22. Despertares
28 de septiembre de 2025, 6:00
En la Madriguera había un silencio sepulcral, no sabían si Harry estaba muerto pero se temían lo peor.
–Los refuerzos llevarán las ambulancias. Se lo pedí a Scrimgeour. –dijo Amelia Bones, que no sabía qué decir para reconfortar a la familia.
En la Mansión Malfoy, se empezaron a escuchar algunos ruidos.
–¡Todo el mundo con los brazos en alto!¡Policía! –los refuerzos habían llegado.
Algunos mortífagos intentaron huir, pero la casa estaba sitiada. Por precaución, los agentes también abordaron a Hagrid, Kingsley y Ron.
–¡Somos de la Orden del Fénix! –gritó Kingsley.
Cuando lo comprobaron, los dejaron.
–¡Necesitamos una ambulancia! ¡Deben socorrer a Harry! –gritó Hagrid.
Cuando los médicos comprobaron el estado de Harry, no parecían tener muchas esperanzas.
–Será un milagro que sobreviva. –dijo un médico. –Rápido, a la camilla. Tenemos que llevarlo en seguida al hospital.
Al escuchar el pronóstico, Hermione se hundió.
–¿A qué hospital lo llevan? –preguntó Lupin.
–Seguramente lo lleven a San Mungo. Es el más cercano que hay por allí. Seguramente lleven también a los chicos para comprobar su estado. –contestó Tonks.
–Vamos, Hermione. Te llevaré al hospital. –le dijo el señor Weasley a Hermione.
–Gracias, señor Weasley.
Cuando el señor y la señora Weasley y Hermione llegaron al hospital, se encontraron con Bill, George, Ron, Hagrid y Kingsley. La señora Weasley abrazó a sus hijos como si no los fuera a ver más.
–Mamá, para, me asfixias. Los mortífagos no han podido con nosotros, pero nos vas a matar tú. –dijo George.
–Estamos bien, mamá. –tranquilizó Bill.
–Habéis sido muy valientes, hijos. Estamos muy orgullosos de vosotros. –dijo Arthur.
–Sí, y además aquí el enano ha conseguido vengar a Fred. Puede que empecemos a respetarte al fin. –dijo George refiriéndose a Ron, que se puso rojo como un tomate.
–¿Dónde está Harry? –preguntó Hermione preocupada.
–Sigue en el quirófano. –informó Bill. –Todavía no sabemos nada.
Kingsley, Hagrid, George y Bill volvieron a la Madriguera en el furgón de la Orden del Fénix. Consideraron que había demasiada gente allí y querían descansar. Ron, en cambio, decidió quedarse con Hermione a la espera de noticias. El matrimonio, Ron y Hermione se encontraban en la sala de espera. Parecía que se había detenido el tiempo porque la espera se les hizo eterna. Tres horas después, vieron salir al médico.
–¿Familia de Harry Potter? –preguntó la doctora.
–Sí, somos nosotros. ¿Cómo está? –contestaron los Weasley.
–Se encuentra en cuidados intensivos. No les voy a mentir, se encuentra muy grave. Durante la operación sufrió una parada cardio-respiratoria y lo hemos tenido que intubar. En este momento permanece en coma. Ha perdido mucha sangre y aunque le hemos realizado transfusiones, tenemos que esperar para ver si su organismo acepta o rechaza la sangre. Le hemos extraído una bala del hombro izquierdo, otra del estómago y otra de la rodilla. Deberá tener inmovilizados el brazo izquierdo y la pierna derecha. La herida del estómago también es delicada y tardará un tiempo en sanar. También tiene una herida por arma blanca en el costado izquierdo que le ha hecho perder mucha sangre. Con todo el ajetreo que ha sufrido y al no tratarla a tiempo se le ha infectado. Ahora mismo tiene fiebre, lo cual aumenta el riesgo. Lo cierto es que es un milagro que siga vivo. Por suerte, el señor Potter tiene una condición física y una fortaleza que muchos quisieran. Quizá eso sea lo que le mantiene con vida, pero todavía no está exento de peligro.
