ID de la obra: 951

Orange Days

Het
G
Finalizada
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167 páginas, 77.050 palabras, 22 capítulos
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14. Te amo II

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Ya había anochecido y Sakura y Kaito se encontraban en un mirador viendo las vistas nocturnas de los rascacielos tokiotas tras haber paseado y tomado algo. –¡Qué bonito! –dijo Kaito. –¡Qué bien me siento!¿Te parece bien que vuelva a invitarte a salir? –preguntó Kaito. –De acuerdo, pero… –empezó a decir Sakura. –Si soy una molestia, sólo dímelo. ¿Tienes novio? –preguntó Kaito. Sakura negó con la cabeza. –¡Uf, qué alivio! Cuando estábamos en Estados Unidos, ya me gustabas. –confesó Kaito. –¿En serio? –Sí. Pero yo tenía novia y tú eras como una flor inalcanzable. –dijo Kaito. –¿Pero qué dices? –Entonces eras preciosa. Y ahora todavía lo eres más. Por eso he reunido el valor para pedirte salir. –No puedo oír. ¿No te importa? –preguntó Sakura. –Eso no importa. Sigues siendo Sakura. Cuando estábamos allá, ¿te acuerdas de que me diste chocolate por San Valentín? –preguntó Kaito. Sakura asintió con la cabeza. –Dentro de mí sentí como si estuviera en una nube. En aquel entonces, con aquellas circunstancias no pude expresarme bien, pero me gustabas mucho. Incluso ahora me gustas.

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Una mujer guapa vestida con chaqueta y falda negra y tacones entró al edificio de la facultad quitándose las gafas de sol. Parecía una alta ejecutiva con gran poder y que inspiraba gran seguridad en sí misma y una gran rectitud. Era conocida como Madoushi. La mujer llego hasta la sala. –Oye, ¿conoces a una chica de último año llamada Sakura Kinomoto? –preguntó a una alumna que andaba por allí. –¿Quién? –preguntó la alumna. –Es sorda. –especificó Madoushi. –Ah, siempre está por aquí con esos chicos. –respondió la chica señalándolos. –Gracias. –respondió Madoushi. Después se dirigió hacia los chicos. –¡Shaoran, siempre sales bien!¡Mira hacia aquí! –dijo Yamazaki tomando unas fotos con una cámara. Mientras que Shaoran se giraba para que no le tomara fotos. Eriol se encontraba acostado ocupando tres de los cuatro canapés que había mientras leía un manga. –¡Chicos! –interrumpió la mujer. –¿Está por aquí una chica llamada Sakura Kinomoto? –los chicos se sorprendieron al escuchar el nombre. Yamazaki bajó la cámara y Eriol se incorporó apoyado en su codo derecho para ver quién era la mujer que preguntaba por su amiga. –Ahora no está aquí. –dijo Shaoran. –Ya veo. –dijo la mujer. –¿Es guapa? –Pues…sí. Supongo que lo es. –contestó Yamazaki. –¿Quién es usted? –preguntó Eriol. –Nadie. Siento haberos molestado. –sin más, la mujer se dio la vuelta y se marchó. –¿Quién será? –preguntó Shaoran. –A saber. –respondió Yamazaki. –Pero es muy sexi. –añadió con una sonrisa tonta. Entonces le sonó el teléfono y mientras lo sacaba dijo: –Me gustan las chicas guapas. –Bah, cállate. –le dijo Shaoran. –Moshi moshi. –contestó Yamazaki. –¡Hola Spinnel!¡Cuánto tiempo!...¡¿Qué?! –Yamazaki se quedó serio y parado de repente. –¿Qué pasa? –preguntó Eriol. –A mi padre le ha dado un síncope. –dijo bajando el teléfono todavía asimilando la noticia.

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Para acabar con la cita, Sakura y Kaito se fueron a tomar un té en la cafetería del lujoso hotel en el que trabajaba Sakura. –Necesito tu foto y un minidisc con una grabación de tu interpretación. –dijo Kaito. –Vale, pero ¿por qué? –preguntó Sakura. –Porque… –empezó Kaito titubeando. –incluso cuando estemos separados, quiero ver tu cara y escucharte tocar el piano. –Sakura sonrió.

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–Yamazaki ha llamado y dice que aunque es cáncer, lo han encontrado en la fase inicial. –explicaba Shaoran a los demás en la sala unos días después. –Si lo operan mejorará. La operación será la semana que viene, así que se quedará con su familia hasta entonces. –Al ver que nadie decía nada, Shaoran continuó al ver las caras de preocupación. –¿Qué pasa? Dentro de lo malo, son buenas noticias. Tendríamos que estar más contentos.

