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–¿Un abrazo? –preguntó Tomoyo con el cuaderno naranja abierto en la mano. –Sí, ya sabes. Como cuando ves a algún conocido después de mucho tiempo. –explicaba Shaoran a Tomoyo en la sala de la facultad. –Fue como en las películas. –¿Cómo en las películas occidentales? –preguntó Tomoyo. –Exacto. –dijo Shaoran consciente de que los occidentales son más directos con el contacto físico. –Entonces, ¿el tipo que abrazó a Sakura era extranjero? –preguntó Tomoyo. –No, era japonés, pero parecía...americanizado. –dijo tras hacer una pausa para encontrar la palabra adecuada. –¿De casualidad era un hombre guapo? –preguntó Tomoyo. –Y yo qué sé. No entiendo de eso. –respondió Shaoran. –Ya sabes, con una cara atractiva. –intentó matizar Tomoyo. –No para mí. –dijo Shaoran. –¿Unos 20 centímetros más alto que tú? –preguntó Tomoyo, ya que desde hacía un rato tenía a alguien en mente. –Me dices cosas muy duras, Tomoyo. –Y con una bonita sonrisa. –Tomoyo ya ni preguntaba, tan sólo afirmaba. –No lo creo. –dijo Shaoran, que hablaba más desde los celos que desde la objetividad. –Probablemente sea él. –dijo Tomoyo. –Espera un momento. He negado todas tus descripciones. –se quejó Shaoran. –Porque estás celoso. –dijo Tomoyo. –¿Yo? –preguntó Shaoran. –Esa persona hablaba en lengua de signos, ¿verdad? –preguntó Tomoyo como último detalle para confirmar sus sospechas. –Sí. De hecho parecía bastante experto. –admitió Shaoran. –Probablemente sea el chico que estaba en la misma orquesta que Sakura cuando estudió en el extranjero. –dijo Tomoyo. –Se llama Yuna D. Kaito. Era el senpaide Sakura en Julliard. Era un prodigio del violín. Cuando fui a visitarla allí me lo presentó. –¿Salieron juntos? –preguntó Shaoran curioso. –No. Él tenía novia. –negó Tomoyo. –Pero ella le admiraba mucho. A menudo Sakura me hablaba de él en sus cartas. Y en San Valentín ella le regaló chocolate. –¿Le regaló chocolate por San Valentín? –preguntó Shaoran muy sorprendido. –Cuando Sakura empezó a perder la audición creo que estuvo apoyándola. Estudió lenguaje de signos con ella. La quería como si fuera su hermana pequeña. –Como su hermana pequeña, ¿eh? –repitió Shaoran, aunque a él no le dio esa impresión cuando se volvieron a encontrar.00000000
Sakura, con el pijama puesto, miraba la tarjeta de contacto que le había dado Kaito sentada en la cama. Se dejó caer todavía mirando la tarjeta. No sabía si escribirle o no. Su aparición despertó viejos sentimientos que creía ya olvidados.00000000
Sakura y Tomoyo estaban comiendo en la cafetería de la facultad. Entonces también llegó Yamazalo con su bandeja. Al ver que Tomoyo miraba fijamente, Sakura giró la cabeza y vio al chico allí parado. Sakura lo saludó efusivamente con la mano. No obstante, Yamazaki, incómodo, se sentó en otra mesa que estaba más apartada, aunque a la misma altura que la de las chicas. –¿Qué pasa? –preguntó Sakura. –¿Quién sabe? –contestó Tomoyo. Entonces llegó Shaoran con su bandeja y se encontró con el dilema de con quién sentarse. Se sorprendió de verlos en mesas distintas. Como estaba más cerca de Yamazaki fue hacia él y le preguntó: –¿Por qué estáis separados? –Pues… –titubeó él. –¡Venga ya! ¡Vamos para allá. –animó Shaoran. –¿Cuál es el problema? –entonces Shaoran cogió también la bandeja