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–¿Si? –dijo un despeinado Eriol abriendo la puerta de su casa. –Buenos días. –dijo Tomoyo, que se había presentado allí para su sorpresa. –¿Qué haces aquí tan temprano? Todavía no son ni las siete. –dijo Eriol. –Incluso están dando el informativo matutino todavía. Nakuru, que se encontraba removiendo natto con unos palillos bajó el volumen de la tele y se colocó más cerca para ver qué podía captar. Aquello sería mucho más interesante que lo que pudieran decir en las noticias. –¿Molesto? –preguntó Tomoyo. –No. –dijo Eriol dejándola entrar mientras se rascaba la barriga. –No he podido dormir. –dijo Tomoyo. –He pensado que llegaría el verano, luego el otoño, después el invierno y de nuevo la primavera; y he pensado en que las cosas podrían terminar sin que ocurriera nada. –¿De qué estás hablando? –preguntó Eriol. –De nosotros. –dijo Tomoyo. –Espera un momento. Vamos fuera a tomar algo a algún sitio. –No creo que haya ningún sitio abierto todavía. –dijo Nakuru levantándose e interrumpiendo el paso a su hermano mientras seguía removiendo el natto que tenía en el bol. –Buenos días. –saludo Tomoyo. –¡Buenos días! –saludó Nakuru alegre apartando a su hermano. –Pasa, por favor. Estaba haciendo el desayuno. ¿Por qué no te unes? –¡Idiota! –insultó Eriol dándole un calbote a su hermana. –No podemos hablar de nuestro futuro comiendo natto.00000000
–Aquí tiene, señorita. Lo de siempre y su cambio –dijo el dependiente de la tienda de animales a Sakura mientras le entregaba una bolsa con comida para pájaros. Sakura salió de la tienda y se entretuvo en el escaparate saludando a un cachorro de bulldog francés de color blanco. Después se dispuso a desbloquear el candado de su bicicleta para irse a casa. Mientras tanto, en la acera contraria, un hombre con gafas, rostro amable y cabello cenizo llegaba con una maleta. Entonces la vio. –Sakura. –dijo para sí sorprendido de verla. –¡Sakura! –la llamó. Pero Sakura no le vio y antes de que se montara en la bicicleta, el hombre empezó a saltar y a mover sus brazos. –¡Sakura!¡Aquí! –entonces, la chica se percató de su presencia. Su cara se iluminó de felicidad al ver a Yukito Tsukishiro, y lo saludó moviendo sus brazos con fuerza, de manera que la bicicleta cayó al suelo. Dándose cuenta de que metió la pata, Yukito rió por la ternura que le inspiró esa escena. Estaba claro que seguía siendo Sakura.00000000
Tras la invitación de Nakuru, Eriol y Tomoyo se encontraban arrodillados frente a frente, con la mesa donde estaba el desayuno por en medio. –Iré a comprar algo de café y algo para comer al combini. –dijo Nakuru para poder dejarlos asolas. –¿Tienes dinero? –preguntó Eriol, que pensó que su hermana se había revelado como una gran estratega. –Sí, aquí hay algo. –dijo Nakuru cogiendo una cartera. –¡Oye!¡Esa es mi cartera! –dijo él, confirmando sus sospechas. –Nos vemos. –dijo Nakuru con una sonrisa maligna mientras se dirigía hacia la puerta con su cojera. –Ten cuidado. –Sí. –respondió su hermana. –Tengo que protegerla. –dijo Eriol mirando todavía hacia la puerta por la que había salido su hermana. –Por su estado. –añadió después. –Yo también la protegeré. –dijo Tomoyo. –¿Qué? –Todo lo que tú protejas, yo también lo protegeré. –se ofreció Tomoyo. –Es muy graciosa. –Pero su pierna no está bien. –se quejó Eriol. –¿Y qué importa eso? Sin embargo sí hay un problema. –dijo Tomoyo ante la mirada curiosa de Eriol, que no entendía que otro problema habría. –Su peinado. –¿Su peinado? –preguntó Eriol confuso.00000000
