ID de la obra: 1270

DIANA

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Tamaño:
315 páginas, 129.537 palabras, 23 capítulos
Descripción:
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9. Desafío I

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Buenas tardes: No tengo perdón de Kamisama, lo sé. Pero debo aclarar que he estado ocupada con otras cosas, la vida real, mi falta de inspiración, otros fanfics, etc. Pero jamás abandonaré ninguna historia, y los voy a recompensar, se los prometo. Ahora les dejo el noveno capítulo, donde veremos lo que está pasando con Akayoru e InuYasha el mismo día viernes, mientras Diana permanece encerrada en el departamento de Sesshomaru. Atención: InuYasha y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Los OC son de mi autoría personal, así como la historia, la cual solamente escribí por capricho y para satisfacer las perversiones de algunas(os), incluyéndome.

***

Capítulo 9: Desafío I Viernes, media tarde. Era la hora pico del tránsito vehicular, por lo tanto, InuYasha y Akayoru estaban tardando demasiado en llegar a la zona norte de la ciudad, a pesar de ir conduciendo por las vías rápidas. Pero nada podían hacer al respecto. El demonio rojo continuaba enojado. Enterarse que Diana fue secuestrada por el Lord lo enfureció bastante. Ahora se arrepentía de no haber tomado precauciones luego de su confrontación con Sesshomaru. El dejar sola a la joven fue inadecuado. Sin embargo, tampoco podía estar vigilándola, porque quizás ella se habría dado cuenta y hubiera terminado molestándose. De pronto, el mestizo lo sacó de sus pensamientos. —Akayoru, no creo que sea necesario llegar a un conflicto con Sesshomaru. — Sin dejar de mirar al frente, el Inugami soltó una exhalación. InuYasha no tenía la culpa de nada y la verdad era que, a pesar de ser medio hermano del Lord, era muy diferente a él. —No creo que lo entiendas, no eres un Inugami completo para comprender lo que esta situación significa— respondió secamente. InuYasha rodó los ojos. A estas alturas de la vida, ya no le molestaba que lo tacharan de ignorante respecto a las costumbres de los demonios. —No lo soy, pero vamos, pueden hablar civilizadamente— dijo, pulsando un número en el celular. —Francamente no entiendo por qué Sesshomaru actúa de esa manera, pero quizás si le explicamos… — Akayoru volteó a mirarlo con un gesto de incredulidad. —Debes estar bromeando, tu hermano es el señor del Oeste, dudo que te haga caso y menos si hay una hembra de por medio. — —No entiendo qué sucede con aquella mujer, sé que su aroma es muy llamativo, pero no comprendo por qué la secuestró— comentó InuYasha intrigado. —Seguramente sabes lo que es una hembra compatible— explicó el Inugami, mientras tomaba otra ruta para evadir el tráfico. —Estás casado con una mujer por la cual sientes algo que va más allá de las emociones de tu lado humano, ¿O me equivoco? — El mestizo asintió. —Bien, eso se debe a que ella es “compatible” con tu lado sobrenatural, por eso han logrado establecer una relación duradera, a pesar de que es una humana— continuó diciendo, serenándose poco a poco. —Diana es una “hembra compatible” con tu hermano, su instinto la reconoce como una posible compañera. Sin embargo, ella no lo acepta, cosa que no sucede con tu esposa. — InuYasha meditó sus palabras. Tenía lógica lo que decía Akayoru y era muy probable que el comportamiento de Sesshomaru sí estuviera influenciado por su instinto. —¿Y qué hay de ti?, la mujer también es compatible contigo, ¿Verdad? — razonó, al recordar la feroz reacción que su socio de negocios tuvo contra el Lord. El pelirrojo lo miró de nuevo y finalmente asintió. —Cuando la conocí en el pasado, su aroma me llamó tan fuerte, que no me importó adentrarme en el territorio de tu hermano, y ahora que la he encontrado de nuevo, no tengo intenciones de renunciar a ella. — —Así que también la conociste en el pasado, ya entiendo— guardó su teléfono móvil al ver que el Lord no atendía la llamada. —Pero, ¿Qué harás si él no quiere escuchar razones? — Akayoru entornó la mirada. —En ese caso… será necesario desafiarlo— habló con seriedad. —No te lo recomiendo— negó InuYasha con la cabeza. —Seguramente estás al tanto de lo poderoso que es, ni siquiera yo lo retaría ahora. Una de las katanas que