Capítulo 3: Culpable
27 de noviembre de 2025, 13:06
—Ellos no mintieron. —Susurró. —Son nuestros hijos.
Lo siguiente es que Harry no supo cuánto tiempo pasó exactamente desde que su amiga había confirmado que aquel par de adolescentes eran sus hijos, pero alrededor de unos minutos comenzó a preocuparle el aspecto de Hermione, pues no había logrado apartar su mirada de aquel vaso.
—Hermione. —La llamó suavemente, viendo como el rostro de su amiga se mostraba perturbado.
—Creo que… —Apenas logró decir en un hilo de voz. —Yo… —Su rostro se volvió pálido y Harry supo reconocer esa sensación.
—Será mejor que te sientes. —Le indicó preocupado, guiándola del brazo hasta el inodoro para que tomara asiento mientras él se apoyaba en la orilla de la bañera junto a ella. —No te ves muy bien, deberíamos… —Trató de decirle al ver como el color de su rostro cambiaba a uno amarillo, pero se vio obligado a callarse al ver como Hermione abría la tapa del inodoro y se arrodillaba para volver el estómago. Asustado, rápidamente se levantó para tomarla del abdomen y cabello, ayudándola con las arcadas. Cuando finalmente la chica creyó terminar, tiró de la palanca y Harry aprovechó este momento para buscar una pequeña toalla.
—¿Te sientes mejor? —Quiso saber serio, sin poder evitar observarla preocupado mientras mojaba aquel pedazo de tela.
—Eso creo. —Susurró, limpiando con cuidado su cara de aquel sudor frío con su mano. —Esto es una locura, Harry. —Murmuró mientras se dejaba caer pesadamente en el suelo, recargándose en la bañera. Harry dejó salir un suspiro para luego colocarse en cuclillas frente a ella.
—Lo sé, —reconoció, colocando con cuidado sobre su rostro el trapo húmedo. —pero lo hemos confirmado. —Le recordó serio mientras limpiaba su frente; Hermione lo miró angustiada, ¿Cómo diablos había terminado así? Se preguntó, sintiéndose de repente agotada. —¿Qué vamos a hacer? —Lo escuchó preguntar al tiempo que tomaba asiento junto a ella en el suelo.
—No lo sé, apenas y puedo asimilarlo que no me he detenido a pensar en eso. —Murmuró mientras abrazaba el brazo de Harry, como si fuera una almohada en la cual pudiera apoyarse. De nuevo el silencio reinó en aquel pequeño cuarto de baño, ambos mirando inseguros la puerta, temiendo enfrentar aquella nueva situación juntos.
—¿Sabes? —Dijo de repente Harry. —Dime exagerado, pero… Por alguna extraña razón siento que enfrentarme a Voldemort sería más fácil que esto.
—Definitivamente. —Aceptó la castaña, pero esta vez con la mirada perdida.
—Aún no puedo creer que sean mis hijos. —Admitió, aunque ya lo estaba procesando mejor.
—Y yo que sea su madre. —Agregó Hermione, levantando el rostro para verlo. —¿De verdad me casé contigo? —Se preguntó, viendo con ojo crítico a su amigo; Harry frunció el ceño serio al ver su mirada.
—¿Por qué pones esa cara? —Inquirió desconcertado.
—¿Cuál cara? —Lo miró sin entender.
—Esa, como si te resultara imposible de creer que te hayas casado conmigo. —Contestó, sintiéndose ofendido, ¿Acaso ella no lo consideraba un buen partido?
—Porque es verdad, ¿Alguna vez te imaginaste que terminaríamos juntos? —Le cuestionó, viendo como él no apartaba su mirada seria de ella.
—No, pero tampoco es algo que descartaría. —Le hizo saber en un gruñido mientras se cruzaba de brazos.
—Honestamente, yo no. —Reconoció y Harry esta vez la miró molesto al saber aquello. —Quiero decir, —se corrigió de inmediato al sentir su mirada esmeralda ofendida. —es extraño, hasta ahora ninguno de los dos ha dado muestras de… bueno, tú sabes. —Titubeó, esta vez con las mejillas rojas.
