ID de la obra: 950

El títere

Het
NC-17
Finalizada
3
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
109 páginas, 49.404 palabras, 26 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
3 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

17. El plan

Ajustes de texto
A mitad de la madrugada, Harry se despertó sobresaltado. De nuevo había tenido otra de sus interminables pesadillas. Ron lo miraba un poco asustado. –¿Estás bien, Harry? Estás muy pálido. –se interesó Ron. –Sí, no te preocupes. Siento haberte asustado. Tendría que haberte avisado de que sufro de pesadillas y de insomnio. –explicó Harry. –¿Todas las noches? –preguntó Ron. –Casi todas. –admitió Harry. –Pero eso es horrible. –dijo Ron. –Lo sé, pero no te preocupes. Estoy acostumbrado. –dijo Harry quitándole importancia para no preocuparlo. A la mañana siguiente, Ron cogió a Hermione del brazo para contarle lo que le pasó a Harry. –Hermione, ¿sabías que Harry padece de insomnio y pesadillas? –preguntó Ron. –¿Ha tenido otra? –preguntó Hermione. –Sí, se despertó sudando, pero mientras no despertaba, tenía como espasmos. Parecía que le estaba dando algo. Nunca he visto a nadie con unas pesadillas así. Me llevé un susto de muerte. –Lo sé. Yo también me asusté mucho cuando lo vi teniendo pesadillas la primera vez. –Deberías hacer que se tratara ese insomnio. Si quieres le puedo pedir a Neville que le dé algún tipo de remedio natural. En su herbolario debe tener algo. –Buena idea, Ron. ¿Cómo no se me ocurrió decírselo a Neville? –Supongo que jugando a los espías lo has pasado por alto. –dijo Ron. –Por cierto, ¿dónde está Harry? –preguntó Hermione. –Salió fuera. Hermione salió y vio a Harry allí plantado mirando a la nada. Se dirigió a él y se puso al lado. –Buenos días. –saludó Hermione. –Hola. –dijo Harry sin voltearse. –¿Cómo estás de tus heridas? –preguntó Hermione. –Bien. –dijo Harry. Estaba claro que para variar, no tenía muchas ganas de hablar. –Pues Ron me ha dicho que anoche tuviste otra pesadilla. –Te he dicho que estoy bien. Ya sabes que mis pesadillas son frecuentes, estoy acostumbrado. –dijo Harry queriendo zanjar el tema. –Quizá podamos ayudarte con eso. A Ron se le ha ocurrido acudir a nuestro amigo Neville Longbottom. Es un amante de las plantas y tiene un herbolario en Londres. Seguro que conoce algún remedio natural para ayudarte a dormir. –Por favor, Hermione, no me hagas implicar a más gente. Ya me lo trataré cuando todo acabe. –Pero necesitas descansar. No puedes vivir de esa manera. –insistió Hermione. –Haz lo que quieras. Lo has estado haciendo desde que te conozco. –zanjó Harry volviéndose hacia dentro de la casa. Hermione no se esperaba esa respuesta tan cortante por parte de Harry y se volvió. No entendía por qué estaba de tan mal humor. –¿Tanto te molesta que intente ayudarte? –preguntó Hermione enfadada. –¡Sí, porque esto se me ha ido de las manos y no podría cargar con la culpa si algo os pasa! ¡Cuanta más gente me ayude, a más gente tengo que proteger! ¡Estoy harto de tener tanta muerte en mi conciencia! ¡Por intentar protegerme, mis padres murieron y por mi culpa, Sirius también está muerto! Eso sin contar a toda la gente que he matado yo. –Harry. A Sirius lo matarían tarde o temprano. Esa gente es así. –No si no hubiera intervenido. O en todo caso, lo aceleré. –se produjo un silencio y después añadió. –Lo siento. –se disculpó Harry al ver que había alzado demasiado la voz. –No te preocupes. Llevas mucha tensión