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En un salón del campus universitario de Touto, una pequeña orquesta de instrumentos de cuerda se encontraba ensayando la “Sinfonía número 40 en sol menor” de Mozart. –¡Vale, parad, parad! –dijo el director dando unas palmadas. –Tenemos un invitado que os quiere decir algo –Shaoran fue hacia el director y se dirigió hacia la orquesta. A esta orquesta sí se le notaba un nivel que estaba a años luz de la otra. –Siento interrumpir el ensayo. Sois muy buenos. –dijo tímido sin saber cómo continuar. –Aunque no sé mucho sobre orquestas. Bueno, iré al grano. Quería saber si alguien ha comprado un violín hace poco. Busco un violín de la marca “Kishiwa Napolino Galiano”.00000000
Mientras Shaoran fue al lugar donde ensayaba la orquesta de la universidad, en el campus, Eriol y Yamazaki se estaban tomando un descanso después de estar toda la mañana buscando al comprador del violín. –Oh, me duelen las piernas de buscar toda la mañana. –se quejó Eriol levantándose para estirar el cuerpo. –Es difícil moverse después de arrastrar el cartel. –añadió Yamazaki. –Oye, acabo de recordar algo. –dijo Eriol volviendo a sentarse. –¿El qué? –Ya hemos hecho algo como esto antes. Aquella vez que estuvimos investigando sobre el número de usuarios en carretera. –¡Ah! Sí, estaba lleno de viejos gruñones. –recordó Yamazaki rememorando aquel trabajo sociológico que tuvieron que hacer para una de sus asignaturas. –También lo hicimos juntos en Shibuya. Shaoran iba en serio pero todo lo que necesitábamos era una cifra aproximada. –dijo Eriol mientras Yamazaki se encendía un cigarro. Después, Eriol también cogió uno. –Sí, Shaoran es muy serio. ¿Sabes? Puede que esta sea la última vez que podamos hacer algo así. –dijo Yamazaki nostálgico –Ya sabes, buscar un violín y sentarnos a comer hamburguesas. Ahora está bien, pero cuando tengamos treinta y nos convirtamos en asalariados será raro hacer este tipo de cosas en un lugar como este. –Definitivamente. –asintió Eriol. –¿Vas a volver a casa de tus padres? –¿Para el verano? –No. Para cuando te gradúes. –Me haré cargo del negocio de mis padres. –¿El negocio de organización de bodas? –preguntó Eriol. –Sí, mi carrera está decidida de antemano. –dijo Yamazaki. –¿Y tú?¿Qué piensas hacer? –Bueno, algo. –respondió Eriol. –¿Qué quieres decir con “algo”? –preguntó Yamazaki. Justo detrás un chico estaba viendo la pancarta. –¡Perdonad! –dijo el chico dirigiéndose a ambos amigos. –¡Oh! ¡Perdón! ¿La pancarta está estorbando? La quitaré de ahí. –dijo Yamazaki. –No es eso. –dijo el chico. –Donde pone Sakura Kinomoto, ¿os referís a esa Sakura Kinomoto? –preguntó el chico. –Nos referimos a la de la foto. –aclaró Yamazaki. –Yo compré su violín. Un Napolino Galiano. –Eriol y Yamazaki se miraron con alegría. –¡Oh! ¡Te hemos estado esperando! –dijo Yamazaki. –¡Qué alegría conocerte! –dijo Eriol mientras ambos lo abrazaban por el cuello como si fuera amigo suyo de toda la vida.00000000
Shaoran salía de la sala de ensayo con pocas esperanzas de encontrar el violín. Ya no sabía dónde más buscar. Entonces, le sonó el teléfono, viendo que era Yamazaki. –Hola. –tras una pausa en la que estaba hablando su amigo dijo: –¿Qué? ¿En serio? ¿Lo habéis encontrado?00000000
Los tres amigos se encontraron con Sakura en la sala de descanso de la universidad. Shaoran dejó el estuche con el violín en la mesa. –Ha sido complicado encontrar al chico que compró el violín. –dijo Shaoran en lengua de signos. –Estos chicos han estado buscándolo durante tres días desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde por la Universidad de Touto. –¿Tú también? –preguntó Sakura a Shaoran. –Ah, bueno, sí. Por eso quería que se lo agradecieras. –dijo Shaoran. –Bueno, no estamos buscando gratitud. –aclaró Yamazaki. –Es cierto. No ha sido para tanto. –añadió Eriol. –Han trabajado duro buscando tu violín