—Que no lo diga no quiere decir que no lo haya considerado. —Contestó malhumorado. Hermione lo miró sorprendida, ¿Así que después de todo no le había pasado desapercibida a su amigo? Era un dato interesante después de todo, pensó intrigada. —Lo único que me consuela después de que insinuaras que no te fijarías en mi… —Comenzó al tiempo que una pequeña sonrisa se formaba en sus labios, viendo como Hermione se incorporaba, acercándose al lavabo. —Es haberle arruinado los planes a Cormac contigo. —Añadió, mostrando una sonrisa de satisfacción; Hermione soltó una risa suave y negó, viéndose al fin mas relajada mientras tomaba su cepillo de dientes.
Tras terminar Hogwarts, siguieron manteniendo esa relación cercana y cuando ambos sabían que pasarían una noche larga debido al trabajo, decidían compartirla juntos para hacerse compañía, es por eso que en ciertas ocasiones dormían en el departamento del otro, llegando a dejar varios artículos de higiene personal en esta.
—Yo debería de decir eso. —Le recordó con gracia antes de untar pasta dental. —A ti te acosan más mujeres.
—Sí, pero después de un tiempo lo olvidan, he ahí la diferencia. Cormac no ha dejado de insistir contigo desde que estábamos en Hogwarts. —Le aclaró sin poder evitar hacer una mueca de fastidio.
—Tienes razón, tal vez sería bueno darle una oportunidad. —Dijo con fingida seriedad antes de comenzar a cepillarse los dientes, no pudiendo evitar reír al ver la mirada de recelo que le dirigió Harry.
—No es divertido. —Murmuró serio, volviendo su mirada hacia el frente. —Pero ya en serio, ¿Qué haremos con ellos? —Quiso saber, esperando unos minutos a que su amiga terminara de lavarse.
—Lo más importante por ahora es ocultarlos. —Contestó segura mientras se limpiaba con una toalla. —Nadie debe de saber que son nuestros hijos y que viajaron en el tiempo. —Declaró mirándolo preocupada y Harry asintió.
—Lo que me hace recordar… —Dijo de pronto confundido al tiempo que se incorporaba. —¿Qué hacen aquí? —Hermione lo miró con sorpresa, ¡Que buena pregunta! Se había concentrado tanto en procesar toda aquella información e incluso en ocultarlos que se olvidó de lo más importante, ¿Por qué sus hijos estaban ahí? Sea lo que sea, seguro era algo serio.
—No tengo idea, —reconoció. —pero sería un buen comienzo. —Dijo mientras se recargaba en el lavabo con los brazos cruzados.
—¿Crees que haya pasado algo malo en el futuro? —Inquirió preocupado, viendo como Hermione negaba insegura.
—No lo sé, pero espero que sea algo importante.
—Es lo más probable, ¿Por qué se arriesgarían a romper muchísimas reglas al venir hasta aquí? —Le cuestionó, queriendo pensar que sus hijos no tenían un pelo de tontos al asumir tal responsabilidad.
—Y han traído a su hermana… —Recordó de pronto, pues hasta ahora no le había tocado conocerla.
—Jean. —Sonrió Harry al nombrarla. —¡Tienes que conocerla! —La animó mientras tomaba la perilla de la puerta para abrirla; Hermione no pudo evitar conmoverse al sentir el entusiasmo en su voz, sin embargo, se vieron obligados a poner cara de desconcierto al encontrar la estancia vacía al salir.
—¿Puedo pedir con más de un ingrediente? —Escucharon preguntar desde la cocina. —Perfecto, ¿Aceptan tarjeta de crédito? —James sonrió.
—¿Qué hacen? —Preguntó su madre con el ceño fruncido.
—Pedimos pizza. —Respondió Lily mientras leía de forma distraída el periódico de esa mañana.
—¿Esa es mi tarjeta? —Quiso saber Harry molesto mientras esculcaba sus bolsillos traseros.
—En ese caso que sea mitad pepperoni y cuatro quesos. —Seguía diciendo James, ignorando la mirada seria de sus padres.
—No olvides a Jean. —Canturreó su hermana sin dejar de leer; James hizo una mueca de cansancio al tiempo que soltaba un bufido, llevándose una mano a la sien.
