ID de la obra: 950

El títere

Het
NC-17
Finalizada
3
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
109 páginas, 49.404 palabras, 26 capítulos
Descripción:
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20. La huida

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George se encontraba en la caseta del guardia. Estaba bastante nervioso y desesperado de escuchar todo lo que iban diciendo por el pinganillo. Era consciente de que su hermano y los demás habían sido capturados. Incluso se planteaba si intervenir o no, pero sería perder otra vida. Tal y como iban las cosas, era más probable que Lupin le ordenara abandonar su puesto y volver con Bill en el furgón. De repente, escuchó el ruido de un helicóptero negro. –Chicos, ha aterrizado un helicóptero en el tejado. –informó George. –Me temo que el jefazo acaba de llegar. Cuando Voldemort llegó al salón principal, se quedó mirando todo el desorden. –¿Se puede saber qué ha pasado Lucius? ¿Por qué tienes este estropicio? ¿Por qué no has preparado el salón para la reunión? –preguntó Voldemort. –Lo siento, señor. Hemos sido atacados. –se justificó Malfoy. –¿En serio? ¿Cómo se han colado en tu casa? Pensaba que era un lugar infranqueable. ¿Acaso voy a tener que pedirle a otro mortífago un lugar más seguro? –Ha sido la Orden del Fénix. –dijo Bellatrix. –¿La Orden del Fénix? Pensé que quedó destruida y sin capacidad operativa. –dijo Voldemort. –Y por lo que veo les han dado una buena paliza. –No se preocupe, señor, los hemos capturado. Los tenemos encerrados arriba. Se llevará una gran alegría, porque el señor Potter ha venido solito hasta aquí. –¿Habéis capturado a Potter? Menuda sorpresa. Traédmelo, me gustaría saludarle –ordenó Voldemort. Mientras tanto, en la Madriguera estaban que se morían de los nervios. –Señor Lupin, creo que es hora de que mandemos refuerzos. No les podemos abandonar a su suerte. –sugirió Bones. –Señora Bones, para hacer eso tenemos que asegurarnos de que esos refuerzos realmente trabajan para la gente, y no para Voldemort. –dijo Lupin. –No se preocupe por eso. Tengo sobre aviso a Rufus Scrimgeour y a Dawlish. Son gente honrada. Sólo tengo que llamarles y estarán allí en unos minutos. –Veo que es precavida. –dijo Lupin. –Con todo lo que me contaron el otro día, tenía que tener los refuerzos preparados. Pettigrew llegó a la puerta de los capturados acompañado de dos mortífagos doloridos por la paliza que habían recibido. Antes de abrir, Pettigrew decidió abrir la ventanilla que tenía la puerta para prevenir cualquier ataque, pero lo que vio le dejó helado. Por la ventanilla con rejas había atada sábanas y no veía a ninguno de los capturados. Era evidente que se habían escapado. Ni siquiera pensó que por esas rejas no cabía una persona, así que abrió y efectivamente, allí no había nadie. Cuando entraron los tres se dirigieron hacia la ventana para asomarse. Entonces, Hagrid y Ron, que estaban escondidos en ángulos ciegos para los mortífagos, los atacaron dejándolos fuera de combate, mientras que Kingsley le arrebataba el arma a Pettigrew, dejándolo indefenso. –¡Por favor, no me matéis! –rogó Pettigrew. Harry salió de detrás de la puerta y fue con dificultad hacia Pettigrew. Kingsley le pasó el arma y Harry le apuntó. –¿Últimas palabras? –dijo Harry. –Harry, por favor, no me mates. Tu madre no haría una cosa así. –dijo Pettigrew. –¡No te atrevas a nombrarla! Hablas de mi madre para salvar tu culo pero no dudaste en traicionarla. No eres más que una sucia rata. –Harry, por favor. –rogó al escuchar el sonido del martillo de la pistola, haciéndole saber que estaba cargada. –¡Harry, no lo mates por favor! –le pidió Hermione. –No me pidas eso, Hermione. Por culpa de esta escoria me arrebataron mi vida. –dijo Harry. –Lo sé, pero tú ya no eres un asesino. –dijo Hermione. –Me temo que eso no dejaré de serlo nunca. –dijo Harry. –Por favor. –rogó Hermione. Harry apretó la mandíbula mientras pensaba que hacer, y cuando parecía que iba a disparar, golpeó a Pettigrew con la empuñadura del arma de tal manera que se quedó cao en el suelo. Hermione suspiró. –Será mejor que salgamos de aquí. –dijo Hagrid. –Id vosotros. Yo tengo cuentas pendientes con Voldemort. –dijo Harry. –¿Pero qué estás diciendo? ¿Te has vuelto majara? –preguntó Hagrid. –Es una misión suicida. –dijo Kingsley. –Sólo conseguirás que te maten. –Además, estás herido. –añadió Ron. –Voldemort está aquí. Es mi oportunidad para acabar con él. –intentó convencer Harry. –Será él el que acabe contigo. ¿Acaso no te has visto? Apenas puedes mantenerte en pie. –dijo Hagrid. –No haréis que cambie de opinión. He vivido para esto. No tengo otro propósito en la vida –dijo Harry. –Pensaba que tenías un nuevo propósito en la vida. –intervino Ron. –¿Hay una chica maravillosa esperándote y tú sólo piensas en vengarte con la total probabilidad de no conseguir nada salvo que te maten? –Es muy fácil de decir cuando tú ya te has vengado de tu hermano. –contraatacó Harry. –Eso es cierto y comprendo por qué lo haces. Pero yo tendré que recoger los pedazos de Hermione cuando te maten. No trataría de impedírtelo si no tuvieras a nadie esperando, pero no es el caso. –dijo Ron. –Ron tiene razón, Harry. Vuelve. Se ha grabado todo el ataque. Tenemos material más que suficiente para hacer caer a Voldemort. Además, la jueza acaba de mandar refuerzos. –dijo Lupin. –De acuerdo. –se rindió Harry de mala gana. Harry se agarró a Hagrid para que lo ayudara a caminar ante su debilidad. Ahora era más consciente del dolor que estaba sintiendo. Pero al girar un pasillo, se encontraron con Bellatrix, que les apuntaba con un arma. –¡Qué sorpresa! Veo que os habéis deshecho del inútil de Pettigrew. Ya nos preguntábamos por qué tardaba tanto. Tira el arma. –dijo tranquilamente. Harry tiró el arma de Pettigrew. Todos se quedaron callados. No esperaban encontrarse con Lestrange. –Potter, alguien quiere verte. ¡Andando! Cuando llegaron, cada miembro de la Orden del Fénix fue controlado por un mortífago, excepto Harry, al que dejaron desarmado en medio de la sala, frente a Voldemort. Continuará…
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