Marta y Fina

Elsa se deslizaba por Madrid con su skate,era una natural,como le decían sus compañeros cuando hacían challenges en los alrededores del templo de Debod. Podía deslizarse por las calles y hacer acrobacias,mientras por su cabeza pasaban deseos futuros y recuerdos pasados,inextricables,como la trama y el embés que tejía Penélope,se hacían y deshacían en sus deseos y en su memoria. No podía quitarse de la cabeza,a la pija,con su paraguas bajo la lluvia,sabía que le iba a traer muchos problemas,pero tenía un crush potentísimo,bestial hacia ella. De pronto en su cabeza se formaron dos rectángulos delimitados por líneas blancas,en uno estaba escrito con letras blancas HEAD TEACHER,en el otro EXECUTIVE HEAD TEACHER. El tenebroso colegio inglés en Kent donde pasó un año entero,y a cuya vuelta cortó con su familia de raiz y huyó de casa. La disciplina,la humedad,la pronunciación,que tenía que ser,pitch perfect,como decía Miss Ann,los frondosos jardines siempre húmedos. ¡Dios!Como añoró ese año el horno infernal en que se convierte Madrid en verano y que ella amaba con locura. Siempre a contracorriente,siempre hacia el abismo,más deprisa en su skate. De pronto Elsa paró en seco,saltó,golpeó la parte trasera del skate y lo agarró,se sentó en el suelo,se quitó los sneakers y comenzó a lijar la suela con rabia. ¡Más agarre!¡Más agarre!,gritó en su interior. Pero de repente una ola de dulzura la invadió. ¡Maldita sea!,gritó. Algunos skaters la miraron con extrañeza,pensaban que se había caído haciendo algún trick. Tranquis colegas que no pasa nada,los tranquilizó. Vaya si pasaba. La pija había okupado su alma.