posee, es demasiado peligrosa. — Una sonrisa misteriosa se dibujó en los labios del Inugami. —En los duelos entre linajes, no está permitido el uso de armas de ningún tipo, sólo se pueden emplear las habilidades naturales de nuestra especie, y créeme, en los últimos quinientos años, no me la he pasado de ocioso como tu hermano. — El mestizo alzó las cejas ante su intrigante comentario, pero no quiso averiguar más. —¿No hay otra alternativa? — —Si Sesshomaru en verdad la deseara como compañera, ya la habría reclamado— respondió Akayoru, con cierto grado de enojo en la voz. —En ese caso, yo no podría hacer nada y tendría que resignarme. Pero ambos sabemos que él no lo ha hecho. — InuYasha trató de recordar alguna evidencia de ello. Pero no, la mujer no había sido reclamada por su medio hermano. Aquello sólo podía significar una cosa: El Lord estaba dudando, y seguramente se debía a que ella era una simple humana. Para el poderoso señor del Oeste, los humanos no tenían nada de interesante. Le parecían fastidiosos y débiles, con algunas excepciones evidentemente. Y los siglos que ha vivido entre ellos, no han sido suficientes para hacerlo cambiar de opinión. Así que era de esperarse su renuencia a tomarla como compañera, a pesar de que su instinto se lo exigiese todo el tiempo. —Por lo tanto, esta es mi oportunidad para retarlo— indicó Akayoru. —Si Diana no lo acepta como compañero, entonces yo tengo derecho a intervenir. — —¿Ya le dijiste a ella que también es compatible contigo? — inquirió el medio demonio. El Inugami negó despacio. —No quiero estresarla con dicha información— exhaló, mientras giraba en una curva. —Cuando existe compatibilidad con una humana, lo mejor que puede hacer un youkai, es acercarse muy lentamente, sin asustarla o forzarla, intentando ganarse su confianza. — InuYasha se rio por lo bajo. —Vaya, creo que Sesshomaru no estaba informado acerca de eso. — —Él es un demonio muy fuerte, acostumbrado al poder, no puedes esperar que sea empático en éste tipo de temas, y sobre todo si nunca se encontró antes con una hembra compatible— explicó el pelirrojo. —Supongo que tienes razón, pero antes de que tomes la decisión de confrontarlo, veamos si podemos hablar con él— pidió el mestizo, al mismo tiempo que señalaba una lujosa torre de departamentos. —Es allá, desvía por la derecha para que entremos al estacionamiento. — Akayoru ya no dijo más. —Ten paciencia Diana. — … El estacionamiento era enorme y después de aparcar en el área designada para las visitas, ambos se encaminaron al lobby. El guardia encargado del acceso principal saludó al medio demonio cortésmente. —Bienvenido señor InuYasha, ¿Viene a ver a su hermano? — —Así es, tenemos un asunto pendiente con él— dijo, contestando con un gesto de mano. —Una pregunta, oficial, ¿De casualidad vio si Sesshomaru venía acompañado de una mujer de cabello negro el día de ayer? — El vigilante lo meditó por un par de segundos y luego negó. —No señor, no vi que alguien lo acompañara. — —Está bien, no me haga caso— finalizó InuYasha. … Momentos después, ambos caminaban hacia la zona de ascensores privados. En ese instante, se dieron cuenta de que Sesshomaru no se encontraba, ya que no percibieron su presencia. Pero tampoco lograron olfatear a la mujer, lo que resultaba muy extraño. —Al parecer, los humanos no se han dado cuenta de que tiene a Diana secuestrada— murmuró Akayoru. —No te preocupes, yo tengo acceso a su departamento, sólo espero que no haya cambiado el código de seguridad. — Llamaron al elevador y el código les permitió subir. No obstante, un piso antes de llegar al Penthouse, el ascensor se detuvo por completo. En ese instante, ambos sintieron una vibración en el aire, a la vez que el ambiente se tornaba denso y extraño. Después de marcar otra vez la última opción en el panel de números y ver que no podían avanzar más allá de ese nivel, se miraron incrédulos. InuYasha y Akayoru lo entendieron de inmediato: Había un bloqueo creado con energía sobrenatural que les impedía llegar al departamento. —Esto es… — murmuró el mestizo, tocando la puerta del ascensor, percibiendo la restricción. —¡Es una barrera elaborada por Sesshomaru! — gruñó molesto el pelirrojo. —¡Ese maldito! — —No puede ser— dijo InuYasha, sorprendido y desconcertado. —¡Por eso no logramos