–¿Podemos verlo? –preguntó la señora Weasley.
–Como he dicho, se encuentra en cuidados intensivos. Las visitas están restringidas y sólo puede pasar una persona durante diez minutos. Quien entre, deberá ponerse bata y gorro. Cualquier bacteria podría ser peligrosa para el paciente. –informó la doctora
–Entra Hermione. –dijo Ron.
Después de ponerse la bata y el gorro, tal y como marcaba el protocolo, Hermione entró en el box donde se encontraba Harry. El mundo se le vino abajo al ver a su novio lleno de cables y goteros. El sonido de los monitores y del respirador era aterrador. Parecía que le habían lavado toda la sangre que tenía por la cara, aunque evidentemente, se apreciaban los golpes en su rostro. Hermione se acercó y le cogió una mano, mientras que con la otra le acariciaba el pelo.
–Harry, tienes que despertar. Voldemort ya es historia. Ahora puedes empezar de nuevo conmigo, pero para eso tienes que despertar. –le dijo Hermione llorando. Hermione no dejó de mirarlo en todo el tiempo. Tampoco le soltó la mano.
–Perdone, señorita. –dijo un enfermero. –El tiempo se ha agotado. Mañana podrá pasar de nuevo a verle.
–Te quiero. –dijo Hermione besándole en la frente, notando que efectivamente, tenía fiebre.
Pasaron tres días y no parecía haber avances en el estado de Harry. La única buena noticia que tenían era que parecía que su organismo toleró la sangre. Hermione estaba desesperada y triste. No quería salir del hospital porque decía que quería estar cuando despertara. Pero el cansancio era evidente y los Weasley la obligaron a volver a casa a descansar, ducharse y comer algo.
Unas horas después, en la sala de espera, Ginny acompañaba a Hermione, que de nuevo fue al hospital en cuanto recobró fuerzas en su casa de Londres.
–¿Y si no quiere despertar? –preguntó Hermione.
–¿Cómo no va a querer despertar? No digas tonterías. –preguntó Ginny.
–Piénsalo, Ginny. Ya ha cumplido su misión en la vida que era vengar a sus padres. Quizá ya no tiene más expectativas. Siempre ha dicho que su único objetivo era acabar con Voldemort y ya lo ha hecho.
–¿Para qué va a querer acabar con él si no es para seguir viviendo tranquilo? –intentó convencer Ginny. –Además, se supone que ibais a construir un futuro juntos, ¿no? Yo creo que es suficiente expectativa. Lo que pasa es que tantas horas en el hospital te hace darle vueltas a la cabeza y pensar lo peor.
–Quizá tienes razón, pero hasta que no se lo oiga de su boca no estaré tranquila. –dijo Hermione.
–Creía que te lo había dicho antes del asalto. –dijo Ginny.
–Sí, pero si no lo veo despierto y fuera de peligro, no sé si cumpliremos nuestros sueños.
–Claro que sí, Hermione. –le intentó animar Ginny. –Ya escuchaste a la doctora. Harry es fuerte. Además, ya le toca ser feliz.
Un rato después, Hermione seguía en la sala de espera del hospital acompañada por Ginny.
–Ginny, voy un momento al baño. No me encuentro muy bien. –dijo Hermione.
–Te acompaño. No tienes buena cara.
Al llegar al baño, Hermione corrió desesperadamente hacia el inodoro, tirando hasta la primera papilla. Ginny se acercó a ella sosteniéndole el pelo.
–¿Mejor? –preguntó Ginny cuando terminó de vomitar.
–Mucho. –dijo Hermione dirigiéndose hacia el lavabo para lavarse la boca.
–Debes tranquilizarte. Los nervios se están apoderando de ti. –dijo Ginny.
–No creo que sean nervios. –dijo Hermione.
–¿Entonces qué es? –preguntó Ginny.
–He tenido una falta. Creo que estoy embarazada. –le confesó Hermione. Ginny se quedó pasmada.
–¡Felicidades! ¡Eso es genial! –celebró Ginny.
–Lo sería si él estuviera despierto.
–¿No tomabais precauciones? –preguntó Ginny.