—Olvídelo, que sea mitad pepperoni y hawaiana. —Se corrigió, Lily sonrió burlesca. —Sí, a esa dirección, ¿En cuánto tiempo? —Se llevó una mano al micrófono del teléfono al tiempo que miraba a su padre. —¿Quieres alitas? —Harry asintió para enseguida recibir un codazo en el estómago por parte de Hermione.
—¡No es momento para cenar! —Lo regañó en un susurro.
—¡Pero tengo hambre! —Contestó adolorido mientras se sobaba.
—Añada la orden de alitas también. —Pidió, esperó unos minutos y después colgó. —Listo, llegarán en veinte minutos. —Les informó, dejando el teléfono sobre la barra.
—Y yo creí que ya habían cenado. —Dijo Harry mientras se acercaba a él y le quitaba su tarjeta de crédito. —¿Dónde está mi billetera? —Quiso saber al no verla por ningún lado.
—No me llené y siendo honesto, sabía horrible. —Contestó al tiempo que le lanzaba su cartera para después abrir la nevera y tomar otro refresco.
—Ni a Jean le gustó. —Señaló Lily, mostrándole el plato con el sándwich completo que había dejado su hermana menor.
—¿Dónde está ella por cierto? —Quiso saber Hermione de brazos cruzados mientras pasaba su mirada por la estancia.
—En la habitación de papá. —Respondió seria, dejando de lado lo que leía. —¿Ya crees que somos tus hijos? —No dudó en lanzar de forma mordaz al ver que su madre daba media vuelta, dispuesta a ir a la habitación de Harry, pero tan pronto escuchó su pregunta se detuvo en seco y la regresó a ver seria.
—Sí. —Lily sonrió triunfal. —Lo que me recuerda, ¿Por qué están aquí? —Y sólo bastó eso para que la sonrisa de su hija se borrara; tragó nerviosa mientras miraba de reojo a su hermano, ¡Maldición, ¿Cómo pudieron pasar por alto ese detalle?! Se preguntó angustiada, ni James ni ella planearon qué decirles a sus padres en dado caso de que hicieran esa pregunta, ¿Cómo diablos la iban a contestar ahora? Pensó asustada, rogando porque su hermano tuviera una idea.
—Que bueno que lo preguntas, mamá. —Intervino James con fingida tranquilidad, aunque en el fondo estaba tan asustado como Lily; Harry frunció el ceño serio, así que sí había un motivo serio como lo sospecharon, pensó mirando de reojo a Hermione, quien tenía la misma expresión que él. —Hablaremos de eso cuando llegue la cena, ¿Te parece? —Le sugirió mientras abría la lata y le daba un trago; Hermione lo miró con recelo unos segundos que para James parecieron eternos, había olvidado lo perspicaz que era su madre.
—¿Por qué no ahora? —Preguntó dudosa.
—Para estar todos presentes. —Entró esta vez Lily, tratando de fingir la misma tranquilidad que James.
—Creo que ellos tienen razón. —Habló al fin Harry, pero sin quitarles la mirada seria de encima a sus dos hijos; Hermione lo regresó a ver desconcertada. —Mientras llega la cena, deberíamos ir mejor a mi habitación para que conozcas a Jean, ¿Qué dices? —Hermione meditó un momento su propuesta, pero asintió.
—De acuerdo. —Aceptó finalmente y Harry le indicó que lo siguiera. Tan pronto sus padres se perdieron en aquel pasillo, Lily se giró de inmediato a su hermano.
—¡¿Qué vamos a hacer?! —Soltó alarmada en un susurro, cuidando que nadie mas los escuchara.
—¡No lo sé! —Contestó de inmediato James igual de alterado que ella.
—¡¿Cómo pudimos pasar esto por alto?! —Seguía diciendo Lily mientras caminaba nerviosa por aquella cocina.
—¡Tranquilízate y mejor ayúdame a pensar! —Gruñó su hermano, dejando la lata de refresco sobre la encimera.
—¿Qué les vamos a decir, James? —Preguntó preocupada, mordiéndose el labio inferior. —Mamá se dará cuenta, ella no tiene un pelo de tonta. —Le recordó, viendo a su hermano asentir.