encima y no has dormido bien. Pero debes comprender que ahora cuentas con ayuda y que no tienes que hacer esto tú solo. –intentó reconfortar Hermione. –Anda, vamos a desayunar. Seguro que la señora Weasley piensa que te ve demasiado delgado y nos tiene preparado un buen desayuno. Estaban todos tomando animadamente el delicioso desayuno que había preparado la señora Weasley, hasta que Hagrid preguntó a Harry. –¿Qué vamos a hacer ahora, Harry? Todos callaron de repente expectantes por la respuesta que diera Harry. –Con la información con la que contamos, creo que deberíamos asaltar la Mansión Malfoy. –dijo Harry. –¿Por qué allí? –preguntó Kingsley. –Porque es el único lugar del que tenemos algo de información. Además, es una mansión, es un lugar lo suficientemente grande para cocer algo gordo como lo que están haciendo y ocultar cosas. –argumentó Harry. –¿Tenemos planos de la casa? –preguntó Lupin. –No, sólo su localización y una foto del satélite, pero podríamos tramar algo para entrar con la imagen. –dijo Tonks. –¡Pero eso sería una misión suicida, Harry! Si no conocemos cómo es el interior, nos la estaríamos jugando. –¿Crees que no lo sé, Hagrid? Pero no sé de qué te espantas, todo lo que hacemos es suicida. –¿Y cuál sería el objetivo de entrar en la mansión? –preguntó Kingsley. –Tenemos muchos objetivos: acabar con Peter Pettegrew, con Bellatrix Lestrange y todos los mortífagos que encontremos a nuestro paso, pero sobretodo, acabar con Voldemort. –explicó Harry. –¿Y con Malfoy? –preguntó Tonks. –No, necesitaremos a alguno que declare sobre toda esta trama, aunque pensándolo bien, sería difícil de explicar por qué un político tan en alza como él se mueve en un círculo tan criminal en su propia casa. –dijo Harry. –No entiendo mucho de esto, pero sin el permiso de un juez no creo que podáis asaltar la mansión de nadie. Podríais ir a prisión. –dijo Bill. –Bill tiene razón. –añadió Arthur. –Antes estabais legitimados por el gobierno, pero ahora estáis actuando por vuestra cuenta. –Por eso nos aseguraremos de grabarlo todo con los drones espía. Si graban a Malfoy, a Pettigrew o a Voldemort se verán obligados a dar explicaciones. Y ya se pueden inventar algo muy creativo para explicar qué hacen juntos –dijo Harry. –Sí, es cierto que nos servirá como prueba, pero creo que Bill y Arthur tienen razón. Antes de atacar deberíamos conseguir la autorización de un juez. Además, con una autorización incluso podríamos tener refuerzos de la policía. –dijo Lupin. –No olvides que los tentáculos del nuevo gobierno han llegado a todas las esferas, estamos solos. –dijo Harry a Lupin. –¿Y si le preguntamos a Percy, aunque sea sólo por la autorización judicial? Es abogado. Seguro que conoce algún juez que no esté podrido. –sugirió George. –¿Qué opinas Harry? –preguntó Ron. –No lo veo claro. Si esto llega a oídos de los mortífagos sí que nos podemos dar por perdidos. –dijo Harry. –Harry, aunque asaltes la mansión Malfoy y tengas pruebas, sin la autorización judicial, el que acabaría en la cárcel serías tú y, sinceramente, no son los planes que tengo para nosotros. –intentó convencer Hermione. –Está bien. ¿Cuándo podremos hablar con Percy? –preguntó Harry. –Le pediré que venga urgentemente. –se ofreció Molly. –El problema va a ser convencerlo para que venga. Parece que esté más casado con su trabajo que con Penélope. –dijo Ginny. –Ginny, a una madre no se le puede decir que no, tenemos nuestras propias armas. –dijo la señora Weasley.

