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Cuando Hermione llegó a la recepción de la prisión, le dijo al guardia que era periodista y que quería hablar con el director. Después de mostrar sus identificaciones, de registrarla, y esperar un cuarto de hora, la hicieron pasar a su despacho. –Hola, soy Albert Runcorn, el director de la prisión. –se presentó tendiéndole la mano. Runcorn era un hombre corpulento y con un aspecto bastante serio. –¿En qué puedo ayudarla? –Encantada –dijo Hermione. –Mi nombre es Rita Skeeter, soy periodista freelance. Me gustaría hacer un reportaje sobre la prisión. –¿Y por qué precisamente esta prisión, señorita Skeeter? –preguntó Runcorn. –Ya está poniendo pegas –dijo Tonks desde el furgón –espero que tu chica tenga inventiva, Harry. –Bueno, verá, soy periodista freelance y necesito vender reportajes interesantes para poder comer. Y un reportaje sobre la prisión de Azkaban nunca se ha realizado. Esta prisión nunca ha gozado de muy buena fama, pero como periodista, no me puedo basar sólo en rumores. –Lo entiendo y se lo agradezco, señorita. Pero no me interesa. Además, aquí cumplen condena presos muy peligrosos y no me gustaría que una dulce chica como usted se asustara. –¿Por qué piensa que me voy asustar? ¿Por ser mujer? Soy periodista, he visto muchas cosas. Además, con eso que me está diciendo no está dando muy buena imagen de su cárcel. –¿A qué se refiere? –preguntó Runcorn con duda. –Me da la impresión de que duda de la seguridad de la prisión si piensa que me voy asustar. ¿Acaso no tiene controlados a sus presos? –¡Claro que los tengo controlados! ¡No hay prisión más segura que esta! ¡Nunca nadie ha conseguido escapar de aquí! –contestó Runcorn enfadándose al ver que la periodista dudaba de la seguridad de la prisión que él dirigía. –Pues le estoy ofreciendo la oportunidad de cambiar esa leyenda negra que sobrevuela por esta cárcel. Runcorn se quedó pensativo ante lo que dijo la periodista y después de valorarlo, decidió aceptar. –Está bien. La dejaré hacer el reportaje. Harry y Tonks estaban sorprendidos con Hermione. Había llevado a Runcorn justo hacia donde ella quería. –Muy bien, Hermione. Lo estás haciendo genial –le dijo Harry por el pinganillo. –Sí, se nota que sabes controlar a los hombres –añadió Tonks mirando a Harry mientras éste negaba con la cabeza. –Hermione 1, Runcorn, 0. Hermione se ruborizó al escuchar a Tonks. –¿Está usted bien, señorita? Se ha puesto colorada de repente. –Sí, sí. Estoy bien. –Muy bien. ¿Qué es lo que quiere exactamente? –Me gustaría aportar imágenes sobre la prisión, saber cómo se organizan, cómo es la vida diaria de los presos y hablar con algún preso sobre su vida aquí. –Entiendo. Bueno, la prisión se la podemos enseñar. Sobre cómo nos organizamos y cómo es la vida aquí se lo puedo explicar yo. –Lo sé, pero me gustaría conocer diferentes puntos de vista, tanto el suyo como el de algunos presos. –Señorita, los presos nunca pueden hablar bien de la prisión, lo que no será buena publicidad. Comprenderá usted que no me interese. –Pues yo creo que será muy buena publicidad. Piénselo. Esa gente ha cometido delitos y deben pagar por ellos. La sociedad estará más tranquila de ver que se hace justicia y de que están pagando por lo que han hecho. Runcorn volvió a quedarse pensativo y al valorar las ideas de la periodista, decidió aceptar, ya que coincidía con ella. –Está bien. Acepto. Pero con una condición. Yo elegiré las fotos que saldrán en el reportaje. –Hecho. Pero yo también quiero poner una condición. Me