—Tiene que ser una estupidez. —Contestó y Lily lo miró molesta.
—¡No es una estupidez, tu viste como nos miró! —Soltó, pero James rodó los ojos y negó.
—No me refería a eso, tonta. —La corrigió. —Somos adolescentes, ¿No? —Lily asintió sin comprender a dónde iba. —Entonces actuemos como tal. —Lily enarcó una ceja.
—No comprendo, ¿Cuál es tu punto? —Quiso saber mientras se cruzaba de brazos.
—Darles una razón estúpida a nuestros padres de por qué estamos aquí. —Le explicó.
—¿Cómo un acto de rebeldía? —James asintió y Lily por fin comprendía de qué estaba hablando. —Nos ayudará a que no profundicen en el tema.
—Y al mismo tiempo les estaríamos dando una razón de por qué no deben estar juntos. —Añadió sonriendo al saber que podían sacarle más jugo a aquella mentira.
—¿Falta de responsabilidad?, ¿Quién tendrá la culpa? —Cuestionó al verlo asentir.
—Desde luego que papá, ¿Te imaginas la pelea que tendrán? Mamá lo pensará dos veces antes de formar una familia con él por descuidado, porque ¿Cuántas leyes hemos roto por hacer esto? —Lily sonrió, su madre se pondría histérica al enterarse de qué manera habían quebrado las reglas.
Hermione caminó hacia la habitación de su amigo no pudiendo evitar sentirse nerviosa, sin embargo, una sonrisa irónica se formó en sus labios, ya que después de esto no sabía cómo llamar a Harry. El auror abrió la puerta y en efecto, ahí estaba una pequeña de cinco años sobre la cama mirando la televisión, abrazada a aquel hipogrifo que ella le había regalado a Harry en una ida a la feria mágica que inauguraron Fred y George hacer un par de años. La niña notó la presencia de alguien en la puerta y giró su rostro hacia la mujer; Hermione pudo jurar que algo cálido rodeo su corazón al ver la sonrisa que la niña le dirigía, sonriéndole ella también de vuelta.
—¿Qué tal van las caricaturas? —Preguntó su padre con las manos en los bolsillos mientras se acercaba a la cama.
—Tiene muchos comerciales. —Se quejó la menor al tiempo que hacia una mueca de disgusto, logrando hacer sonreír a Harry al ver que hacia el mismo gesto que Hermione cuando algo la fastidiaba. —Y luego tengo hambre. —Recordó, llevándose una mano a su estómago.
—Supe que el sándwich no te gustó, lo siento por eso. —Se disculpó Harry al tiempo que tomaba asiento en aquel lecho junto a ella. —Tu hermano a encargado pizza para todos, no deben de tardar. —Le informó.
—¿Tiene piña? —Pregunto cómo no queriendo y Harry asintió.
—¿No te gusta? —Quiso saber preocupado, dispuesto a ir a reprender a James si había olvidado a su hermana.
—Sí, es mi favorita. Es solo que a James y a Lily no les gusta. —Le aclaró y Harry volvió a sonreír.
—¿Sabes? También es mi favorita. —Le confeso en tono bajo y Jean lo miró con sorpresa. —Tu madre siempre se molesta porque la pido. —Le comentó divertido, haciendo reír a la niña quien esta vez levantó su vista hacia Hermione.
—¿Papi? —Lo llamó bajito.
—¿Sí? —La miró extrañado.
—¿Por qué mami nos esta mirando raro? —Preguntó, viendo confundida a Hermione, quien hasta ahora no había logrado moverse de la puerta y mucho menos articular una palabra. Harry la regresó a ver de inmediato, recordando que su amiga estaba ahí, no sorprendiéndose al encontrarse la cara asustada de Hermione, pues él mismo también se vio así al conocer a Jean.
—Verás, ¿Recuerdas que hace un momento papá se sentía enfermo? —La niña asintió con seriedad. —Fue porque algo me cayó mal en el almuerzo. —Le explicó.
—¿Mamá también comió de eso? —Inquirió con su pequeño ceño fruncido y su padre asintió. —¿Quieres que vayamos por una barra de chocolate? —Le preguntó preocupada a su madre; Hermione enarcó una ceja.