00000000

Durante la mañana, Harry le estuvo enseñando a Ron, Ginny, Hermione, Bill y George algunos movimientos de karate, haciendo tiempo hasta hubieran noticias de Percy. A la hora de comer, Molly les dijo que iría para la cena. –Mamá, ¿cómo lo has conseguido? –preguntó Ron. –Muy fácil, le dije que necesitamos asesoramiento legal por un asunto. A Percy le encantan las leyes, no podía negarse. –explicó Molly. –Mamá, eres una crack. –dijo George.

00000000

Harry sentía que se había detenido el tiempo, las horas no pasaban. Aunque estaba muy agradecido y le caían bien los Weasley, estaba desesperado por acabar con todo aquello. Por eso se pasaba las horas entrenando sólo, para ver si de esa manera su noción del tiempo iba más rápido. Hermione notó la desesperación de Harry, pero no sabía qué hacer para tranquilizarle. Por fin, a las siete de la tarde llegó otro hombre pelirrojo con cara de estirado. –¡Percy, cariño! Por fin has llegado. –dijo Molly. –Vaya, no me esperaba un comité de bienvenida tan grande. –dijo Percy al ver a tanta gente allí metida. –¿Percy bromeando? Eso sí que no nos lo esperábamos nosotros. –dijo George. Los Weasley y Hermione rieron ante la ocurrencia. –¿Qué es eso tan importante, mamá? Me has dejado muy preocupado. Cuando le explicaron todo a Percy éste se quedó pensativo. –Pienso que es una locura lo que queréis hacer, pero es evidente que si lo hacéis, es mejor hacerlo con una autorización judicial. –dijo Percy. –Necesitamos saber si conoces algún juez honrado y de confianza para esto. –preguntó Lupin. –Es evidente que las cosas están mucho más difíciles con el nuevo gobierno y si lo conseguís deberán modificar casi todos los jueces. –divagó Percy. –Percy, por favor, ¿Puedes ir al grano? –rogó Ginny. –Creo que este tema tan peliagudo lo podría llevar Amelia Bones. Es una jueza justa, con criterio y no comulga mucho con las ideas del nuevo gobierno. Me consta que ha estado recibiendo presiones en algunos juicios, pero por suerte se ha mantenido firme. –Bien, entonces ya tenemos jueza. –dijo Fleur. –Todavía no. Amelia Bones no va autorizar nada si no es con pruebas contundentes. –dijo Percy. –¿Qué más prueba quiere que la del nuevo gobierno? Tú mismo dices que recibe presiones. Esas presiones se podrían convertir en amenazas si no cede a sus deseos –dijo Harry. –¿Y si le mostramos toda la información recabada? Sé que es del pasado de Harry, pero al final está todo relacionado. –preguntó Tonks. –Estoy de acuerdo, y lo que mejor la puede convencer es la foto en la que aparece Voldemort y Pettigrew. Al fin y al cabo, ese era el detalle que no cuadraba en la acusación a Sirius. –sugirió Hermione. –Sería arriesgarse. No os puedo decir nada más. La decisión que tome la jueza Bones no depende de mí. –dijo Percy. –¿Podrías concertar una cita con ella? –preguntó Harry. –Creo que no debería implicarme más. Esto podría afectar a mi carrera y a mi familia. –dijo Percy. –¡No seas egoísta, Percy! –le gritó Ron. –Si no actuamos, con este gobierno puede que te quedes sin carrera y sin familia. No podemos quedarnos sin hacer nada. –¡Mira de lo que le sirvió a Fred actuar! –le gritó Percy. –Por eso mismo, Percy. Precisamente debes hacerlo por Fred. Eres abogado. Se supone que quieres que haya justicia, ¿o acaso sólo aceptas casos ganadores? –dijo George. –Vamos precisamente contra los asesinos de Fred, para que no se vayan de rositas. –Además, sólo te hemos pedido que conciertes una cita con esa jueza y les pongas en contacto con la Orden del Fénix, no que te arranques los ojos. –le dijo Ginny. –Está bien. –aceptó Percy. –Hijo, procura que sea cuanto antes. –le pidió Arthur.

