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Harry se duchó en los vestuarios después de la misión, como si el agua le diera la pureza que necesitaba después de haber matado a otro hombre más. Se sentía como león enjaulado. Necesitaba contarle a alguien lo que había averiguado y la primera persona en la que pensó fue en Hermione, pero se le planteaba el dilema de que no quería exponerla a ningún peligro. Aun así, la comprensión que mostró Hermione la última vez, le convenció. Aprovechó que estaba en los vestuarios para salir por el pasadizo hacia los garajes. Allí, desactivó el localizador de la moto y que tenían todos los vehículos para evitar que lo controlaran y salió. Seguramente lo verían salir por las cámaras de seguridad, pero diría que necesitaba velocidad. Harry decidió dejar la moto en otro lugar para prevenir, y siguió unas calles a pie. Cuando llegó al portal del edificio donde vivía Hermione, tocó al timbre. –¿Sí?¿Quién es? –contestó Hermione. –Soy Harry. –¿Harry? Sube –Hermione se sorprendió de que Harry hubiera ido a su casa y abrió la puerta. Cuando Harry llegó, Hermione le abrió la puerta y nada más verle la cara, sabía que Harry no se encontraba bien.–Harry, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado? Harry simplemente se encontraba con la mirada perdida. –¿Has averiguado algo?–él asintió con la cabeza.–¿Qué has averiguado? –Compruébalo tú misma. –Harry le pasó el dispositivo USB. Hermione lo cogió, se fueron al sofá y lo puso en su portátil y empezó a leerlo todo. Conforme iba leyendo a Hermione se le soltaban las lágrimas. Así que esa era la historia de Harry. La vida no había sido justa con él. O más bien, las personas que rodeaban a Harry. Cuando acabó de leer, Hermione lo miró. –Me han estado manejando como a una marioneta toda mi vida. Hermione no sabía que decir, y simplemente se abrazó a él. Él no lo pudo evitar y empezó a sollozar como un niño. Los dos estuvieron llorando durante un rato, hasta que Harry por fin se calmó y se quedó allí callado. Entonces Hermione se dio cuenta de algo. –Hay algo que no cuadra en todo esto. –¿A qué te refieres? –Verás, en el archivo dice que ese tal Peter Pettigrew, el amigo de tu padre, murió asesinado por Sirius Black, dejando sólo un dedo y que el cuerpo no se encontró. –¿Sí, y? Entonces Hermione se levantó dejando a Harry intrigado. ¿Por qué no terminaba de hablar? Entonces trajo una hoja impresa que pertenecía a un periódico. –Cuando me contaste tu historia, decidí investigar algo en la universidad, busqué en la base de datos de la hemeroteca y encontré esta foto de Voldemort y de este hombre. No sabía por qué, pero tuve una corazonada y la imprimí, aunque no sabía cómo hacértela llegar. Mira ese hombre. En el pie de foto no pone quién es, pero es el mismo que está ahí, Peter Pettigrew. Si pertenecía a la Orden, ¿por qué está junto a Voldemort tan tranquilo?–Hermione tenía razón, eso no cuadraba para nada. Ahí pasaba algo raro.–Quizás han encerrado al hombre equivocado. Quizás el que traicionó a tus padres fue Pettigrew y no Sirius Black. –Pero pone que Black era el guardián secreto. Podría ser un agente doble. –¿Esto lo sabe el otro amigo de tu padre, Lupin? –preguntó Hermione. –No lo sé. Probablemente esté tan engañado como yo. Necesito hablar con Sirius Black. Pero si voy a la prisión, Dumbledore lo sabrá. ¡Mierda! –Harry se desesperaba llevándose las manos a la cabeza. –¿Y si voy yo? –sugirió Hermione. –Ni hablar. –se negó Harry –Ya te has implicado bastante. No quiero meterte en problemas. –Pero quiero ayudarte. –insistió Hermione. –Y ya me has ayudado mucho, Hermione. No te imaginas cuánto. Y te lo agradeceré toda mi vida. Pero no puedo ponerte en peligro. –Pero Harry, ya has comprobado que no puedes confiar en la Orden del Fénix. Sería solo un momento, allí habrá seguridad, no me pasará nada. A Harry seguía sin gustarle la idea, pero tenía razón, no se podía fiar de nadie. –¿Y qué sugieres? –preguntó Harry. –Podría hacerme pasar por periodista para entrevistar a Black. –Es