—Molly le dijo que eso siempre te hace sentir mejor. —Le aclaró Harry al ver su desconcierto; la castaña tragó nerviosa, logrando esta vez formar una pequeña sonrisa.
—No será necesario, gracias. —Dijo finalmente con voz temblorosa.
—¿Por qué mejor no te sientas? —La invitó Harry al tiempo que se incorporaba y se acercaba a Hermione, pues estaba seguro que de permanecer un minuto más parada la haría terminar en el suelo debido a sus nervios; la chica asintió, agradeciendo en el fondo el gesto del auror, caminando hasta sentarse sobre la cama junto a Jean, no pudiendo evitar soltar un suspiro de complacencia, ¡Eran muy parecidas! Pensó con ilusión y ternura al verla. Ahora entendía aquella emoción que brotaba de los labios de Harry al referirse a la niña, pensó orgullosa.
—¿Qué estás mirando? —Preguntó su madre al estar junto a ella, mirando con curiosidad la televisión.
—Jimmy Neutron. —Contestó Jean sin despegar su mirada de la pantalla. —Ya casi se acaba y creo que sigue Bob Esponja. —Le comentó, bastante concentrada en aquellos dibujos animados. Hermione observó con curiosidad como Jean no soltaba aquel peluche con forma de hipogrifo.
—Veo que ya conoces a Buckbeak. —Mencionó, señalando aquel peluche, logrando hacer que la niña apartara sus ojos esmeraldas del televisor.
—Sí, papá se lo regaló a Lily cuando era pequeña. —Le explicó, tomando con mayor firmeza aquel hipogrifo.
—¿Y ahora es tuyo? —Hermione sonrió al verla asentir. —Son animales muy lindos, pero debes de tener cuidado, algunas veces son peligrosos. —Le explicó mientras pasaba una mano por el peluche.
—Lo sé, escuché cuando Lily le dijo a Lucy como Jamie hizo que Buckbeak le rompiera el brazo a Ambrose. —Le contó con tranquilidad mientras regresaba a ver suscaricaturas, perdiéndose la cara de asombro de Hermione, quien rápidamente volteó a ver a Harry con una mirada escandalizada que claramente expresaba un “¡¿Has oído eso?!”Harry asintió y le dirigió una mirada severa, dándole a entender que ya hablarían después con James muy seriamente.
—¡Llegó la pizza! —Anunció Lily después de unos minutos desde la cocina, llamando la atención de aquellos tres.
—¡Genial! —Soltó la pequeña, bajando de la cama para dirigirse al comedor con sus padres detrás de ella.
—Era una pizza extra grande, mitad pepperoni y hawaiana, alitas y papas, ¿Cierto? —Preguntó el repartidor antes de entregárselo; James asintió. —Serían dieciséis libras.
—¡Papá, la cuenta! —Gritó el chico mientras tomaba las cosas; Harry se acercó enseguida al repartidor y le entregó su tarjeta de crédito.
—¿Usted es su padre? —Preguntó con asombro el repartidor al ver lo joven que era el auror; Harry negó con nerviosismo, viendo como el hombre pasaba su tarjeta por aquel aparato.
—Es adoptado. —Optó por decir para que no se mirara sospechoso.
—Aquí tiene señor. —Harry asintió dándole las gracias antes de cerrar la puerta; gruñó molesto al recordar como lo llamó James delante del repartidor.
—Lávate las manos de nuevo, Jean. —Le ordenó su hermana al ver que la niña ya se disponía a tomar una pieza; Jean rodó los ojos y se incorporó de nuevo.
—¿Qué fue eso de “papá”? —Soltó Harry tan pronto estuvo cerca de James, llamando la atención de Hermione y Lily.
—Lo siento, señor Potter. —Escupió el chico en tono sarcástico y su padre lo miró airado. Comenzaba a molestarle el tono de ese jovencito.
—¿Piensas que esto es divertido? —Dijo de pronto el auror con seriedad. —Jugar con el tiempo es peligroso. —Les recordó con mesura, viendo como Hermione asentía de acuerdo. —No puedes decirle a cualquiera que soy tu padre, ¿Tienes una idea de lo que puede pasar si alguien se entera de lo que hicieron? —Le cuestionó enojado; James hizo una mueca ante el disgusto de su padre.