gustaría entrevistar al menos a tres presos: uno que acabe de ingresar en prisión y uno que lleve más tiempo. Es para ver cómo evolucionan los presos a lo largo de su estancia aquí. Mi condición es que le dejo que los elija usted a condición de que me deje entrevistar al preso más peligroso de Azkaban. –¿Para qué quiere usted entrevistar a Sirius Black? Pensé que el reportaje era sobre la vida aquí, no sobre los presos. –¿Así se llama el preso más peligroso de Azkaban? Es la primera vez que oigo su nombre. –dijo Hermione haciéndose la tonta. Después añadió. –Mire, no sé qué habrá hecho ese tal Black ni por qué está aquí. Supongo que será algo muy malo para considerarlo usted el más peligroso de la prisión. Pero como le he dicho antes, mi único interés es periodístico, pero es inevitable hablar de por qué están encerrados. Además, supongo que los presos están en diferentes módulos en función de su peligrosidad. Quiero saber la diferencia entre los diferentes módulos. También quiero que la gente vea que se está haciendo justicia. Si es tan peligroso, la sociedad se dará cuenta de que está donde debe estar. Y como dije antes, contribuiremos a limpiar el nombre de la prisión de Azkaban. –Está bien –dijo Runcorn. Lo que le estaba proponiendo esa chica podría mejorar la imagen de su gestión de la prisión. –Hermione 2, Runcorn 0 –oyó Hermione por el pinganillo. –Muchas gracias, señor Runcorn. ¿Cuándo podríamos empezar? –Bueno, si quiere hoy le doy un tour por la prisión y le explico cómo funciona todo. –Me parece perfecto, sólo necesitaré mi cámara. –Está bien, pero quiero ver todas las fotos que saque, y las que no me gusten se las borraré directamente. –De acuerdo. –Por cierto, ¿cuándo saldrá publicado el reportaje? –preguntó Runcorn. –Bueno, como ya le he dicho, soy periodista freelance y debo ofrecerlo a los diferentes medios. –¿Entonces no me asegura su publicación? –No se preocupe por eso, Señor Runcorn. Estos reportajes suelen interesar a los medios de comunicación. En cualquier caso, estoy en la fase de recogida de información, luego tendré que darle forma al reportaje y buscar el medio adecuado que le interese comprarlo. Eso llevará unas semanas. Pero le aseguro que tarde o temprano se publicará. –Está bien. Sólo una condición más. –¿Cuál? –preguntó Hermione. –Sólo se publicará con mi visto bueno. Si el reportaje no me gusta, me reservo el derecho a que no se publique. –Me parece justo –aceptó Hermione. Total, su único interés era hablar con Black. –Muy bien. Comencemos el tour turístico. Runcorn y Hermione estuvieron haciendo una visita por la prisión. Los presos le gritaban cosas obscenas a Hermione.–No te preocupes, Herms, trata de hacer ver que no te asustan. Llevan una vida muy aburrida ahí dentro y eres lo más interesante que han visto en años. –le dijo Harry al verla un poco asustada a través del dron. –¿Asustada, señorita Skeeter? –preguntó Runcorn con autosuficiencia. –Bueno, si estuvieran sueltos sí, pero con las rejas de por medio no hay nada que temer, ¿verdad señor Runcorn? –Por supuesto. –contestó Runcorn. Hermione sentía mucho frío estando en la zona de las celdas. Nunca había estado en un lugar tan horrible. –¿No hace demasiado frío, señor Runcorn? –Bueno, sí, pero los delincuentes deben comprender a valorar el calor de un hogar. Y eso lo han perdido al cometer delitos. –Comprendo. ¿Y el Ministerio lo acepta? Podría ser perjudicial para la salud de los presos. –Ese es el protocolo en todas las prisiones –dijo Runcorn. –Menudo embustero –oyó Hermione que decía Tonks por