Yukito tocaba el piano enérgicamente en el apartamento de las Kinomoto. Madre e hija aplaudieron después de su gran interpretación. –¡Maravilloso! –dijo Sakura sorprendida. –Dice Sakura que ha sido maravilloso. –tradujo su madre. –Gracias. –dijo Yukito en lengua de signos. –Tomemos un té. –propuso Nadeshiko. –Me enteré por tu madre, así que decidí aprender lengua de signos. –explicó Yukito al ver la cara de sorpresa que puso Sakura cuando éste le dio las gracias en lenguaje de signos. –Es difícil. ¿Lo hago bien? –preguntó Yukito mientras ambos se sentaban a la mesa. –Muy bien. –dijo Sakura. –¿En serio? ¡Qué alegría! –dijo Yukito. –Me quedé impactado cuando oí la noticia. Debes de haber pasado por mucho. Estaba en Alemania, así que no tenía ni idea hasta hace unos meses. –Yukito toca el piano en la Escuela Internacional de Música Klaus. –informó su madre. –¡Es dónde vas a ir tú! –dijo Sakura dándose cuenta. –Exacto. Me ha dicho que cuando vayamos a Alemania cuidará de nosotras. –dijo Nadeshiko trayendo té fresquito en una bandeja. –No os veíais desde hace bastante tiempo, ¿verdad? Solíais jugar juntos cuando erais pequeños. Incuso hacíais planes secretos. Sakura decía que os casaríais cuando fuerais mayores. –dijo Nadeshiko riendo. –¡Para! –dijo Sakura avergonzada. –¡Eso fue hace mucho tiempo! –Ups. Perdona. –se disculpó su madre riendo. –Yukito se ha tomado unas vacaciones para venir a Japón, así que se quedará aquí. Sé amable con él. –Muchas gracias de antemano. –dijo Yukito. –Un placer. –dijo Sakura.00000000
Tomoyo y Nakuru caminaban contentas por las calles de Tokio. Eriol iba al lado de su hermana, aunque con cara de indiferencia, no quería admitir que estaba contento. –¡Mira esa tarta! –dijo Nakuru señalando una vitrina de una pastelería. –¡Qué pinta tiene! –¿Por qué has tenido que venir? –se quejó Eriol refiriéndose a su hermana. –¡Cuántas tiendas! –dijo Nakuru ignorando a su hermano. –¡Para ya! Pareces una chica de campo que acaba de llegar a la ciudad. –dijo Eriol. –¿Dónde entramos primero? –se preguntó Nakuru. –¿Por qué no vamos a cortarte el pelo? –sugirió Tomoyo. –¿Dónde? –preguntó Nakuru. –Donde voy yo siempre. –contestó Tomoyo. –Está por allí. –dijo señalando con el dedo. –¡Me encantaría! Oh, podría haber traído los recortes de las revistas que he ido coleccionando. Me gustaría cortarme el pelo como la cantante Nacchi. –¡Pero tu cara es diferente! No te quedaría bien. –replicó Eriol para provocar a su hermana ante la mirada asesina de Nakuru.00000000
–Puedes quedarte en esta habitación. –indicó Sakura a Yukito abriéndole la puerta del dormitorio donde se quedaría. –Entendido. –dijo Yukito. Entraron al cuarto y Sakura apartó las cortinas para que entrara luz. –Siento no haberme enterado antes de tu problema de audición. No he podido hacer nada para ayudarte. –Sakura negó con la cabeza restándole importancia. –Tiene muchas ventajas. –dijo Sakura quitándole hierro al asunto. –¿Ventajas? –preguntó Yukito, al no verle las ventajas a la sordera. –¿Cómo cuales? –Por ejemplo, puedo estudiar en restaurantes llenos de gente ruidosa; no escucho a chicas chillonas de la mesa de al lado. –Oh, entiendo. –dijo Yukito riendo. –Me alegro de ver que no has cambiado. Tu sonrisa no ha cambiado desde que eras una niña. Sakura le respondió con una alegre sonrisa.00000000
Sakura estaba en el hotel trabajando tocando el piano. En ese momento tocaba “Deux Arabesques” de Claude Debussy bajo la atenta mirada de Yukito y su madre, que se encontraban sentados en la barra. ¿Qué piensas? –preguntó Nadeshiko. –Creo que tiene potencial. –opinó Yukito. –Es increíble. Es difícil creer que haya perdido el oído por la forma de tocar. –En realidad puede oír un poco los tonos agudos. Parece que depende de ellos al tocar. –explicó Nadeshiko.00000000
Nakuru hablaba por teléfono ya con el pijama puesto. Tenía el pelo mucho más corto al haber sido acompañada por Tomoyo a la peluquería. –Muy bien…De acuerdo. Nos vemos. –dijo Nakuru antes de colgar a su madre. –Vete a dormir. –ordenó Eriol a su hermana, el cual salía de la ducha. –Sí, hermanito. Aunque todavía es temprano. –dijo Nakuru. –Oye, Eriol. –dijo Nakuru una vez en su habitación, que estaba conectada con la salita. –¿Qué? –Tomoyo es buena chica, ¿verdad? –comentó Nakuru mirando su nuevo corte de pelo en un espejo que tenía en su escritorio. –Sí. –se limitó a decir Eriol mientras ojeaba un manga y se tomaba una cerveza. –También huele muy bien. –continuó Nakuru. –Ojalá alguien así hubiese sido nuestra madre. –dijo Nakuru metiéndose en su cama. –Buenas noches. –Buenas noches. –dijo Eriol cerrando las puertas correderas que separaban el cuarto de Nakuru con la salita, contento de que Nakuru viera a Tomoyo como una figura materna. Nakuru había aceptado a Tomoyo, y eso para él, era crucial.00000000