—¡Listo, yo quiero el mío con piña! —Escucharon a Jean desde el pasillo, quien fue la única que no presenció aquella pequeña disputa.
—Tranquilo, no se repetirá. —Se obligó a decir de mala gana al ver llegar a su hermana menor.
—Y ya que retomamos el tema… —Dijo Hermione esta vez mientras le pasaba su pieza con un poco de papas y alitas a Jean. —Quiero que cenemos primero antes de hablarlo, ¿De acuerdo? —Les pidió, indicándoles con una sutil mirada que no se hablaría nada delante de Jean. Todo aquel tema de estar todos presentes le pareció absurdo desde luego, no sabía exactamente qué tramaban sus hijos, pero el incluir a Jean en aquella conversación no era una opción y estaba segura que Harry le daría la razón. La niña apenas tenía, ¿Qué?, ¿Cinco años? Apostaría a que ella no estaba al tanto de las decisiones de James y Lily.
—Por otro lado, —habló ahora Harry mientras tomaba una pieza. —No pueden quedarse aquí. —Declaró, haciendo que ambos adolescentes lo regresaran a ver de inmediato.
—¿De qué hablas?
—¿Vas a echarnos? —Soltó preocupada Lily.
—Desde luego que no. —Contestó Hermione antes de abrir una lata de refresco. —Pero no podemos permitir que ningún conocido los vea. —Señaló con mesura.
—¿Entonces dónde se supone que nos quedaremos? —Preguntó James antes de darle un mordisco a su comida.
—Estaba pensando en Grimmauld Place y…
—¡No!
—¡De ninguna manera!
—¡Yo no pondré un pie en ese lugar! —Profirieron al unisonó los tres Potter; Harry y Hermione los miraron con el ceño fruncido.
—¿Qué tiene de malo? —quiso saber su padre sin entender su molestia.
—Es que ahí vive la…
—¡Kreacher! —Interrumpió James al ver que Jean los delataría. —Nunca le hemos caído bien. —Le explicó al leer el desconcierto en los rostros de sus padres.
—No pensaba dejar que los mirara, sería muy arriesgado incluso siendo un elfo. —Les aclaró, pero sus hijos no estaban dispuestos a aceptar.
—No creo que sea buena idea, a Jean le da miedo ese lugar. —Agregó esta vez Lily, lanzándole una mirada de advertencia a la niña, quien se limitó a asentir sin refutar.
—Bien, supongo que tendrá que ser en otro lugar. —Comentó Harry antes de llevarse una papa a la boca. —¿Qué me dices de tu departamento, Hermione? —Preguntó luego de tragar, pero la castaña negó mientras masticaba.
—Tiene que ser un lugar donde después del trabajo nadie pueda localizarnos, ¿Te imaginas si Ron o alguno de nuestros amigos van a buscarnos? —Respondió para después limpiar la comisura de sus labios con una servilleta; Harry suspiró con cansancio, su amiga tenía razón.
—Entonces tendremos que buscar alguna casa, tal vez en las afueras de Londres. —Mencionó serio antes de tomar su refresco y darle un trago, Hermione asintió de acuerdo.
—¿Y cuándo será eso? —Quiso saber Lily antes de tomar otra rebanada de pizza.
—Lo más pronto posible. —Contestó su madre. —Por fortuna traigo mi laptop conmigo, si tenemos suerte tal vez encontremos algo esta noche. —Le explicó mientras untaba un poco de salsa en su pizza. Comieron tranquilamente alrededor de media hora, no hubo malos comentarios por parte de Lily o James, pues estaban mas preocupados de qué forma les dirían a sus padres aquella mentira sin que sospecharan que no era verdad; sin embargo, sus padres sí pudieron enterarse de algunos detalles, como que ambos eran de la casa de Gryffindor, James era el mayor de los tres y la pequeña contaba con apenas 5 años. Minutos después, finalmente Jean terminó de comer…
—Ya no puedo más. —Dijo la pequeña dejándose caer pesadamente sobre su silla, haciendo reír a Harry.