de Yamazaki y la llevó hacia la mesa de las chicas. Shaoran se sentó junto a Tomoyo y dejó la bandeja de su amigo junto a él. Shaoran sonrió a Sakura y después llegó Eriol. –Estáis ahí. –dijo el recién llegado. –Todos juntos. –añadió. –He ido a la sala pero no había nadie. –se dirigió hacia Tomoyo y dijo: –Eso tiene buena pinta. –Entonces le quitó una patata del plato mientras se lo metía en la boca. –¿Qué pasa? Tenemos suficiente confianza, ¿no? –No sé si hay confianza, pero no seas tan maleducado. –le riñó Tomoyo. –Así que es eso. Por cierto, sobre lo que hablamos el otro día, –comenzó a decir Eriol quitándose la mochila y sentándose junto a Tomoyo y haciéndola sentir incómoda. –no me disgustas, así que, ¿por qué no salimos juntos? –preguntó mientras los demás lo miraban sorprendidos, especialmente Yamazaki. –Yo te gusto, ¿no? –preguntó ignorando las miradas de sus amigos. –La última vez, ¿no me dijiste que te gusto? Eso fue una declaración de amor, ¿no? –entonces, todos miraron a Yamazaki. –Estoy bien. –dijo él, que todavía no había tocado su comida. –No hace falta que me miréis así. A mí, Takashi Yamazaki me gustaba Tomoyo Daidouji, que me rechazó claramente. –dijo solemnemente como si estuviera declarando en un juicio. –Así que he decidido dejarlo correr. Así que, si Tomoyo y Eriol salen juntos, no hay problema. ¡Estoy muy feliz! –dijo golpeando a Shaoran en el hombro. Entonces se levantó y se dirigió hacia Tomoyo y le extendió la mano. –¿Amigos? Como siempre hemos sido, sólo amigos. –Tomoyo, todavía alucinando por esa escena, se levantó para ponerse a la altura de Yamazaki y estrechó su mano. Shaoran empezó a aplaudirles tímidamente, animando a Sakura con la mirada a que hiciera lo mismo. Así que también se puso a aplaudir, seguida por Eriol.00000000
Después de comer, Sakura fue a la sala. Mientras sacaba algo de beber de la máquina Shaoran se le acercó. –¿No vas a clase? –preguntó él. –Tengo mi cuarta clase después. –dijo ella. –Yo también. –dijo él. Cuando se iba él la paró. –Espera. –¿Qué? –preguntó Sakura. –Oh, no importa. –dijo Shaoran cambiando de idea. –¿Qué?¿Qué pasa? –insistió Sakura. –¿Hay algo que quieras decirme? –No es nada. –le restó importancia. –¿Qué es? Dímelo. –Está bien, te lo diré. Me he enterado que le diste chocolate por San Valentín a un compañero. –soltó Shaoran. –Es como la chica de un manga. No te pega. –Entonces, Sakura le dio una patada por el lado en las piernas. –¡Ouch! –se quejó Shaoran viendo como Sakura se marchaba enfadada. –Ya vuelve a la violencia. Ahora sí que es ella.00000000
Sakura estaba esa noche tocando el piano en el hotel. Esta vez llevaba un vestido negro de tirantes. Tocaba una pieza tranquila, que era la que cuadraba con el ambiente de la sala. Entre el público, sentado en una de las mesitas redondas se encontraba Yuna D. Kaito. Llevaba un traje de color crema y una camisa azul claro sin corbata con el primer botón suelto. Cuando acabó la pieza, los asistentes empezaron a aplaudir. Sakura vio a Kaito aplaudir en lengua de signos. Cuando Sakura terminó de trabajar, se fueron a tomar algo en una sala del hotel. –¿Por qué has vuelto de repente, Senpai? –preguntó Sakura. –No me llames “Senpai”. Ya no estamos estudiando y he dejado el violín. Ahora soy un salaryman normal y corriente. –explicó él. –Pero