–Sí, pero debió de ser en un momento de pasión en el que nos olvidamos.
–Pues vaya puntería. ¿Lo sabe él? –preguntó Ginny.
–No. No le quise decir nada por no desconcentrarlo de su misión. Además, no es seguro. Y temo confirmarlo. Tengo miedo de que no despierte.
–Claro que despertará. Lo que vamos a hacer ahora mismo es pedir un análisis de sangre y confirmarlo. –sentenció Ginny.
–¿Y si no se lo toma bien? –preguntó Hermione dudosa.
–Cariño, lo tendrá que aceptar. Además, tarde o temprano será evidente. Eso sí, ten cuidado de cómo se lo dices, no sea que se muera de la sorpresa.
Un rato después, a Hermione le confirmaron las sospechas.
Hermione y Ginny volvieron a la sala de espera, cuando salió la doctora que atendía a Harry en la unidad de cuidados intensivos.
–Señorita Granger. Le tengo buenas noticias. El señor Potter ha despertado, aunque está bastante débil.
–¿Puedo verle? –preguntó Hermione.
–Me temo que no. Todavía estamos haciendo alguna prueba para comprobar que todo esté bien. No obstante, el haber despertado supone un avance muy importante. Ya puede respirar por sí mismo sin depender del respirador. Si todas las pruebas salen correctamente, lo llevaremos a una habitación donde podrá estar con él todo el tiempo que quiera.
–¿Y cuánto llevará? –preguntó Ginny.
–Una hora más o menos. –contestó la doctora.
Para Hermione, esa hora fue la más larga de su vida. De hecho, cuando les dijeron la habitación de Harry, había pasado hora y media. Hermione se situó en el umbral de la puerta y se paró.
–¿Qué te pasa? Estabas deseando verle y ahora te paras. –dijo Ginny.
–Es que, no sé si decírselo ya o no.
–Si quieres esperar a que se recupere un poco más, me parece bien. Pero entra ya, estará deseando ver alguna cara conocida. Estate un rato a solas con él. Mientras llamaré a los demás para avisar de que Harry ha despertado.
Cuando Hermione entró, vio a Harry acostado en la cama mirando hacia la ventana. Cuando se percató de que alguien había entrado, Harry volvió la cabeza hacia la puerta y sonrió de ver quién entraba. Hermione no pudo contenerse más y casi se abalanza sobre él llorando.
–¡Idiota, no tienes ni idea de lo asustada que estaba! –le recriminó Hermione.
–Lo siento mucho. No era mi intención acabar así. –dijo Harry en una voz apenas audible y ronca, fruto de días sin hablar y de tener un aparato respirando por él.
Cuando Hermione acabó de desahogarse, se tranquilizó y se sentó a su lado cogiéndole de la mano.
–¿Cómo te sientes? –preguntó.
–Como si me hubiera atropellado un camión. –contestó Harry. –Me duele en sitios que no sabía ni que tenía.
Hermione sonrió después de lo que dijo.
–Bueno, aquí estarás bien cuidado y cuando te recuperes un poco más, podremos volver a casa.
–¿A casa? –preguntó Harry. –Mi casa fue destruida.
–¿Todavía piensas en el cuartel como tu casa? Me refiero a tu hogar, conmigo. Es increíble que aún tengas dudas.
Harry no pudo evitar sonreír. De repente entraron Ginny y sorprendentemente, Tonks había llegado en un tiempo record después de ser avisada.
–Hola Harry. Por fin has despertado. –dijo Ginny.
–Sí, Hermione ha estado insoportable todo este tiempo. Está claro que necesita el calor de tu cuerpo. –soltó Tonks mientras a Hermione se le subían los colores.
–Yo… –dijo Hermione colorada.
–No te preocupes Hermione. Tonks es incapaz de hablar sin incomodar. –dijo Harry, mientras Ginny se reía por la situación.
–¿Te duele, Harry? –preguntó Ginny.
–Sólo cuando respiro. –dijo Harry.
Las tres mujeres se empezaron a reír, descargando toda la tensión acumulada durante ese tiempo.
Continuará…