—Veo que tenías mucho apetito, ¿Desde qué horas no comías? —Preguntó interesado su padre, ganándose la atención de su amiga.
—Veamos… —Decía la niña pensativa. —Desde la mañana. —Harry y Hermione borraron su sonrisa y regresaron a ver a aquel par de adolescentes de forma reprobatoria; ambos chicos se miraron incómodos al entender la molestia de sus padres.
—Supongo que debes de estar cansada, ¿No? —Logró decir ahora su madre de forma dulce, dirigiéndose a la menor.
—Un poco. —Respondió en medio de un bostezo mientras se tallaba uno de sus ojos verdes con su puño.
—Ya es tarde, ¿Por qué no vas a la habitación, miras un rato caricaturas y después te duermes? —Sugirió Harry al tiempo que miraba su reloj de mano, viéndola asentir.
—Ven, yo te llevaré… —Intentó decir Lily mientras se incorporaba, pero se vio interrumpida enseguida por su madre.
—No hace falta, yo lo haré. —Dijo esta vez Hermione de forma seria antes de incorporarse y tomar la mano de Jean para dirigirse a la habitación. Tan pronto se perdieron en aquel pasillo, Harry los regresó a ver con la misma expresión que su amiga.
—Odio cuando nos ves así. —Escupió irritado James al sentir la mirada molesta de su padre.
—Me temo que esa clase de comentarios no va a ayudarlos en su castigo. —Les hizo saber con mesura Harry de brazos cruzados; el chico chasqueó los dientes, limitándose a rodar los ojos y dejarse caer pesadamente en su silla.
—¿Vas a castigarnos? —Le cuestionó incrédula Lily. —¡Pero no hemos hecho nada malo! —Protestó al ver a su padre asentir.
—Con gusto se las enumeraré, pero sólo hasta que Hermione esté aquí. —Dijo sin cambiar su expresión. Alrededor de quince minutos, ninguno de los tres habló, esperando la llegada de su madre en medio de aquel sonido del reloj de la sala de estar que comenzaba a irritar a James. No sabía qué le molestaba más, ¿Sentir la mirada de su padre o el hecho de saber que serían castigados por quien sabe que cosa? Si había culpables aquí eran únicamente sus padres, ¿Es que incluso en el pasado ellos tendrían que pagar por sus errores? Pensó molesto, enfrentando la mirada seria de su padre sin inmutarse, de ninguna manera se dejaría intimidar por él. Lily, en cambio, pasaba su mirada de uno al otro, preocupada al ver de vez en cuando como, bajo la mesa, James no dejaba de apretar sus puños al sentir la mirada de desaprobación de Harry.
Tal vez en esa época sus padres desconocían la mala relación que tenían con ellos en el futuro, pero si había una peor, esa era la relación de James con su progenitor. El chico era muy explosivo cuando se trataba de defenderse, en más de una ocasión lo llegó a ver, pero con su padre era diferente, su manera de ponerse a la defensiva e incluso el modo hosco en que le contestaba la hacia pensar que su hermano odiaba a su padre, pues difícilmente ambos podían estar en una habitación sin terminar gritándose. Afortunadamente y para alivio de Lily, su madre regresaba…
—Listo, Jean por fin está durmiendo. —Notificó Hermione antes de tomar asiento junto a Harry, quedando exactamente frente de sus hijos.
—¿Y bien? —Preguntó de mala gana James, no molestándose en disimular su disgusto. —¿Qué quieren saber?
—¿Por qué están aquí? —Soltó Hermione con mesura; James miró a su hermana de reojo antes de cambiar de postura en aquella silla.
—¿La verdad? —Logró decir Lily de forma insegura, buscando una forma de evadir la pregunta.
—Sin rodeos. —Le advirtió Harry.
—Discutimos. —Respondió James, viendo la expresión confundida de sus padres. —Lily y yo tuvimos una discusión con ustedes. —Les aclaró serio, mirando a su hermana en busca de apoyo, quien asintió enseguida.
—¿Por qué? —Quiso saber Hermione mirándolos con recelo.