la tarjeta que me diste el otro día era de la discográfica World Music Entertainment Record. Es una compañía muy prestigiosa. Todo el mundo la conoce. Sigues siendo el senpaique admiro. –Eres la única que me dice algo así a estas alturas. –dijo Kaito. –¿Toco bien el piano? –preguntó Sakura. –Sí. Tocas de manera muy bella. –¿En serio? –Sí, de verdad. Por eso pensé por un momento que habías recuperado la audición. –dijo él. Pero Sakura negó con la cabeza. –En Nueva York cuidaste de mí. Después, cuando volví a Japón fui a muchos hospitales, pero no había tratamiento. –Entiendo. –dijo Kaito. –Supongo que la lengua de signos es algo que no se olvida. –Te estoy muy agradecida de que la aprendieras por mí. –dijo Sakura. –En aquel entonces, si no hubieras estado conmigo, me habría sentido muy sola. –Un rato después, se dirigieron a la salida para despedirse. –Me alegro de que hayamos vuelto a hablar. –dijo Kaito. –Yo también. –dijo Sakura. –¿Te parece bien que te invite otro día? –preguntó él. –¿Te molesto? –preguntó él al no obtener respuesta. Ella negó con la mano. –No he recibido ningún email tuyo, así que pensé que estaba siendo una molestia. Aún así decidí venir a verte. –No, no es eso. Es sólo que…no reuní el suficiente valor para escribirte. –confesó Sakura. –No se me da muy bien tratar con hombres. Después de perder mi oído, mi corazón se insensibilizó. Pero supongo que contigo es diferente. No es…¿cómo lo diría? Tratar con un hombre en ese sentido. –En realidad, a pesar de lo que pienses, yo sí que me refería a ese sentido. –confesó Kaito. Sakura lo miró sorprendida, pero en seguida, su mirada se tornó soñadora.00000000
–¿Sabes, Shaoran? Sakura se está enamorando de Kaito rápidamente. –le dijo Tomoyo a Shaoran mientras entraban en el edificio de la facultad. –Tomoyo, déjalo. Tu apariencia engaña. –dijo Shaoran mientras se dirigían a la sala. Ya en ella, continuaron la conversación sentados en una mesa. –Hablando así de amor me creo que hayas seducido a Eriol. Parece que le has dado fuerte. –dijo Shaoran mientras se abría una lata de refresco. –No pongas la pelota en mi tejado. –le riñó Tomoyo. –¿Estás seguro de querer dejar escapar a Sakura de esa manera? –insistió Tomoyo con el tema. –¿De qué hablas? Debería felicitarla. –se defendió Shaoran. –Qué maduro eres. –elogió Tomoyo. –Bueno, él es buena persona, ¿no? –¿Yuna D. Kaito? –Shaoran asintió con la cabeza. –Mmm, eso parece. –Entonces está bien. No hay problema. –se resignó Shaoran. –Supongo que tienes razón. –le dijo Tomoyo. –¿Le estás dando el visto bueno? –preguntó Shaoran. –Después de que Sakura perdiera la audición, desarrolló mucho miedo a las relaciones. –¿Es para tanto? –¿Eh? –Para la otra persona, ¿tanto importa? –preguntó él. –A una persona normal le importaría. Pero supongo que en ese sentido, tú eres diferente. –le dijo Tomoyo. –¿Eso crees? –preguntó Shaoran con ironía. –¡Te estoy diciendo un cumplido! –Muchas gracias. –Por eso pensé que serías tú. –dijo Tomoyo. –¿Yo? –He estado al lado de Sakura todo este tiempo pero no soy lo que ella necesita. –dijo Tomoyo. –¿Qué quieres decir? –preguntó Shaoran. –Hay ciertas cosas que las amigas no podemos hacer. En el corazón de una chica hay espacios que sólo una pareja puede llenar. Pensé que para Sakura esa persona serías tú. –No puede haber dos en el mismo sitio. –¿En el mismo sitio? –No creo que yo sea el indicado para ella. El indicado es ese senpaisuyo. No es suficiente sentir algo por ella. –dijo Shaoran. –¿Entonces sientes algo por Sakura? –preguntó Tomoyo. –¿Quién sabe? La respuesta está en el aire. –reflexionó Shaoran. –¿Qué quieres decir con eso? –preguntó Tomoyo riendo. –¿No había un dicho que decía eso? –preguntó Shaoran sonriendo.00000000