durante tres días sólo para ver cómo se ilumina tu cara. –intentó explicar Shaoran, ya que sus amigos no sabían la lengua de signos. –¿Pero qué dices? No ha sido nada. –dijo Eriol. Entonces Shaoran se apartó un poco con Sakura al ver que ella no cambiaba su cara seria y le habló bajito mientras signaba. –Por favor, no estaban intentando sacar dinero. Así que, aunque sea sólo ahora, perdóname y aparenta ser feliz. Sólo buscaban tu violín. –insistió Shaoran. –¿Qué estáis hablando vosotros dos? –preguntó Yamazaki. –Oh, nada. –contestó Shaoran. –Supongo que no es la clase de persona que muestra gratitud. –Entonces, Sakura se dirigió a los otros dos chicos y se volvió a girar hacia Shaoran. –¿Se lo puedo decir en lengua de signos? –preguntó Sakura. –Claro. –asintió Shaoran. Entonces, Sakura se volvió a girar mientras Shaoran se colocaba en una mejor posición para ver los gestos y traducir. –Muchísimas gracias. –dijo inclinándose hasta formar un ángulo recto con su cuerpo. –No es necesario. Levanta la cabeza. –pidió Yamazaki. –Oh, no puedes oír. –Es suficiente. –dijo Eriol cogiéndola suavemente de los hombros. Pero ella seguía inclinada. –Está llorando. –añadió dirigiéndose a Shaoran, que se mostró sorprendido. Parecía estar emocionada por tener de vuelta su violín. Después, Sakura se volvió a tocar el estuche de su violín. POV de Shaoran: Así de valioso era su violín. No estaba preparada para abandonar la música.00000000
Tras la incansable búsqueda del violín de Sakura, Meiling se ofreció a acercar a Shaoran al restaurante en el que se reuniría con sus amigos para celebrar que Sakura había recuperado su preciado instrumento. Cuando por fin llegaron, Meiling aparcó su Toyota gris metalizado a un lado con las luces de emergencia puestas para señalizar su posición y evitar accidentes. –¿Por qué? –preguntó Meiling frustrada. –¿Hay algo que no esté haciendo bien en mi forma de ayudarla? Intento ayudar a personas con discapacidad. Es lo que siempre me han enseñado. –Ella no es así. –dijo Shaoran intentando hacer que su novia no se sintiera mal. –¿Qué quieres decir con eso? –volvió a preguntar Meiling. –Por fin ha salido de su caparazón. No es la típica persona con discapacidad. –¿Es especial? –No le gusta que la gente la ayude sólo porque tenga una discapacidad. Quiere arreglárselas por sí misma. –explicó Shaoran. –Tú la entiendes muy bien, ¿verdad? ¿Por qué la apoyas tanto? ¡Te gusta! –dijo tras un silencio. –¿Me lo dices en serio? –preguntó Shaoran, que no daba crédito a lo que afirmó Meiling. –La única persona que me gusta eres tú, Meiling. –declaró Shaoran después de una pausa. Se miraron a los ojos y sonrieron.00000000
–¡Qué bonito! Es un restaurante elegante, ¿verdad? –preguntó Yamazaki entrando junto a Eriol. –¿Por qué estás tan hiperactivo? –preguntó Eriol. La respuesta estaba dentro. Al fondo estaban Sakura y Tomoyo. Yamazaki las saludó con la mano mientras se dirigían a ellas. –¡Ahí están! –dijo Yamazaki. Las chicas se levantaron para saludarles. –Me pregunto si está bien aceptar tu invitación a cenar. –dijo Yamazaki nervioso. –Dejádmelo a mí. –dijo Sakura en lengua de signos con una sonrisa en la cara. –Shaoran viene hacia aquí. ¿Lo entiendes? –preguntó Yamazaki. Sakura se señaló los labios. –Labios. Tú lees los labios. Hoy estás muy bonita. –Déjame que os presente. –dijo Sakura. –Esta es mi amiga… –¿Qué? –preguntó Yamazaki perdido, al no comprender los gestos de Sakura. –Dice que va a presentarme. –dijo Tomoyo traduciendo. –Vamos a sentarnos primero. –sugirió Eriol. –Ya nos presentaremos después. Tenemos mucho tiempo. –Eriol se sentó frente a Tomoyo mientras que Yamazaki se sentó frente a Sakura. Entonces, Yamazaki se giró y vio entrar a Shaoran, que los buscaba por el restaurante. –¡Shaoran! ¡Estamos aquí! –lo llamó Yamazaki. Un rato después, Yamazaki parecía que ya llevaba unas cervezas de más, apoyando su cabeza