—Una tontería…
—Contesta la pregunta, James. —Lanzó con brusquedad su padre, logrando que esta vez el chico le dirigiera una mirada ácida, apretando su mandíbula con esfuerzo para no escupirle unos cuantos insultos.
—Por un concierto de Ed Sheeran. —Dijo rápidamente Lily al ver que su hermano comenzaba a molestarse ante el tono de voz de su padre; Harry y Hermione se voltearon a ver desconcertados.
—¿Y quién es Ed Sheeran? —Inquirió Harry confundido; Lily soltó un bufido y continuó:
—El punto es que nos negaron la ida al concierto. —Prosiguió, ignorando la pregunta e intentando mostrar tranquilidad al mismo tiempo que pensaba cómo continuar su mentira sin delatarse. Harry y Hermione en cambio escuchaban sin comprender, ¿Qué demonios tenía que ver aquel concierto con su viaje en el tiempo? Aunque ambos sospechaban que tal y como lo temieron, se trataba de una tontería. Una muy estúpida, tonta e irresponsable razón de interferir con el futuro y el tiempo, poniendo en peligro muchas cosas.
—Así que decidimos tomar el giratiempo para ir al concierto… —Harry y Hermione jadearon con horror.
—¡Hicieron, ¿Qué?! —Profirieron al unisonó el par de amigos.
—Jamás pensamos que serían años en vez de horas. —Terminó Lily, viendo la cara de estupefacto de sus padres, quienes no podían creer la sarta de estupideces que acababan de escuchar.
—¿Saben…? —Intentó decir su madre con la mandíbula apretada y el rostro rojo. —¿Tienen una idea de lo que acaban de hacer? —Les preguntó con la voz temblorosa a causa de su enojo.
—¿De todas las reglas que han roto? —Le siguió su padre, quien también se encontraba furioso, pues la vena en su frente no indicaba otra cosa mas que molestia, mucha molestia.
—¡Y encima se atrevieron a traer a Jean! —Recordó Hermione exaltada, no pudiendo contenerse más.
—¡Todo por un capricho! —Bramó Harry.
—¡¿EN QUÉ DIABLOS ESTABAN PENSANDO?! —Gritaron.
—En ir al concierto, ¿Qué no escucharon? —Contestó insolente el joven con mayor seguridad al ver que su plan estaba funcionando, logrando hacer crecer más la molestia de Harry y Hermione.
—¡No te atrevas a hacerte el gracioso con nosotros, James! —Exclamó Harry, harto de la falta de respeto que mostraban sus hijos hacia ellos.
—Son la imprudencia en persona. —Decía su madre mientras se paseaba cabreada por aquella estancia.
—Un concierto, esto es increíble… —Hablaba su padre mientras negaba sin poder creer aquella tontería; el par de hermanos se voltearon a ver con una pequeña sonrisa.
—Nunca nos imaginamos que el giratiempo ultrasecreto y peligroso se refería a esto. —Enfatizó Lily, viendo como enseguida sus padres la regresaban a ver nuevamente sorprendidos.
—¿Secreto y peligroso? —Repitió su madre, atónita.
—¡Por amor de Dios, ¿En que cabeza cabe usar algo que desconocen cómo funciona?! —Ladró Harry enfurecido.
—¡Viajar en el tiempo no es un juego! —Enfatizó Hermione. —¿Es que acaso no han aprendido nada en Hogwarts?
—Solo queríamos regresar un par de horas y para no dejar sola a Jean decidimos traerla con nosotros…
—¡Es una niña! —Chilló Hermione. —Jean no tiene la edad y mucho menos conoce las consecuencias que traería si algo sale mal. —Les hizo saber su madre, tratando de recobrar la compostura.
—Tener un giratiempo es una gran responsabilidad. —Les hizo ver Harry con expresión dura, bajando su tono de voz.
—¿Dónde lo consiguieron? —Preguntó Hermione con las manos en la cintura; James le dirigió una mirada segura a su hermana y esta asintió.
—Lo tomamos de la oficina de papá. —Respondió con firmeza James, viendo como la expresión de su padre cambiaba a una de sorpresa al mismo tiempo que Hermione lo regresaba a ver escandalizada; Harry tragó con dificultad, viendo a los presentes angustiado: Él era el culpable.