detectar a la mujer! — No podía creer que su medio hermano llegara a tanto, impedir que cualquiera se aproximase a la humana. Entonces presionó el número del piso inferior. El elevador descendió y luego abrió sus puertas, ambos se encaminaron rápido al pasillo que llevaba a las escaleras de emergencia. La puerta correspondiente al Penthouse, estaba delimitada por la misma energía pulsante que frenaba el acceso. Simplemente, nadie que no fuera el señor del Oeste, podría entrar en aquel lugar. Por ende, Diana no podía ser percibida desde afuera, y tampoco ella lograría distinguir a otros youkais desde el interior. —¡Maldición! — rugió Akayoru, al mismo tiempo que daba un golpe contra la puerta. La superficie recibió el ataque, y se habría destrozado con facilidad, de no ser porque el bloqueo de energía absorbió la fuerza del impacto. No tenía caso intentarlo de nuevo, la barrera empleada era lo suficientemente compleja como para evitar que otras criaturas lograsen traspasarla. Para ello, se requeriría de una arremetida de poder youkai muy elevado. Lo cual, no pasaría desapercibido para los humanos. Los iris grisáceos del Inugami se rodearon de escarlata y su aura sobrenatural comenzó a crecer. Estaba dejándose llevar por la ira y quizás trataría nuevamente de agredir la barrera con su poder aumentado. InuYasha sintió un erizamiento al percibir su fuerza. El demonio rojo bien podría desafiar a su hermano, se notaba que, a pesar de tener un rango beta, era bastante poderoso también. —¡Espera Akayoru, no lo hagas, los humanos se darán cuenta! — dijo, anticipando su intención. El pelirrojo ahora tenía acelerada la respiración y los puños apretados, estaba listo para intentar otro golpe. Era consciente de que, si golpeaba el campo de energía, provocaría una sacudida demasiado intensa en la estructura del edificio, lo cual pondría en alerta a todos sus habitantes. Pero en éste momento no le importaba demasiado, así que levantó el brazo de nuevo. De pronto, algo lo detuvo. —Cálmate tonto, no dejes que esto te irrite— murmuraron en su cabeza. —Ya te lo había dicho, ¡Es momento de confrontar a nuestro rival! — gruñó la bestia en su interior. Akayoru se quedó inmóvil por un instante, sopesando las palabras de su lado salvaje. Ya había presentido que aquel sería el camino a seguir. Sesshomaru era un alfa y, por lo tanto, debía tratar con él en sus mismos términos. —¡Bien, entonces será de otra manera! — exclamó, volteando hacia el mestizo. —¡Dile a tu hermano que lo desafío a un duelo por Diana! — hizo una pausa, recuperando el control. —Pero… adviértele que será bajo las leyes InuYoukai, y que, si no es un cobarde, aceptará. — InuYasha guardó silencio. El Inugami hablaba en serio y su frío gesto le confirmaba que esta situación había pasado a otro nivel. Ya no tenía caso intentar llevarla por el lado pacífico. —Sí, yo le diré a Sesshomaru— confirmó con un asentimiento. —Pero tú qué harás ahora— inquirió, al verlo caminar a los elevadores para marcharse. —Se trata de un duelo entre un alfa y un beta, esto debe ser informado a nuestras casas nobles— giró el rostro para mirarlo sobre su hombro. —Si no sabes lo que eso significa, que el Lord te lo explique, seguramente no lo tomará muy bien— sonrió burlón. El medio demonio rodó los ojos con fastidio, ahora y sin proponérselo, estaba involucrado en una situación que nada tenía que ver con él. Y todo por culpa del primitivo comportamiento de Sesshomaru. … Akayoru subió a su automóvil y se alejó rápido del lugar, conduciendo rumbo al aeropuerto. —Perdóname Diana, pero tendrás que soportar esta situación un poco más— masculló, pisando el acelerador a fondo. —Es necesario que mi hermano sepa esto, sé que no le va a gustar, pero no tengo otra alternativa. —