sobre sus brazos en la mesa. –¡Qué adorable, qué mona! Me gustas Tomoyo. –decía Yamazaki de manera bobalicona, mientras Tomoyo se sentía algo incómoda. –¿Cuántas veces lo has dicho ya, idiota? –le recriminó Eriol. –Ya lo sabemos. –¿Queréis más ensalada? –preguntó Tomoyo sin saber qué hacer o qué decir. –Comeré cualquier cosa que me des, Tomoyo. –dijo Yamazaki. Sakura y Shaoran decidieron ir a la barra para hablar más tranquilos mientras tomaban algo. –¿Qué? ¿Desaparecido? ¿Ya no lo tienes? –preguntó Shaoran. –Exacto. –“Ya no lo tengo” –repitiendo lo que dijo Sakura para intentar comprender lo que había dicho. –¿Quieres decir que ya te lo has gastado todo? –Sí. –asintió Sakura. –Pero era un violín muy caro. –dijo Shaoran. –Se lo vendiste al chico de la Universidad de Touto por cien mil yenes y ¿ya te has gastado los cien mil? –preguntó Shaoran incrédulo al pensar en que se gastó cien mil yenes para recomprar el violín. –Lo siento. –se disculpó Sakura. –En un bolso de Prada. Eso es lo que compré. –¿Es que eres una chica de secundaria? –dijo Shaoran para sí. Sakura hizo el gesto de “qué estás diciendo” pero Shaoran le dijo que nada. Entonces Sakura le enseñó el bolso, que era de color blanco. –Este es el bolso de Prada, ¿a qué es bonito? –preguntó Sakura mostrándole su nueva adquisición. –Es bonito. –dijo Shaoran. –Pero ¿qué vas a hacer? He pagado el violín con el dinero que tenía para vivir durante meses. –Te lo devolveré. –dijo Sakura. –Se lo pediré prestado a mi madre o te lo devolveré a plazos. –Vale. Pero preferiría que se lo pidieras a tu madre. –dijo Shaoran. –Eres un roñoso. –dijo Sakura. –¿Un roñoso? –preguntó Shaoran con sorpresa. –No. Es broma. –dijo Sakura.00000000
Para descansar un poco de los suspiros de Yamazaki, Tomoyo fue al lavabo y tras hacer sus necesidades, se miró en el espejo pensando en las palabras de Yamazaki. –Así que soy mona, ¿eh? Pero no sé si es sólo un cumplido. –dijo Tomoyo a su reflejo. Cuando salió del lavabo se quedó paralizada al ver a Eriol dándose el lote con una chica que no conocía y que tenía acorralada contra la pared. Éste, al verla, paró de repente. Esa chica era Kaho Mitzuki. –¿Estás libre hoy? –le pregunto Kaho a Eriol. –Lo siento. Siento ser grosero. –y la dejó con la palabra en la boca al ver que Tomoyo iba a salir de la zona de los lavabos. Eriol la detuvo del brazo y la abrazó con un brazo, dirigiéndose a Kaho. –Así que este es el tipo de chica que te gusta. –dijo Kaho. –De todas formas, llámame si te interesa lo que hemos hablado. –Sí. –dijo Eriol sin más. Tomoyo se soltó del brazo de él y se volvió a la mesa, donde estaba Yamazaki recostado ocupando dos sillas. Parecía bastante perjudicado por haberse pasado de cervezas.00000000
–Tomoyo. –decía medio inconsciente y sin percatarse de que la morena seguía en el lavabo. Shaoran y Sakura, que ya habían vuelto a la mesa hicieron caso omiso de Eriol. –Por eso deberíamos probar en algún club de la universidad. –decía Shaoran a Sakura. –Un club de música clásica. Pensé en ello cuando fui a la Universidad de Touto a buscar el comprador de tu violín. Aunque son amateurs son muy… –De repente, Sakura le interrumpió dando unos golpecitos en la mesa. –Están cotilleando. –dijo Sakura señalando por detrás de Shaoran, donde había un par de chicos hablando. –¿Cotilleando? –preguntó Shaoran mirando hacia ellos. –¿Cómo lo sabes? –preguntó Shaoran. –Puedo leer sus labios. –argumentó Sakura. –Son de la facultad. –prosiguió Sakura. –¿Y qué dicen? –preguntó Shaoran. –“De entre todas, me pregunto por qué sale con una chica así”. –dijo Sakura aludiendo a las palabras de los cotillas. –“¿Es sorda, no? No lo entiendo habiendo mujeres mejores por ahí”, “Ese chico tiene que estar increíblemente aburrido”. “Supongo que sí”. –Ante la traducción simultánea de la lectura de labios que había hecho Sakura, Shaoran tenía cara de estar bastante enfadado. Sin