Eriol estaba en la sección de revistas de una librería. Ojeaba las fotos de Kaho Mitzuki. Primero miró las páginas interiores y después, la foto de la portada. Sakura se le acercó por detrás asomándose para ver qué miraba su amigo con tanto interés. Entonces le golpeó con sus manos con un golpe seco en los hombros para asustarlo. Eriol se giró. –Me has asustado. –Esa es tu novia, ¿no? –preguntó Sakura. –¿Novia? –Sí. –No. –negó Eriol dejando la revista en su sitio. Para salir fuera tenían que bajar al piso de abajo de la librería. Mientras bajaban, Sakura tuvo un traspié con su zapato que tenía un poco de tacón. –¿Qué ha pasado? –Sakura sólo se señaló el zapato. –¿Estás bien? –le preguntó dándole una mano y ayudándola a bajar. Parecía que todas las mujeres de su alrededor tenían problemas con sus pies. Tomoyo, que estaba en la parte de abajo mirando unos libros, vio a Sakura y Eriol de la mano mientras bajaban la escalera. –¿Te has torcido el tobillo? Tomoyo se giró haciendo ver que no había visto a Eriol camuflando su cara detrás de una revista. Sakura le dijo que estaba bien y se marcharon al restaurante cercano al campus a tomar unos refrescos sin percatarse de la presencia de Tomoyo. –La chica de la revista es una modelo famosa. –explicó Eriol sin gestos ya en el restaurante. Sakura le leía los labios –Pensé que si salía con ella me sentiría como si tuviera algo de valor. Ya sabes, aunque no tenga nada, me sentiría como si tuviera un poquito. A diferencia de ti, no valgo nada. Como por ejemplo, con la música. –¿Y qué hay de la fotografía? –preguntó Sakura. –¿La fotografía? No tengo confianza. Incluso mi jefe dice que no tengo talento. –dijo Eriol refiriéndose a la conversación que escuchó entre sus jefes. Sakura empezó a gesticular, pero él no lo entendía, así que Sakura empezó a gesticular más despacio mientras éste intentaba traducir. – “¿Por qué yo…” Perdona. –al ver que Eriol no la entendía, Sakura optó por coger su teléfono y escribió: “¿Sincero?” –Sakura siguió gesticulando. –¡Ah, ya lo entiendo! “¿Por qué eres tan sincero conmigo”? –tradujo Eriol gesticulando palabra por palabra. Sakura asintió sonriendo al ver que por fin había entendido su pregunta. –Mmm, no lo sé. Supongo que porque…eres callada. ¿Te has enfadado? –preguntó Eriol por la respuesta que dio. Sakura negó con la cabeza. –Cuando la gente me habla demasiado soy incapaz de decir lo que quiero. –continuó él. –Mis verdaderos sentimientos acaban flotando por ahí. De manera que al final sólo acabo diciendo cosas odiosas y haciendo daño. Y entonces ya no sé qué hacer. –Sakura volvió a coger su móvil para escribir lo que quería decir. –“¿Te refieres a Tomoyo”? –leyó él. El chico cogió el teléfono y contestó: “No, te juro que no. –¿Y qué hay de ti? –preguntó Eriol. –Estaba convencido de que Shaoran y tú acabaríais saliendo juntos. Pero ahora parece que tienes novio, ¿no? –¿Lo