00000000

La Orden del Fénix estaba reunida en la Madriguera para planificar el asalto a la mansión Malfoy. –Tal y como muestra la imagen del satélite, la mansión está rodeada por muros de cuatro metros de altura. En la entrada hay una caseta de control con un guardia. El exterior también está custodiado por cámaras de seguridad. –dijo Tonks. –Entrar ahí sin que se den cuenta va a ser casi imposible. –dijo Hagrid. –En algún momento se darán cuenta Hagrid, pero debe ser en el momento idóneo, cuando tengamos la situación controlada. –dijo Kingsley. –¿Puedes hackear las cámaras desde aquí para que no nos descubran? –preguntó Lupin. –Sí, lo puedo intentar. –contestó Tonks. –Para no llamar la atención, creo que el momento adecuado para introducirnos en la mansión sin ser vistos es en el cambio de turno del guardia que custodia la entrada. –dijo Harry. –¿Y cómo vamos a saber eso? - preguntó Lupin. –Iré y vigilaré durante un día la entrada. Miraré las horas en los que se producen los cambios de guardia. –se ofreció Kingsley. –¿Estás seguro? Para hacer eso podríamos utilizar los drones. –dijo Hagrid. –Creo que deberíamos reservarlos para el asalto. –opinó Lupin. –Cuantos más ojos tengamos ese día, mejor. No nos arriesgaremos a perder drones. –Sinceramente, Lupin, creo que sería más grave perder a Kingsley que a un mosquito espía. –dijo Hagrid. –Entiendo tu preocupación, pero estoy de acuerdo con Lupin, Hagrid. No te preocupes, estaré bien. –dijo Kingsley. –Podría ir en la moto. –La idea sería entrar por al menos dos sitios distintos. Yo podría entrar por un costado y los demás por la entrada principal una vez tengamos el control del guarda. –dijo Harry. –¿Cómo vas a salvar el muro? –preguntó Kingsley. –Hagrid puede impulsarme para escalar el muro mientras Kingsley toma el control de la caseta. Enseguida Hagrid volverá a la entrada principal y entrareis. Lo demás, será improvisar. Lupin se quedará aquí a dirigir la misión con Tonks, que estará a cargo del equipo de drones y las comunicaciones. –dijo Harry. –Harry, estoy bien, puedo luchar. –dijo Lupin. –Lupin, con tu fatiga crónica te cansarás antes de llegar al furgón. Que estés aquí no quiere decir que no estés luchando. Tu papel es fundamental. Seréis nuestros ojos allí dentro –dijo Harry. –Lo sé, pero quedándonos dos personas aquí, sólo seréis tres. –dijo Lupin. –Yo quiero luchar. –dijo Ron. –Yo también –le siguió George. –Yo también podría ir. –dijo Bill. –Yo no me voy a quedar de brazos cruzados, también me apunto. –dijo Ginny. –Y yo. –se apuntó Hermione. –Yo me apuntaría si no fuera por mi embarazo –añadió Fleur. –Ni hablar. No os voy a exponer. Esa gente es profesional. Bill, tú vas a tener un bebé. No quiero ser el responsable de que esa criatura crezca sin padre. George, Ron, tenéis una tienda que atender. Y los demás, con lo que estáis haciendo ya estáis ayudando más de lo que imagináis. Tenéis una vida encarrilada, no quiero que por mi culpa todo eso se trunque. –No puedes decidir por nosotros, Harry. –dijo George. –Tenemos a Lee Jordan, y Angelina también podría hacernos el favor. –Yo estoy al mando de esta misión, ¿entendido? Así que sí que puedo decidir. –dijo Harry de manera firme. –Harry, entiendo que no dejes ir a los demás, pero yo tengo formación como policía, puedo ser útil. –dijo Ron. –Y nosotros también podemos ser útiles, aunque sea para esperar fuera con coches para salir huyendo. –dijo George. –Está bien. Cuando tengamos el control de la caseta, tú serás el nuevo guarda, George. –ordenó a George. –De acuerdo. –dijo George. –Ron, tu irás cubriendo a Kingsley. –indicó a Ron. –Hecho. –aceptó Ron. –Bill, esperarás en el vehículo por si tenemos que huir. –le dijo a Bill. –¿Y nosotras? –preguntó Hermione. –¿Cuántos drones tenemos, Tonks? –preguntó Harry ignorando a Hermione. –Tres. –dijo Tonks. –Vosotras ayudareis a Tonks y Lupin en lo que necesiten. Cuantos más ojos seáis, mejor controlaremos lo que se cuece dentro. –Ni hablar, Harry. Hermione, te has echado un novio machista. ¿Piensas que por ser mujeres no podemos hacer nada? –dijo Ginny indignada. –Ya os he encargado una tarea. –se defendió Harry. –Harry, deja de tratarnos como a imbéciles. Nos has encargado eso para no ponernos en peligro, pero sabes tan bien como nosotras que Tonks y Lupin se bastan para esa tarea. –dijo Hermione. –Sí. A Bill, George y Ron le has dado roles importantes. –dijo Ginny. –En realidad, chicas, por si no os habéis dado cuenta, aunque es peligroso, Harry también intenta mantenerlos al margen. Bill esperará fuera con el furgón. George se hará pasar por uno de ellos en una caseta en la que estará él solo. Ron será el que corra más peligro, pero es por su preparación como policía. No es por ser mujeres. –dijo Lupin. –Pero en algo podremos ayudar, ¿no? –intentó insistir Ginny. –Si permanecéis aquí, estaremos todos más tranquilos. –intervino Arthur. –Ginny, ya perdimos a Fred, no queremos perder a nuestra única hija también. Además, Dean te espera en Londres. Y Hermione, Harry se concentrará mejor si permaneces aquí sana y salva. –Pero…–intentó argumentar Hermione. –Hermione. –la interrumpió Harry. –Tú has sido clave en toda esta historia. Si no hubiera sido por ti, jamás habríamos relacionado a Voldemort y Pettigrew ni sabríamos la verdad de Sirius. No pienses que te menosprecio. Precisamente por lo valiosa que eres para mí quiero que te quedes. –Está bien, tú ganas. –se rindió Hermione. –Pero más vale que vuelvas sano y salvo. Si no, te mataré. –Bien, chicos, siento romper este momento, pero para tener una mejor visión, estaría bien conseguir varios monitores. Sólo cuento con una pantalla, y partiendo la pantalla tendríamos una visión muy reducida. ¿Podemos coger la pantalla de la tele? –dijo Tonks. –Por supuesto. –dijo Arthur. –También podemos usar el monitor de mi ordenador portátil. –dijo Ginny intentando sentirse útil. –También podemos usar el de mi ordenador. –dijo George. –Perfecto. Así tendremos una pantalla para cada dron, más mi monitor para mis cosas. –dijo Tonks. –Me pondré en marcha para vigilar la entrada de la mansión. –dijo Kingsley. –Volveré en un día. –Chicos, acaba de llamar Percy. Os espera mañana a las 10 de la mañana para ir al despacho de la jueza Bones. –avistó la señora Weasley. –No podremos ir con el furgón. Sería demasiado llamativo. –dijo Lupin. –Podéis llevaros el Ford Anglia. –ofreció Arthur. –Sinceramente, creo que el Ford Anglia llamaría todavía más la atención. Mejor que os llevéis uno de nuestros coches. –dijo George. Continuará…
3 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)