–¿Estás celoso? –preguntó Sakura a Shaoran después de hablarle de Yukito. Ambos se encontraban en el apartamento del chico. –No. –dijo Shaoran mientras llenaba la tetera de agua para calentarla. –¿Por qué no? Hicimos una promesa de matrimonio. –dijo Sakura, que parecía que quería ver celoso a Shaoran. –Cuando teníais cinco años. –añadió Shaoran. –No me pondré celoso por algo como eso. –¿Por qué no?¿Confías en mí? –siguió preguntando Sakura. –Supongo que me siento tan bien que no me preocupa. –zanjó Shaoran volviendo a la salita y sentándose en el suelo. Sakura se puso a su lado. –¿Sabes? –dijo Sakura. –Cuando cierro los ojos, realmente me sumo en la oscuridad total. Porque no puedo ni ver, ni oír. Pero sé que estás ahí. –Shaoran cogió las manos de Sakura poniéndolas en una determinada posición y las movió preguntando “por qué”. –Siento que tu corazón está cerca. Shaoran le sonrió y la aproximó hacia él con un brazo, apoyando la cabeza de Sakura en el hombro de él. POV de Shaoran: Estábamos juntos todo lo que podíamos. Hacíamos el amor, nos abrazábamos y compensábamos la voz que ella no podía emitir ni ser oída. Lo superábamos. Como separados éramos débiles, juntos juramos ser más fuertes. Al menos, es lo que sentía.00000000
Unos días después, Nadeshiko le pasó a Sakura un papel mientras estaban sentadas en los sofás de su casa. –Concurso Nacional de Piano. –dijo la madre de Sakura. –¿Por qué no lo intentas? Creo que puedes hacerlo. Yukito también lo piensa. –dijo señalando al chico, que estaba sentado a la mesa tomando un té. –Si estás interesada, puedo ayudarte en los ensayos. –se ofreció Yukito. –¿De verdad? –preguntó Sakura. –Claro. –dijo Yukito. –Tienes talento, Sakura. –continuó Nadeshiko. –El talento que yo no tuve. ¿Qué me dices?00000000
Eriol llegaba a la sala de la facultad en ese momento mientras el resto de la Sociedad Naranja estaba sentada a la mesa hablando del profesor Terada. Yamazaki vio a Eriol y alzó la mano para indicarle que estaban allí. Los chicos siguieron hablando del profesor mientras Eriol se puso detrás de Tomoyo. –Ejem. –tosió Eriol para llamar su atención. Cuando ella giró la cabeza, Eriol le dijo: –Gracias por lo del otro día. –¿Qué? –preguntó Tomoyo confusa. Al ver que todos se les quedaban mirando, Eriol la cogió del brazo y casi la arrastró de espaldas a los demás para que no supieran de qué hablaban, aunque seguían mirando. –Nakuru está muy contenta. Dice que ahora los chicos van detrás de ella. –Eso es genial. –dijo Tomoyo contenta. –Te invitaré para agradecértelo. –dijo Eriol. –No es necesario. No te preocupes. –rechazó Tomoyo. –¿Es que no lo pillas?¡Te estoy pidiendo una cita! –dijo Eriol. –¡Whoooo! –dijo Shaoran en tono agudo. –Le ha pedido una cita. –le explicó a Sakura mientras los aludidos sonreían. –¿Yamazaki? –se dirigió entonces al moreno que no apartaba su mirada de ellos. Parecía que aunque lo aceptaba, aún le costaba asumir un poco el rechazo que sufrió de Tomoyo.00000000
Sakura iba andando con su bicicleta por la ciudad y vio unos carteles de la competición de piano, meditando si presentarse o no. Por un lado tenía miedo, pero por otro lo estaba deseando. Sería una gran oportunidad para probarse. Además, contaría con la ayuda de Yukito.00000000
En casa, Yukito hablaba con Nadeshiko mientras que ésta daba de comer al pájaro y le cambiaba el agua del bebedero. –Casualmente, tengo un amigo en la industria de la música que tenía la misma dolencia que Sakura y se operó. –dijo Yukito. –¿Y qué le pasó? –preguntó Nadeshiko con interés. –No es infalible al cien por cien, pero recuperó algo de audición. –informó el chico. –Vaya. No le digas a Sakura nada de esto. No es que no hayamos pensado en esa opción antes, pero es muy aprensiva al tema de la cirugía. Cuando llegue el momento yo misma le informaré. –dijo Nadeshiko. –Entendido. –aceptó Yukito.00000000
