del gobierno para tener que hacer trabajos sucios?
–En realidad la orden nació por una buena causa. Unos años antes de nacer yo, un grupo terrorista empezaba a ganar adeptos y por tanto, poder. Su líder era conocido como Lord Voldemort.
–Me suena de haberlo escuchado en casa, pero no sé nada de eso.
–Muchos de los gobernantes de la época empezaban a satisfacer los deseos de Voldemort, no por lealtad, sino por miedo. Era cuestión de tiempo que Voldemort impusiera su reinado de terror. Había ataques y muertes cada día. Por eso nació la Orden del Fénix. La fundó Albus Dumbledore. Mi madre era una experta en crímenes cibernéticos y mi padre era un agente como yo. Gracias a ellos y al resto de componentes de la orden, muchos mortífagos empezaron a caer.
–¿Mortífagos? ¿Qué es eso?
–Es el nombre que reciben los seguidores de Voldemort. Muchos acabaron en la cárcel, pero en los últimos años los han ido soltando a todos. Los jueces han sido muy clementes con muchos mortífagos argumentando que actuaron porque Voldemort los tenía amenazados.
–¿Qué? ¿Me estás diciendo que unos terroristas andan sueltos y que pueden matar en cualquier momento?
–Yo creo que están esperando a dar un golpe, pero no tenemos pruebas de nada. Como iba diciendo, mis padres tuvieron mucha culpa en que la estructura de los mortífagos se fuera desmoronando. A mis padres les dijeron que Voldemort iba a vengarse de ellos, así que se ocultaron conmigo en un lugar llamado Godric’s Hollow. Pero a pesar de ello, en la noche del 31 de octubre, el mismo Voldemort apareció en casa, mató a mis padres y a mí me dejó esta cicatriz en la frente que me recuerda esto cada vez que me miro al espejo.
Harry apretaba los puños mientras decía esto. A Hermione se le empezaron a escapar las lágrimas al escuchar que a Harry le habían arrebatado a sus padres de una manera tan cruel.
–Desde entonces no he pasado una noche de sueño del tirón porque cada vez que duermo sueño con aquella noche. No le veo la cara a ese malnacido. Sólo oigo un disparo, después escucho a mi madre suplicando que no me tocara, otro disparo, después veo un tatuaje en su antebrazo con una calavera con una serpiente que sale de su boca. Recuerdo mucho dolor y después un último disparo. Esa noche Voldemort desapareció y no volvió a dar señales de vida. Pero yo creo que ahora que van saliendo todos sus aliados de la cárcel, los intentará reunir de alguna manera para volver a tomar el poder.
–¿Tú crees? ¿Es que nadie más lo cree? –preguntó Hermione.
–Por lo visto el gobierno piensa que ya han cumplido su deuda con la sociedad y al no haber señales de vida de Voldemort durante años, han decidido cerrar el caso.
–¿Por qué no desapareció la Orden del Fénix una vez que desapareció Voldemort?
–No lo sé. Muchos miembros de la Orden original murieron al intentar atrapar a Voldemort, pero supongo que era muy cómodo para el gobierno tener un brazo armado que se encargara de sus platos rotos y ya tenían la infraestructura de la Orden.
–¿Qué pasó contigo después de aquella noche?
–Miembros de la Orden del Fénix me rescataron y me entrenaron.
–¿No fuiste al colegio?
–No. Tenía una tutora. La Profesora MacGonagall. Le tengo mucho aprecio y afecto. Era severa pero justa. Ella me enseñó lo que se aprende en la escuela y en el instituto y fue lo más parecido a una madre que tuve . Y por las tardes recibía entrenamientos de artes marciales, armas, defensa…
–Entonces, ¿has estado viviendo todo el tiempo en el cuartel de la Orden del Fénix?
–Sí. Hace unos meses me fui a vivir a un apartamento, pero mañana vuelvo a instalarme en el cuartel.
–¿Por qué?
–Porque Dumbledore dice que me va a ayudar a investigar para averiguar el paradero de Voldemort.
–¿Qué? Pero podrías poner en peligro tu vida.
–Hermione, mi vida está en peligro en cada misión en la que participo. Además, donde está el cuerpo, está la muerte.
–Ya, pero, ¿vais a actuar al margen del gobierno? ¿Lo has convertido en algo personal, Harry?
–¿No crees que tengo motivos para que sea personal?
–¿Y qué vas a hacer si lo encuentras?
–¿No es obvio?
–Harry. No. No puedes matarle. Deberías llevarlo ante la justicia. Sólo te convertirías en uno de ellos.
Harry sonrió con pena.
–Hermione, ¿qué parte de hacerle el trabajo sucio al gobierno no entiendes?
–¿Me estás diciendo que ya has matado a alguien?
–A más gente de la que te imaginas.–Hermione se puso pálida.–Sí, Hermione. Soy un asesino.
Hermione se llevo las manos a la cara sin dejar de mirar a Harry. No podía creer que ese chico que estaba sentado a su lado y que era tan torpe con los palillos fuera un asesino.
–La verdad es que no sé qué responder a esto.
–Lo sé.
–¿Puedo preguntarte qué sientes cuando matas a alguien?