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Más tarde, en la oficina corporativa. InuYasha continuaba insistiendo con Sesshomaru, pero éste no respondía las llamadas. —Ese grandísimo idiota— farfulló, entrando al lobby del edificio. —¿No ha venido mi hermano? — le preguntó al personal de la entrada. —No señor, no lo he visto— contestó una mujer. —Y en éste momento, sólo el señor Jaken se encuentra en el despacho. — El mestizo se encaminó al elevador, pensando en cómo localizar a su hermano. Era necesario ponerlo al tanto de lo dicho por Akayoru, y también deseaba reprocharle su inadecuado proceder. Llegó al quinto nivel, saludó a la secretaria e inmediatamente entró a la oficina. Se encontró con el Kappa, quien estaba revisando algunos papeles. —Pensé que te irías a tu casa— dijo extrañado. Jaken lo miró de reojo y suspiró aburrido. —Tengo trabajo que hacer, a mi amo bonito no le gusta que se atrasen los proyectos. — —¿Has hablado con él?, necesito localizarlo de inmediato— indicó InuYasha. El sirviente rodó los ojos, comprendiendo que algo no había salido bien con el Inugami rojo. —No pudieron recuperar a la mujer, ¿Verdad? — El medio demonio hizo una negación y después tomó asiento detrás de su escritorio, frotándose la frente con insistencia. —Sesshomaru colocó una barrera en su departamento y Akayoru no quiso arriesgarse a derribarla, debido a la cercanía de los humanos, así que… tomó la decisión de retarlo a un duelo por la mujer, y yo tengo que entregar el mensaje— explicó. Jaken se dio una palmada en la frente, la situación iba de mal en peor. Su señor no se había comunicado con él desde ayer, desconocía cuáles eran sus planes y quizás no se aparecería por la oficina el día de hoy. —Te lo dije— se quejó, levantándose de la silla, para caminar de un lado a otro. —Te advertí que no debíamos decirle nada al otro Inugami, ahora se van a enfrentar y eso será un problema. — InuYasha se cruzó de brazos sobre el escritorio. —Bien, explícame qué rayos va a suceder. Akayoru me dijo que le avisara a Sesshomaru que el duelo sería bajo las leyes InuYoukai, ¿Qué significa eso? — El Kappa se alzó de hombros antes de contestar. —No estoy seguro, a pesar del tiempo que llevo con tu hermano, las costumbres de los Inugamis son ajenas para mí, pero seguramente implica algo muy serio— declaró sin mucha emoción. —Si al menos pudiéramos localizar a la señora Irasue, quizás ella nos lo diría. — El mestizo sabía quién era la madre de Sesshomaru. Algunos siglos atrás, la conoció y tuvieron un par de conversaciones escuetas. La demonesa lo trataba de forma impasible, como a cualquier otro conocido de su hijo. Pero al menos estaba seguro de que, si le preguntaban, ella les explicaría sin problema alguno. Lo malo era que, no sabían en cuál país andaba por estos días. —Entonces envíale un mensaje al idiota de Sesshomaru, explicando lo que ha pasado— ordenó InuYasha. —Dile que fui yo quien contactó con Akayoru, que sabemos lo de la barrera y que ahora tiene un desafío en puerta. — Jaken tragó saliva con nervios, era un riesgo para él también, pero lo mejor sería hacerle caso al medio demonio. Tomó su dispositivo móvil y empezó a digitar el texto. Después de todo, esto ya no podía empeorar.

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Viernes por la noche. Tierras del Sur, hogar de los Inugamis rojos. Después de un par de horas de vuelo y otras más de viaje por carretera, Akayoru por fin llegó a la residencia de su familia. Estacionó el vehículo rentado en el patio de entrada y cuando salió, pudo notar que el ambiente permanecía tranquilo y relajado en la enorme propiedad. Ya oscurecía, así que las luces de la mansión comenzaron a encenderse. A la distancia, pudo ver a varios sirvientes que iban de un lado a otro, ocupados en sus actividades. Los que pasaban cerca de él, lo saludaban respetuosos. El pelirrojo contestaba de forma amable, mientras se encaminaba al interior del lugar. Se dio un momento para respirar el aire y relajarse un poco, disfrutando del regreso a su hogar luego de tantos meses de ausencia. Disipó su disfraz humano y caminó directo al despacho de su hermano, al cual había llamado previamente para notificarle de su visita. Al abrir la puerta, pudo ver al líder de la casa Roja detrás de su escritorio, quien de inmediato lo saludó con efusividad. —¡Hermanito, es un milagro que te dignes a visitar a la familia! — Se puso de pie, aproximándose al recién llegado para abrazarlo. Ambos se parecían físicamente, en especial por los llamativos ojos grises y el color rojo del cabello. Pero el hermano mayor era un par de centímetros más alto y su pelo estaba sujetado en una coleta alta. Vestía como cualquier hombre de negocios y su apariencia en general era bastante relajada. —Lo mismo digo, Kurenaichi— sonrió alegre, correspondiendo al abrazo. —Tú