Lluvia
17 de septiembre de 2025, 18:53
Elsa estaba en su cuartucho de la casa okupada,con las doctor Martens apoyadas contra la pared,y acostada en el duro suelo.
En la pared de enfrente,pegada con la cola de empapelar los pasquines libertarios,una foto de la pija desconocida,un día de lluvia,con su abrigo de lana negro y su bolso a juego,parecía mayor de lo que era,y los calcetines rojos,como gritándole,te amo,quienquiera que seas.
Era tan bella.
-No la merezco,pensó Elsa.
Esta vida arrastrada que llevo,cuando la policía nos echa a patadas,a buscar otra casa que okupar,inteminables raves,y soltar paridas con los colegas entre risotadas y canutos.
Cargas policiales en las manifestaciones,ya tenía algunas heridas de guerra.
Su caso era extraño,había sido la princesita,la hija única mimada de un Ministro y de su beata mujer.Una noche dijo basta y se fugó,robó un monopatín del Decathlon y ropa de El Corte Inglés y probó fortuna,en seguida encontró una casa okupada y allí se quedó.
La verdad es que seguía en todo ese rollo por inercia,su desahogo era leer a Sylvia Plath,y sus largos paseos en skate por Madrid,en uno de los cuales se cruzó con Cata.
Quería saber más de ella,pero sus mundos eran demasiado opuestos,y se había jurado no volver jamás a su condición de pija.
Desearía ser la fina lluvia que acariciaba a Cata en la foto.
Le dio la vuelta a la antigua perilla y todo quedó oscuro,aquella noche soñó que la lluvia se había hecho torrencial,y las había arrastrado a la pija y a ella hacia un futuro incierto.