Sakura y Shaoran estaban sentados en el apartamento del chico. La chica había ido a su casa cuando éste iba a empezar a cenar. –¿Un concurso? –preguntó Shaoran a Sakura cuando ésta le explico lo de la competición de piano. Sakura le enseñó el papel del concurso. –Estoy pensando en concursar. –dijo Sakura. –¿Qué piensas? –¿Tendrás que competir? En los concursos tienes que competir contra otros. Pensaba que era suficiente con sólo tocar. –dijo Shaoran. –Quiero probarme. –dijo Sakura. –Quiero probar mis habilidades. Quiero saber lo lejos que puedo llegar. –Entiendo. –dijo Shaoran no muy convencido.00000000
–¡Me niego! –gritó Eriol a su hermana. –Sabía que dirías eso. –dijo Nakuru. –Pues fin de la conversación. –Pero mamá ha roto con su novio y ahora está sola. –dijo Nakuru. –Por eso quiere volver a vivir con nosotros. –Fue ella la que nos dejó. ¿Por qué debería importarme lo que quiera? –dijo él mirando un periódico. –Creo que se siente sola. –dijo Nakuru. –¿Pero qué dices? –preguntó Eriol, que no apartaba la vista del periódico. –Estoy pensando en irme a vivir con ella. –dijo Nakuru. Esta vez, Eriol tiró el periódico al suelo y la miró a los ojos. –¿Estás mal de la cabeza? –preguntó él. –¡Ha estado todo el tiempo cambiando de tío y ahora quiere volver porque la han abandonado!¡Iba de camino a la casa de uno de esos tíos cuando la perseguiste y por eso tienes la pierna mal! –Fui tras ella porque la quiero. –dijo Nakuru con tristeza. –¡Idiota!¡No tiene sentido hablar contigo! –gritó Eriol antes de salir de casa, dejando a Nakuru llorando. Cuando Eriol salió, caminó hasta la estación de metro y se sentó en un banco a esperar frustrado el próximo tren.00000000
Sakura ensayaba la “Polonesa” de Chopin con el piano cuando Yukito la detuvo y señaló un compás de la partitura con el lápiz. –Aquí, toca más suave y gracioso, como si un pajarito recién nacido empezara a volar. Te lo mostraré. –dijo él sentándose junto Sakura y tocando ese fragmento con una mano. –¿Cómo si un pajarito recién nacido empezara a volar? –preguntó Sakura. –Exacto. Con cuidado pero con valentía. –dijo Yukito. Sakura empezó a tocar y mientras tocaba Yukito le daba instrucciones. –Pisa los pedales como si estuvieras montando en la bicicleta. –dijo haciendo el gesto de los pedales de la bicicleta con las manos. –Será más y más divertido si continúas pedaleando. ¡Incluso puedes llegar a volar como E.T! ¿He dicho algo divertido? –preguntó Yukito al ver que Sakura reía. –Tan sólo me estoy divirtiendo. –dijo Sakura. –Me siento como si fuera a dar vueltas por el cielo con el piano. –¡Eso es!¡Ese es el tipo de piano que quiero que toques! –dijo Yukito emocionado. –Lo siento, me he emocionado un poco. La espontaneidad, libertad y fuerza de tu mente se transmiten al tocar el piano. ¡Tienes una gran imaginación! –¿Me estás alabando? –preguntó Sakura. –¡Por supuesto! –dijo Yukito. –Si pudiera, te enseñaría así toda mi vida. Perdona, no debería decir esas cosas mientras ensayas. –dijo al ver la cara desprevenida de Sakura. –Empieza a tocar desde aquí. –dijo señalando la partitura e intentando reducir su entusiasmo. Pero cuando Sakura empezó, tuvo que parar. –Te has equivocado. –Lo siento. –se disculpó Sakura todavía distraída por lo que había dicho Yukito.00000000
Tomoyo salió a abrir la puerta de su apartamento. No esperaba encontrarse con Eriol. –¿Qué ocurre? –preguntó preocupada al ver su cara. –Siento venir sin avisar. –¿Qué pasa? –preguntó Tomoyo preocupada al ver su cara. –No puedo más. –dijo mirándola a los ojos. –¿No es costumbre dejar pasar y ofrecer un té? –preguntó él al ver que Tomoyo no hablaba y seguía todavía con el pomo de la puerta en la mano. –Sí. Es sólo que no pareces tú. –se justificó Tomoyo. –Entra. –Cuando Tomoyo se dio la vuelta para entrar más adentro Eriol la giró cogiéndola del brazo y la abrazó. –Eriol. –Quiero abrazarte. ¿Puedo? –Claro. –dijo Tomoyo abrazándolo también. Eriol era bastante reacio a hablar de sí mismo, pero para Tomoyo era evidente que lo que necesitaba en aquel momento era su abrazo y compañía, así que le ofrecería lo que necesitaba. Pasara lo que le pasara, estaba dispuesta a aligerar sus cargas. Continuará…