demasiado peligroso y te pondrían en el punto de mira. Es más, podrían ordenar a la Orden del Fénix que acabáramos contigo. –Pero tú no lo permitirás. –dijo Hermione. –¿Cómo lo sabes? Soy un asesino. –Porque te han “programado” para hacer justicia. Y sabes que no hay mayor injusticia que la que han hecho contigo. –¿Por qué te fías tanto de mi? –No lo sé. Tienes algo que me da seguridad. No eres una mala persona. –Está bien, pero yo dirigiré la operación. Será cómo y cuando yo diga. ¿De acuerdo? –Vale. ¿Vas a dejar la Orden ahora que sabes todo esto? –Es lo que más deseo en el mundo, pero antes debo evitar que Voldemort llegue al poder. –¿Todavía piensas que quiere alzarse con el poder? –Cada vez estoy más seguro. –¿Cómo lo sabes? –¿Recuerdas al tipo del restaurante? –Sí. –Es Draco Malfoy. –¿Malfoy? ¿Tiene algo que ver con Lucius Malfoy, el político? –Es su hijo. Tienen muchas acciones en empresas constructoras, de energía, petroleras, armamentísticas, tecnológicas, farmacéuticas y de comunicación, así que tienen la capacidad de comprar voluntades. Pienso que poco a poco va controlando a políticos corruptos a cambio de favores, y así le va preparando el terreno a Voldemort. –Entiendo. Por eso el Parlamento está aprobando leyes cada vez más injustas y restrictivas para la población. –Sí. –Harry se dirigió hacia la ventana, donde vio que empezó a llover. –Es Voldemort. Cada vez tiene más tentáculos, más poder y si sigue así, gobernará desde la sombra. –¿Por qué no da la cara? –No puede por su pasado. Sería demasiado obvio. En el pasado quería imponer su ley de manera rápida y violenta. Esta vez está siendo más inteligente, más cauteloso y lo hace de manera paulatina y sin hacer ruido para que la sociedad no se dé cuenta. Y lo peor es que está siendo efectivo. En cuanto corrompa el sistema entero, seguirá oculto pero se acabarán los derechos y libertades y volverán a haber ataques de odio con total impunidad. –Eso sería horrible. –Por eso lo estoy investigando por mi cuenta. El gobierno cerró el caso de Voldemort con la excusa de que no hay indicios de que Voldemort esté vivo y de que ya no hay ataques como anteriormente. Están comprados. Aunque Dumbledore no lo quiera reconocer, creo que ya han comenzado a influir en la Orden del Fénix para que no investiguemos. En ese momento, Hermione tuvo la sensación de que su vida ya no iba a ser la misma. Continuará…7. ¿Justicia?
20 de septiembre de 2025, 11:34
Al día siguiente, los miembros de la Orden estaban preparados para actuar en una misión más encomendada por el gobierno. Cuando Harry tenía el objetivo controlado, otro don nadie que había sido utilizado tanto como él, le apuntó con su pistola.
–¡No me mate, por favor! –rogó el hombre.
–Dispara, Harry. –escuchó decir a Dumbledore por el pinganillo que llevaban en las misiones. Harry sabía que Dumbledore lo estaba viendo todo por el mosquito espía, una maravilla de la tecnología que le permitía dirigir la misión desde la seguridad que le daba el cuartel y que perseguía a los miembros de la orden que estaban en misiones para coordinarlos. Harry recordó entonces cómo habían manejado su vida.
–¿A qué esperas? –insistió Dumbledore.
Después se le vino a la cabeza las palabras de Hermione: Nadie tiene el derecho de arrebatarle la vida a otra persona.
Harry cerró los ojos pidiendo perdón internamente y disparó. Harry quería dejarle vivir, pero debía mantener la farsa para que Dumbledore pensara que tenía al soldado perfecto.
Cuando llegó al cuartel, Dumbledore y Snape lo esperaban.
–¿Se puede saber qué le ha pasado, Potter? No es la primera vez que lo haces. –preguntó Snape.
–Genial, ¿debo sentirme mejor por ello?
–Has contribuido a hacer un mundo más justo. –dijo Dumbledore.
–¿Justo para quién? Quizá no tenemos la misma idea de lo que es justo y lo que no, señor.
–Sabes tan bien como yo que nadie echaría de menos a ese desgraciado.
–No sólo hablo de él.
Harry se fue dejándolos alucinados.
–¿A qué cree que se refería? –preguntó Snape.
–Por una vez, no puedo darte una respuesta, Severus.