el pinganillo. Unas horas después, y tras haber hecho el tour y explicado cómo funcionaba la prisión, quedaron para el día siguiente. Para entonces, Runcorn le prometió a Skeeter que tendría preparados a los presos, incluido a Black. Tras despedirse, Hermione salió de la prisión muy aliviada, cogió un taxi y se fue a casa. Cuando llegó Harry y Tonks, la felicitaron. –Hermione, has estado fantástica –dijo Harry abrazándola. –Todavía me tiemblan las piernas. No sé ni cómo lo he hecho. La verdad es que pensé que se me iba a desmontar todo con la primera pregunta que me hizo. –Hermione, ha sido espectacular. Está claro que era un pelele y que podías manejarlo como quisieras. Le has colado un montón de goles a Runcorn. Quiero que sepas que te doy mi aprobación para casarte con Harry. Hermione y Harry se pusieron colorados, pero estaban muy contentos por cómo se había desarrollado todo. Continuará…10. Misión Skeeter
22 de septiembre de 2025, 3:00
El día había llegado. Se reunieron los tres en el apartamento de Hermione. Hermione estaba de los nervios. Lo que le ponía más nerviosa era que Tonks y Harry parecían muy tranquilos.
–¿Cómo podéis estar tan tranquilos? –preguntó Hermione.
–Tenemos muchas tablas. Es normal que estés nerviosa. Pero no te preocupes. –dijo Harry.
–Me acaba de surgir una duda. Si me quitan todo, no podré grabar la conversación con Black ni tampoco podremos estar en contacto.
–No te preocupes por eso. Llevarás un mosquito espía contigo. –dijo Harry.
–¿Un mosquito espía? No me digáis que tenéis un campo de adiestramiento de mosquitos que además son capaces de comunicarse con los humanos.
–Has dado en el blanco, Hermione. –dijo Tonks en tono serio.
–¿En serio? –preguntó Hermione. Tonks no pudo evitar reírse ante la ingenuidad de la castaña.
–Claro que no. Se está quedando contigo. –dijo Harry ante la broma de Tonks. –Son unos drones diminutos que parecen mosquitos y que tienen microcámaras y micrófonos. Así que lo que tú veas, nosotros lo veremos. Lo que se diga, lo escucharemos.
–Vale. ¿Y qué pasa si alguien intenta matar al mosquito?
–Bueno, cabe esa posibilidad, pero prácticamente son invisibles, así que la posibilidad es remota –explicó Tonks.
–También llevarás un pinganillo muy discreto en forma de piercing. Por ahí te daremos instrucciones –ultimó Harry. –Nosotros estaremos en una furgoneta cerca de la prisión, donde las cámaras de seguridad no nos den alcance. Si quisieras dejarlo en algún momento, le dices al director de la prisión que no te encuentras bien y te vas.
–No voy a dejarlo después de todo lo que habéis trabajado. –dijo Hermione. Estaba claro que no quería fallar.
–No te preocupes, lo harás bien. –dijo Harry dándole un abrazo.
–Gracias –aunque Hermione dudaba si lo decía porque realmente lo pensaba o por tranquilizarla.
Hermione estaba muy sorprendida del nivel de preparación que tenían esos dos. Sin nada más que explicar, Hermione bajó de su apartamento, cogió un taxi y se dirigió a la prisión. Unos metros detrás el taxi era perseguido por un furgón en el que iba Tonks y Harry.
–Es la primera vez que estoy nervioso con una misión, exceptuando las primeras que realicé como novato. –comentó Harry mientras conducía.
Tonks estaba sorprendida de que Harry estuviera hablando de cómo se sentía.
–¿Por qué no le has dicho que estabas nervioso cuando ha preguntado? Así podrías haber empatizado un poco con ella.
–Porque necesita seguridad. Necesita saber que lo tenemos todo controlado.
–Te ha dado fuerte con la chica, ¿eh? Se nota que te importa.
–Cállate, Tonks.