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Tras varias citas mantenidas durante varias noches, Kaito llevó a Sakura a un elegante restaurante parar cenar. Sakura bebía agua de su copa mientras que Kaito miraba la carta de vinos. –No estoy acostumbrada a este tipo de cosas, así que estoy un poco nerviosa. –confesó Sakura. –Para serte sincero, yo también estoy nervioso. –dijo Kaito. Entonces llegó el camarero. –¿Han decidido ya qué vino van a tomar? –preguntó el camarero. –Me gustaría algo fuerte. –dijo Kaito. –Comprendo. –dijo el camarero. –¿Tienes frío? –preguntó Kaito a Sakura, que llevaba un vestido de tirantes y parecía un poco encogida. –¿Dónde está el chal que traías? –Lo olvidé en el coche. –dijo Sakura. –¿Quieres que vaya por él? –se ofreció Kaito. –No, no importa. Tú tienes que estar aquí. –dijo Sakura mirando al camarero, que esperaba pacientemente por la comanda. –Déjame la llave. Iré yo. Cuando Kaito le dio la llave del coche, se dirigió hacia él, pulsó el botón de la llave y el coche se desbloqueó. Abrió la puerta del copiloto y cuando cogía el chal, vio que se había enganchado con unas pinzas de doble clic que sujetaban unos papeles que estaban dentro de un gran sobre marrón abierto en la parte de atrás del coche. Al desenganchar el chal, vio lo que ponía en la portada. Proyecto: El debut de Sakura Kinomoto: ¡la belleza sorda del piano! Sakura quitó la pinza y siguió leyendo en las páginas interiores. Incluso en el competitivo mundo de la música, Sakura Kinomoto atrae la atención del público con sus actuaciones. Sus habilidades al piano son incuestionables y con sólo mirarla, uno se da cuenta de que es una belleza. Después, Sakura, sorprendida de lo que había leído, cogió el sobre y encontró varias copias de minidiscs y fotos de ella misma. Había varias copias de fotos de su cara, otras de ella tocando el violín y el piano. Después, vio que en el asiento de atrás había un colgante en forma de corazón plateado. Después de mirarlo unos segundos, lo lanzó con rabia. Mientras tanto, dentro del restaurante, Kaito hablaba por teléfono en un pasillo que estaba junto a la sala. –Sí, las cosas van bien. Sólo falta un pequeño empujón. –dijo Kaito. –Sí, hay una productora que también quiere trabajar con nosotros. –Ten cuidado. –dijo Madoushi desde la sede de la compañía World Music Entertainment Record. –No conseguí verla en persona, pero de la forma en que están yendo las cosas, estamos progresando. Parece que será un éxito. –dijo fríamente a Kaito. –El jefe también parece realmente interesado. –Muy bien. –dijo Kaito viendo volver a Sakura. –Luego te llamo. –dijo y colgó el teléfono. Sakura se dirigió hacia la mesa muy enfadada. Cuando llegó, cogió el bolso para marcharse. Kaito extrañado intentó detenerla. –¿Qué ha pasado? Pareces molesta. –Entonces ella le mostró una de las hojas que había encontrado en el coche. –Me estabas engañando, ¿verdad? –acusó Sakura. –¿Engañándote? No hagas que suene tan mal. –¡Pero es lo que estabas haciendo!¡Eres lo peor! –dijo Sakura gesticulando con fuerza. –No hagas una escena en un lugar como este. –dijo Kaito, al ver que ya habían llamado la atención de algunos comensales. –Para que lo sepas he roto y tirado las grabaciones y las fotos. –dijo Sakura antes de marcharse del restaurante. Kaito la siguió corriendo, deteniéndola del brazo ya en el aparcamiento. –¡Espera! No creo que sea un mal trato para ti. En tu estado las cosas deben ser difíciles. Tiene que ser complicado encontrar un trabajo. ¿No crees que sería un buen negocio? ¡Puedes debutar e incluso sacar tus propios discos! –intentó convencer Kaito. –Todavía no está decidido, pero le estoy hablando de ti a mi jefe. ¿Qué me dices? ¡Trabajemos juntos! –¡No tengo intención de hacer de mi infelicidad una herramienta para hacer dinero! Senpai, has cambiado. Así que, ¿esta es la razón por la que te has acercado a mí? –preguntó Sakura decepcionada. –Lo siento. –se disculpó Kaito. –No he estado haciendo mi trabajo muy bien últimamente y estaban a punto de despedirme. Así que, cuando te vi pensé que quizá podría evitarlo. Esas eran mis intenciones ocultas. –¿Puedo preguntarte algo por última vez? –preguntó Sakura. –Cuando me dijiste