Marta y Fina

El sol daba de lleno en el patio del Colegio de las Irlandesas,la Madre Superiora,las otras monjas y las maestras seglares,en las primeras filas junto con los padres de las alumnas,aguantando el tórrido calor de junio en Madrid,vestidos de bonito,para la entrega de premios. En el escenario,engalanado para la ocasión,un par de alumnas con el uniforme de gala azul marino,tocaban una movimiento de la tercera sonata de Brahms. La actuación fue muy aplaudía,llegaba el codiciado momento de la entrega de premios,intrigas,filias y fobias,odios africanos se apoderaban de los corazones de las alumnas,los distintos grupos de amigas harían recuento de las escarapelas para humillar al bando rival. La ceremonia se desarrollaba sin incidentes,hasta que se llegó a la entrega del premio de artesanía y manualidades. Una monja anunció con solemnidad exagerada para unos premios escolares de fin de curso. -Premio de Artesanía y Manualidades par Sol Sáez de la clase de  la Tutora Hermana María de los Dolores. Se hizo el silencio en el jardín del colegio,una silla vacía,por supuesto,Sol estaba en su casa sintiendo pena de si misma,y sus padres ignorándola,dejándola con la asistenta,de viaje por Europa. Cata saltó como empujada por el dedo de Dios,y levantó la mano. -¿Sí?Catalina,preguntó la monja intrigada. -Sol está enferma,y como es amiga mía,cruzó los dedos en la espalda de la mentira tan gorda que había soltado,puedo recoger yo el premio en su nombre,si usted me lo permite Madre. -Sí,Catalina sube al estrado. Cata subió,y para sorpresa de la monja se ajustó el micrófono. -Reverendas Madres,queridas profesoras,padres y alumnas,ella misma se sorprendía de su aplomo. -Sol no ha venido porque está enferma,pero no ella,sino su corazón,la ignoraís,la habéis dejado sola,es muy fragil,y cualquier día habrá que correr a salvarla. Cata se había embalado y no podía parar. -Avergonzaos todos,y rezad a la Virgen de Lourdes de nuestro jardín,también por vuestros pecados e hipocresía. El silencio era ensordecedor en el jardín del colegio. -Ni Sol,ni yo os agradecemos el premio,así que ya se lo puede quedar madre,que no lo queremos. Cata bajo del estrado con dignidad,sabía que el castigo que le esperaba en casa era despiadado. No le importaba,ahora tenía a Doña Marta y a Fina,que le habían invitado a chocolate con churros,para leer todas juntas la postal de Carmen y Claudia. Su padre la arrastró literalmente al coche sin esperar a que acabara la entrega de premios,las bofetadas le venían por todos lados. -¡Que vergüenza!¡Nos has puesto en ridículo!,gritaba su madre fuera de sí. Su padre la tiró en el asiento de atrás,su madre subió rapidamente al coche y arrancaron. Cata estaba feliz,había sentido la tristeza de Sol,la emo,la rara,la paria del colegio en su cuerpo,en su corazón y en su alma. La sensación era muy extraña y desconocida para ella. Llegaron a la suntuosa casa,su padre accionó el mando de la puerta,y accedieron al jardín. No hizo falta que le dijeran nada más,subió a su habitación y se encerró ella misma. Se tumbó en la cama,no tenía ni ganas de llorar. De repente un sentimiento de nostalgia de todos los años que había estado viendo a Sol sola sin verla se amontonaron delante de ella,y un sentimiento de amor la invadió. Elsa,la skater,se escondió en un rincón del alma de Cata para no importunar a la nueva inquilina. Ahora eran tres.