–Las primeras veces fueron muy difíciles. Pero pronto aprendí que hay situaciones en las que matas, o te matan. Cada vez que he matado a alguien ha sido como si un trozo de mi alma se partiera. Pero llega un momento en el que te acostumbras.
–¿Que te acostumbras? –Hermione estaba pasmada de la frialdad que estaba mostrando Harry en este momento.
–Sí. Siento haberte asustado. No quiero que pienses que voy por ahí cargándome a todo lo que se mueve.
–¡Pero trabajas matando, Harry!¿Cómo lo puedes soportar?
–Porque no conozco otra cosa. Y mi propósito en la vida es acabar con ese malnacido.
–Pero eso no te devolverá a tus padres.
–Lo sé. Pero evitaré que otros niños crezcan sin padres como yo.–Ante eso, Hermione no supo qué contestar. Era una de las pocas veces que se quedó sin palabras ante los argumentos de Harry.–Además, creo que esta noche he conseguido un indicio para llegar al asesino de mis padres.
–¿A qué te refieres? ¿No pensarás que estoy implicada? –preguntó Hermione asustada.
–No. Pero gracias a que me has llevado a ese restaurante, creo que he conseguido algo para investigar.–al ver la cara de incredulidad de Hermione, Harry decidió continuar.–Cuando fui al baño en el restaurante, un tipo empezó a lavarse las manos y le vi el mismo tatuaje con el que sueño cada noche en su antebrazo.
–¿Me estás diciendo que te has encontrado con Voldemort en el baño?
–No, no era él.
–¿Cómo lo sabes?
–Porque este tipo tenía más o menos nuestra edad.
–¿Por eso has salido del restaurante?
–Sí, los he seguido. No tenía coche, así que me he tenido que conformar con una foto de su matrícula.
–¿Los has seguido? ¿Iba acompañado?
–Sí, por una señora que podría ser su madre. Era el tipo rubio que estaba sentado un par de mesas detrás de ti.
–Sí, creo que me ha parecido verlo cuando ha salido. Tenía cara de estirado, ¿verdad?
–Sí. Eres observadora. –la elogió Harry.
–Gracias.
–Pero hay algo más.
–¿Algo más? –¿qué más podía haber? Se preguntaba Hermione.
–Creo que la Orden del Fénix me oculta algo.
–¿Y por qué crees eso?
–El otro día entré al despacho de Dumbledore. Él pensaba que era Snape, otro miembro de la orden, pero cuando vio que era yo, se puso nervioso y ocultó una carpeta debajo de un libro torpemente. Después tuvo que salir un momento y aproveché para mirar qué me estaba ocultando y en esa carpeta ponía “Proyecto Potter: el niño que sobrevivió”.
–¿Proyecto Potter?–Harry asintió con la cabeza.
–Nunca me han dicho nada de ningún proyecto que llevara mi nombre.
–¿Y qué había en la carpeta?
–No lo sé, no me dio tiempo a mirar nada.
–¿No te has parado a pensar que tendrá que ver con la educación recibida en el cuartel?
–No, porque si fuera algo tan simple, no lo escondería. Además, ahora que voy a volver al cuartel, puede que sea más sencillo investigar sobre esa carpeta.–Hermione se volvió a quedar sin palabras. Era muy difícil asimilar todo lo que le estaba contando Harry.–Entiendo que no me quieras ni ver ahora que te he contado esto. No debe ser plato de buen gusto tener a un asesino sentado en tu sofá tomando el té. Sólo espero que no cuentes nada de lo que te he dicho. Acabo de incumplir una decena de leyes contándote todo esto.
–¿Te preocupas por las leyes y no te preocupas por la gente que has matado?
–No es eso. No me malinterpretes. Pero ahora que lo sabes, no sólo yo, sino tú podrías incurrir en algún delito.
–No te preocupes. Te dije que podías confiar en mí. Además, ¿quién me iba a creer? Es un buen argumento para una película, pero es difícil creer que la realidad supere la ficción.
–Es tarde. Será mejor que me vaya.
–Está bien. –Hermione le acompaño hasta la puerta y le preguntó –¿Volveré a verte?
Harry se quedó mirándola sorprendido.
–¿Quieres verme después de contarte que soy un asesino?
–A pesar de ser un asesino, veo humanidad en ti. No sé cómo explicártelo. No apruebo que mates a gente, es muy difícil de defender eso, Harry. Nadie tiene el derecho de arrebatarle la vida a otra persona. Pero con ese pasado, entiendo tus motivos. Yo, en cambio, he tenido una infancia feliz y llevo una vida normal. Supongo que habría que estar en tus zapatos para comprenderlo, así que no quiero juzgarte.
–Gracias, Hermione. Pero no quiero ponerte en peligro.
–Te entiendo. Bueno, pues supongo que es una despedida. Si necesitas algo, ya sabes donde vivo y trabajo.
–Lo tendré en cuenta.
Harry no se esperaba lo que hizo Hermione, le dio un beso en la mejilla y lo abrazó para despedirse. Era la primera vez que se sentía tan bien, porque desde antes de que murieran sus padres, Harry no había recibido ninguna muestra de cariño como un abrazo.
Continuará…