pensarlo dos veces, se levantó y se dirigió a los chicos de la barra. Les llamó la atención y dijo: –¿Por qué no lo dices otra vez? –preguntó Shaoran bastante molesto. –¿Qué? –preguntó uno de ellos. –¿Se puede saber qué te pasa? –mirando a Shaoran amenazadoramente. –¡He dicho que por qué no me lo dices a la cara! –dijo Shaoran cogiendo al chico de la pechera y dándole un derechazo en la cara que lo tiró al suelo. –¡Hemos entendido todo lo que habéis dicho! –Entonces, dos chicos que había en una mesa frente a la barra se fueron al ver el alboroto. Mientras Shaoran fue a por el otro chico, Sakura intentaba despertar a Yamazaki dándole en la cara. –¡Páralo! ¡Páralo! –intentaba comunicarse Sakura mientras se escuchaban platos rompiéndose. –No entiendo la lengua de signos. –dijo Yamazaki todavía aturdido. –¡Corre, cabeza hueca! –insistía Sakura. Entonces llegó Tomoyo de los lavabos, percatándose de todo el jaleo que había en la sala. –¿Qué ha pasado? –preguntó Tomoyo. Mientras Sakura intentaba explicarle con signos a Tomoyo, llegó Eriol e intentó parar a Shaoran, que estaba fuera de sí. –¡Para! –ordenó Eriol mientas agarraba a Shaoran para que dejara de ensañarse con el chico de la barra. –¡Para, Shaoran! –¡No, Shaoran! –gritó Tomoyo. –¡No eran los chicos de la barra, eran los de la mesa! –¡¿Qué?! –preguntó Shaoran mirando la mesa con los platos todavía a medias. A Shaoran le faltaba la respiración del gran esfuerzo que había hecho. Entonces, el chico de la barra, le pegó un puñetazo en la cara tirándolo al suelo. Ese puñetazo puso fin a la pelea. –Pero no hay nadie ahí. –dijo intentando recuperarse del puñetazo. –Han escapado aprovechando el alboroto. –dijo Tomoyo. Tras recuperar un poco el sentido, Shaoran se inclinó acercando la cabeza a sus rodillas para disculparse con los chicos de la barra. –Lo siento muchísimo. –dijo Shaoran. Los demás se añadieron a la disculpa inclinándose también para no dejar sólo a Shaoran. –Lo sentimos mucho. –dijeron a coro. –Encargaos de contener a vuestro amigo. –dijo el chico que le dio el puñetazo a Shaoran. –Todavía me duele. –Lo siento. –volvió a disculparse Shaoran. –Lo sentimos mucho. –Volvieron a repetir a coro.00000000
Tomoyo y Sakura volvían a casa en el metro después de la ajetreada cena. –Tendríamos que haber vuelto antes de que cerraran las tiendas. –dijo Tomoyo. Entonces, Sakura se levantó y miró hacia ella. –Voy a volver. –dijo Sakura. –Estoy preocupada. –Tomoyo se levantó para ponerse a su altura y preguntó: –¿Por Shaoran? –después de que Sakura asintiera, Tomoyo le propuso algo. –¿Volvemos juntas? –No, quiero ir sola. –Cuando Sakura salió del metro, fue trotando hacia el restaurante. Entonces se detuvo al ver que Meiling esperaba en la puerta. Seguramente su novio la había llamado para que lo recogiera porque después se le unió Shaoran, que llevaba una pequeña tirita en la comisura del labio debido a la pelea. Después de sonreírle a Meiling, la pareja se fue hacia el coche de ella. POV SAKURA: Nunca has sido capaz de dejar solos a los que damos pena. –Siento haberte llamado. –se disculpó Shaoran con Meiling mientras subían al coche. –No importa. No estoy molesta. –dijo Meiling. Una vez dentro del coche, Meiling le tocó a Shaoran la tirita donde tenía la herida de la pelea. Se sonrieron y se abrazaron. Entonces, Meiling se separó de Shaoran. –Tengo un ticket de aparcamiento. Voy a que lo sellen. Enseguida vuelvo. –Al salir del coche, Meiling vio a Sakura allí plantada. –Sakura. –dijo Meiling acercándose a ella. –¿Ocurre algo? –Entonces Shaoran, vio a Meiling y Sakura y se bajó del coche dirigiéndose hacia ellas. –¿Qué pasa? –preguntó Shaoran. –Mi bolso. –mintió Sakura. –He olvidado mi bolso de Prada. –¿No es ese? –preguntó Shaoran señalando el bolso que llevaba Sakura encima. Sakura se sintió acorralada. Meiling y Shaoran se miraron serios sin saber qué pensar. Continuará…