sabes? –preguntó Sakura. –¡Por supuesto que lo sabemos! Es de lo que más se habla en la Sociedad Naranja ahora mismo. –Sakura sonrió de la manera que lo dijo. –¿Es ese chico mejor que Shaoran? –No creo que le guste a Shaoran de esa forma. –dijo Sakura después de pensar un poco la respuesta. –¿Te refieres a gustarle de forma romántica? –preguntó Eriol. Sakura asintió. –¿Y a ti? –Sinceramente, nos hemos unido tanto que ya no lo sé. –contestó ella. –Tú también estás siendo sincera, Sakura. –Oye, me he fijado que todos habéis aprendido lengua de signos por mí. –observó Sakura. –Una vez que empiezas es muy divertido. –admitió Eriol. –Cuando hablamos en la sala, todos utilizamos la lengua de signos. ¿Por qué? –Porque si tú fueras la única que no entiende, no sería divertido. –contestó él. –Nos lo dijo Tomoyo. Nos dijo que utilizáramos la lengua de signos lo máximo posible. –pero a Sakura no le hizo demasiada gracia esa respuesta.00000000
–¡Sí, lo dije! ¿Qué hay de malo en ello? –se defendió Tomoyo. –¡Está mal!¡No es lo habitual! –dijo Sakura, que fue a echarle en cara que le pidiera a los demás que hablaran en signos. –¿Está mal no hacer lo habitual? Si fueras norteamericana y todos supiéramos inglés, hablaríamos en inglés delante de ti. –razonó Tomoyo mientras caminaban por los pasillos del piso de arriba de la facultad. –¡No es cierto! –se resistía Sakura. –¡Claro que es cierto! ¡Pensé que si todos hablábamos de una manera que no entendieras te aburrirías!¡Por eso les dije que utilizaran la lengua de signos con las partes que supieran!¡¿Está eso tan mal?! –preguntó Tomoyo. Al ver que no contestaba, continuó hablando –¡Sakura, eres egoísta!¡Siempre dices que no quieres dar pena, que prefieres morir a que la gente te tenga lástima, pero si no eres el centro de atención te pones de mal humor! –¡Eso no es verdad! –dijo Sakura titubeando. –¡Sí, lo es! ¡Siempre brillas como las estrellas, y yo soy la que estoy siempre detrás de ti en la oscuridad haciendo que sobresalgas! –dijo Tomoyo marchándose hacia clase. Sakura la detuvo a punto de entrar. –¡Qué cara tienes! –dijo Sakura. –¡Incluso Yamazaki estuvo interesado en mí primero. Y después empezó a interesarse por ti! –¡¿Qué?! –preguntó Tomoyo sin poder creer lo que le decía Sakura. –¡A ti no te gustaba Yamazaki! –¡A ti tampoco te gustaba! –le recriminó Sakura. –¡Cierto, no me gusta!¡Entonces dejemos de discutir por alguien que no nos gusta a ninguna de las dos! –dijo Tomoyo. –¡Vale, pero…! –empezó a decir Sakura. –¿Entonces qué pasa con Eriol? –preguntó Tomoyo sin usar la lengua de signos recordando cuando los vio en la librería. –¿Qué? –preguntó Sakura. –¡Nada! –respondió Tomoyo. –¡¿Qué has dicho?! –volvió a preguntar Sakura. –¡No hables para ti para que no entienda! –¡Me estás sacando de quicio! –gritó Tomoyo. –¡¿Qué?!¡Tú…! –empezó a decir Sakura, pero entonces, la profesora que llegaba en ese momento interrumpió la acalorada discusión llena de gestos. –Señoritas, la clase va a empezar. –avisó la profesora entrando en el aula, poniendo fin a la pelea. –Sí, profesora. –dijo Tomoyo. Miró a Sakura con mala cara y entró airada, seguida por ésta.00000000