que te gustaba, ¿también era mentira? –Lo siento. –con esa respuesta, Sakura supo que la respuesta era afirmativa. –Entiendo. –entonces Sakura se inclinó haciendo una reverencia de despedida con la que casi toca la punta de sus pies y se marchó, dejando a un Kaito que desconocía por completo plantado en el aparcamiento. Después de esa gran decepción, Sakura fue caminando un rato por la ciudad hasta llegar a un parque lleno de fuentes. Se sentó en un bordillo que tenía unos setos detrás y sacó su teléfono. Vio el nombre de Tomoyo. Se dio cuenta de cuánto la echaba de menos después de la gran pelea que tuvieron en la universidad, pero no se atrevía a escribirle. Después buscó el nombre de Shaoran y le escribió. –Sakura: Respóndeme, Shaoran. –Shaoran: Dime. –Sakura: He roto con Kaito. –Shaoran: Comprendo. –Sakura: Estaba pensando que ha debido ser todo una ilusión. –Shaoran: Ya. –Sakura: Después de quedarme sorda, era la primera vez que le gustaba a alguien. –Shaoran: Ya. –Sakura: Pensé que podría volver a enamorarme. Me sentía especial porque alguien como yo le gustaba a alguien. Pensé que podría volver a ser aquella chica brillante. –Shaoran: Ya. –Sakura: ¿Es lo único que vas a decir? –Shaoran: No sé qué decir…pero te estoy “escuchando”. –Sakura: ¿De verdad me “escuchas”?¿Seguro que no estás viendo la tele o comiendo ramen? POV de Sakura: Con los mensajes de texto, a diferencia de las conversaciones reales, el tiempo que esperas una respuesta es frustrante y un poco patético. Te hace pensar que ya no te va a contestar. Pero entonces recibes un mensaje largo. En un momento como ese, las palabras que no son tan significativas pueden resultar muy entrañables. –Shaoran: Te juro por dios que no. He apagado la tele. Sakura sonrió con ese último mensaje. Entonces sintió el móvil vibrar de nuevo. –Shaoran: ¿No tienes frío ahí? –Sakura: No, estoy bien. Quiero verte. ¿Puedo verte? Entonces, a Sakura se le acabó la batería sin haber podido concertar un lugar. Sakura siguió caminando por la ciudad y sin saber por qué, se fue a la sala de la facultad. Ya casi no quedaban estudiantes en la universidad y la sala estaba vacía. Sakura se puso a leer el cuaderno naranja y entonces llegó a la página que escribió ella cuando empezó a tocar el piano, pero vio algo diferente. El mono que había dibujado tenía su peinado. Ese dibujo le arrancó una pequeña sonrisa. Después buscó la siguiente página en blanco y mientras pensaba qué escribir, las luces se apagaron, quedando tan sólo una tenue luz. Un guardia de seguridad apareció con una linterna. –Márchese, por favor. Vamos a cerrar. –dijo el guardia de seguridad. Cuando Sakura salió del edificio de la facultad, vio a alguien en la lejanía correr hacia ella. Era Shaoran, al que cada vez le faltaba más el aliento de la carrera que había echado desde su casa. Sakura, que tenía los brazos cruzados para protegerse del frío a pesar de llevar el chal por los hombros, descruzó los brazos de la sorpresa. –¿Qué pasa? –preguntó Sakura. –¿Qué quieres decir? –preguntó Shaoran a punto de ahogarse por la falta de aliento. –Eras tú la que dijiste que me querías ver. –¿Cómo sabías que estaba aquí? –Fue un presentimiento. –dijo Shaoran cansado. –Aunque antes he corrido hasta la tienda de libros. –Estoy muy triste. –confesó Sakura. –Sabía que era un amor no correspondido, pero era mi único amor. Lo atesoré dentro de mí durante mucho tiempo. Así…, retenido en la mano derecha. –dijo señalando su mano derecha cerrándola en un puño y llevándosela al corazón. –Pero cuando he abierto la mano… –dijo extendiendo la mano otra vez y abriéndola. –no había nada. Tan sólo vacío. Es estúpido, ¿no? –Hey. –dijo Shaoran después de una pausa. –Intenta abrir la mano izquierda. –dijo él señalando su puño izquierdo y abriéndolo. –¿Estoy yo ahí? –preguntó Shaoran, utilizando tan sólo la lengua de signos. –Hey, ¿no te da vergüenza decir esas cosas tan cursis? –preguntó Sakura, aunque en realidad estaba enternecida con todo lo que le había dicho Shaoran. –¡Mucha vergüenza! –dijo Shaoran oralmente mientras sonreía. Entonces, Sakura también sonrió y se fundieron en un tierno abrazo. Continuará…
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