25. Embarazo
30 de septiembre de 2025, 6:00
Harry y Hermione disfrutaron mucho de su viaje. Estaban fascinados con la cultura, sus leyendas, su gente, su gastronomía y sus lugares llenos de naturaleza. Sin duda, ese había sido el lugar idóneo para viajar.
El embarazo seguía su curso entre compras para conseguir todo lo que necesitaba un bebé, dudas por las hormonas en manifestación de la madre y extraños antojos que volvían loco a Harry en horas intempestivas. Las ecografías fueron muy emocionantes. Incluso Harry, que llegó a ser un ser despiadado, se emocionó al escuchar el sonido del corazón de la criatura que llevaba Hermione en el vientre.
Unos meses después, Hermione y Harry tenían todo preparado por si Hermione se ponía de parto y tenían que echar a correr. Ambos estaban disfrutando esa etapa al máximo: dando paseos, haciendo masajes a los pies de Hermione, preparando las cosas del bebé, yendo a las revisiones médicas o a las clases de preparto. Habían decidido no saber el sexo del bebé hasta que naciera.
La fecha del parto se acercaba pero Hermione estaba desesperada de que saliera ya. No sabía cuánto tiempo podría resistir mientras que Harry aguantaba estoicamente los nervios y las dudas de Hermione. Aunque las quejas eran muy molestas, Hermione lo debería de estar pasando peor con una tripa que parecía un balón de playa.
–No aguanto más, Harry. Ya no sé si llevo un bebé o un monstruo. –se quejó Hermione.
–Debes tener paciencia, mi zeppelín. –intentó calmar Harry.
–Sin útero no opinas. Es muy fácil decirlo cuando no eres tú el que tiene que cargar con esto. Parece que me he tragado una sandía.
–Pero no podemos hacer otra cosa. Es el bebé quien debe decidir cuándo salir.
–¿Y si le ayudamos?
–¿A qué te refieres?
–Me dijo la matrona que hay dos maneras de acelerar el proceso: caminar y el sexo. Dijo que el movimiento ayuda a dilatar.
–¿Segura que es conveniente que camines tal y cómo estás?
–Harry, qué lento que eres.
–Oh. Vale, pero, ¿estás segura de que es bueno? ¿No le haré daño?
–¿Quieres dejarte de tonterías y empezar? –le reprendió Hermione.
–Está bien.
Harry recostó a Hermione en el sofá, con cuidado de no chafar el vientre de Hermione, empezó a besarle en la boca, después siguió por su cuello.
–Harry, déjate los preliminares y ve al grano. –rogó Hermione desesperada.
–Lo siento, pensaba que te gustaba.
–Y me gusta, pero ahora lo que necesito es que salga el bebé.
–Vale. –dijo Harry, desabrochándose el botón del vaquero.
Cuando estaba a punto de penetrarla, Harry sintió algo que mojaba su miembro.
–Harry, creo que he roto aguas.
–Pero si no he hecho nada todavía.
–Será que eres bueno. Llévame al hospital.
Rápidamente, se volvió a subir el pantalón y ayudó a Hermione a incorporarse.
–¡Ahh! –gritó Hermione.
–¿Qué pasa?
–Creo que he tenido una contracción.
–Vale, tranquila, te llevaré al hospital. –dijo Harry, que se encontraba muy nervioso.
Continuará…