Después de clase, Sakura salió de la facultad, pero algo cayó del cielo. Shaoran se asomaba por el edificio. Cuando Sakura le miró, Shaoran le tiró un pequeño bollo que ésta cogió al vuelo. –¿Adónde vas vestida así? –preguntó Shaoran, que veía que Sakura llevaba una falda estampada rosa, una camiseta blanca, una chaqueta vaquera y unos tacones no muy altos de color crema. Después de que Shaoran bajara hacia donde estaba ella, iban caminando por el campus. Sakura le devolvió el bollo. –No lo quiero. –dijo Sakura. –Estoy llena. –¿En serio? –dijo Shaoran guardándose el bollo en la mochila. –O quizás es que estoy nerviosa. –dijo Sakura. –¿Es porque vas a una cita? –preguntó Shaoran. Sakura asintió con la cabeza. –¿Luzco mal? –preguntó Sakura. –No. No puedes ir mejor. –le dijo Shaoran. –¿En serio? Qué mona que soy. –dijo Sakura. –¿Quién dice eso de sí mismo? –dijo Shaoran para sí sonriendo. –¿Qué puedo hacer, Shaoran? Mi corazón está palpitando muy rápido. –dijo Sakura apurada. Entonces Shaoran cogió aire y lo soltó un poco exagerado. –¿Por qué no respiras profundamente? –pero al ver que Sakura seguía nerviosa, Shaoran le dio otro consejo. –No te preocupes, en cuanto veas a tu novio te tranquilizarás. Te diré unas palabras mágicas: “Hoy Sakura está más guapa que nunca”. –Sakura sonrió. –¿Adónde vais? –A la Torre de Tokio o a Roppongi Hills. A algún sitio así. –contestó Sakura. –Estás tan guapa que la Torre de Tokio y Roppongi Hills se derrumbarán ante tu belleza. –piropeó Shaoran para tranquilizarla, a lo que Sakura le sonrió contenta. –Ah, y si puedes, controla tu afilada lengua viperina y tus maldiciones todo lo que puedas. –bromeó Shaoran. –¿Qué más? –preguntó Sakura. Shaoran se quedó pensando. –Mmm, podría pensar en cien o doscientas cosas que podrías mejorar… –No importa. –interrumpió Sakura. –No tengo tiempo para “escucharlas” todas. –¿Te recoge aquí a las tres? –preguntó Shaoran mirándose el reloj. –Debe haber llegado. Nos vemos. Espero que todo salga bien. –entonces Shaoran se fue, seguido por la mirada de Sakura. Entonces, Sakura se quitó un zapato y se lo lanzó cuando Shaoran ya se había alejado varios metros. Al caer al lado de Shaoran, éste la miró. –¿Qué pasa? –le preguntó en lengua de signos. –¿Te parece bien esto? –preguntó Sakura. –¿El qué? –preguntó Shaoran. –El que me guste otra persona –aclaró Sakura. –Incluso si me alejo, ¿estarás bien? –Shaoran no dejaba de mirarla serio fijamente. Después vio llegar por el fondo un coche deportivo plateado que se paró a las puertas del campus. Kaito se bajó del deportivo cerrando la puerta y quitándose las gafas de sol, vestido con un pantalón negro, una camisa blanca y una americana marrón clara. Shaoran recogió el zapato y fue a devolvérselo a su dueña dejándolo en el suelo. –Ha llegado. –le dijo Shaoran, ya que ella ni se había percatado de la llegada de Kaito. Entonces Sakura miró hacia atrás y, efectivamente, allí estaba Kaito esperándola y saludándola con la mano. –De momento, todo lo que puedo decir es que no creo que debas ir lanzando zapatos delante de él. –dijo Shaoran triste. Se giró y volvió a marcharse seguido de la mirada de Sakura. Unos segundos después, se calzó el zapato y se fue hacia Kaito.00000000
Shaoran estaba arrancando una naranja del naranjo de donde solían cogerlas. POV Shaoran. Ella siempre tira de mi corazón hasta el límite y se lo lleva con ella. No lo suelta. Mi corazón, que siente atracción hacia ella, siempre duele. Continuará…