deberías visitarme, es más complicado que yo venga hasta aquí. — —¿Bromeas?, tengo demasiado trabajo administrando los intereses familiares, no puedo viajar tan fácilmente— rodó los ojos, mientras lo invitaba a sentarse. —Pero dejemos eso para después, ahora dime cuál es la urgencia de venir con tanta prisa, no te escuchabas bien cuando me hablaste. — El mayor sirvió un poco de sake en dos vasos. Akayoru tomó un sorbo antes de comenzar a explicar. —Se trata de una mujer… una hembra compatible conmigo— hizo una pausa, dudando en continuar. —Pero es… humana. — El otro Inugami lo miró con los ojos muy abiertos, en evidente gesto de sorpresa. —¡Es extraordinario!, pensé que esos casos ya no se daban en estos tiempos— comentó asombrado. —Es raro que suceda en nuestra especie. — Akayoru asintió, pero su gesto fue tornándose grave, provocando que Kurenaichi hablara en tono de burla. —No me digas, te rechazó por ser un youkai— sonrió levemente. —Hermanito, ya te lo había dicho, los humanos siempre nos han temido. — El recién llegado negó despacio. —Ella sabe lo que soy y me acepta, además, ya estaba comenzando a cortejarla… pero sin revelarle que es compatible conmigo. — —¡Eres un tonto!, ¡Si esa humana no huye de ti, ¿Qué estás esperando para explicarle todo y reclamarla?! — regañó el mayor. —Ya sé que debes ir con calma para no asustarla, pero bien sabes que el instinto no se equivoca, además… ella podría atraer a otros machos. — Akayoru gruñó, visiblemente enfadado. —Vaya, vaya, entonces de eso se trata— Kurenaichi alzó las cejas al ver la reacción de su hermano. —¿Hay otro interviniendo? — —¡Sí!, ¡Se trata del señor del Oeste! — volvió a gruñir, tensando las zarpas sobre los reposabrazos del asiento. —¡El bastardo salió de su territorio, y por jodidas circunstancias, encontró a Diana de nuevo! — dijo con furia. El líder de la casa roja dejó de beber y su rostro palideció por un momento. —Espera, ¿Estás hablando de la hembra que encontraste en el bosque del Oeste hace quinientos años? — preguntó inquieto. —¿La que fue marcada por Sesshomaru? — Su hermano menor asintió con firmeza. —¡Maldición Akayoru!, ¡¿Qué rayos estabas pensando?!, ¡¿Acaso ya olvidaste que casi te mata cuando te acercaste a ella?! — alzó la voz, tratando de mantener la compostura. —¡Si está viva en esta época, probablemente se debe a que tiene un vínculo con él! — —¡Escucha antes de regañarme! — replicó molesto. —Diana ya no le pertenece al Lord, escapó de él y por alguna razón que desconozco, ahora es libre de su control y de su sangre. Asimismo, sigue con vida porque cruzó a través de un portal tiempo/espacio. Ella vive en esta época y fue un accidente su encuentro con Sesshomaru en el pasado. — Kurenaichi dejó el vaso sobre el escritorio y se masajeó el puente de la nariz, tratando de asimilar lo que escuchaba. —Es demasiado inverosímil lo que me dices, pero te creo— lo miró de nuevo, entrecruzando los dedos de las manos. —Ahora dime, ¿Esa humana fue reclamada por Sesshomaru? — —No, no ha sido reclamada— contestó Akayoru después de beber otro trago. —Solamente la tuvo como concubina, a pesar de ser compatible con él— liberó una exhalación. —La verdad es que, Diana nunca lo ha aceptado, bien sabes que los humanos no tienen el instinto para reconocer a un posible compañero. — El mayor guardó silencio por un momento, hilando toda la información recibida. —Entonces, según entiendo, ella fue al pasado por accidente y el portal del que hablas, debe ser la extraña cueva de la Luna en el territorio Occidental. En algún momento, la encontraste en el bosque y más tarde, ella escapó del Lord— su hermano asintió a cada palabra. —Esto ya queda más claro, sin embargo, tú y Sesshomaru, permanecieron cinco siglos sin saber nada de ella, ¿Y luego?, ¿Cómo llegaste a éste punto? — El pelirrojo menor bufó fastidiado, apenas controlando su enfado. No quería entrar en tantos detalles, pero era necesario que su familiar entendiera todo para que pudiese ayudarlo. —Para Diana, ha pasado muy poco tiempo. Hace tres meses por coincidencia chocamos en una plaza comercial, yo la reconocí de inmediato y desde entonces, la estuve observando a distancia. No había señales de Sesshomaru, así que busqué la oportunidad de acercarme a ella— volvió a gruñir por lo bajo. —¡Todo iba bien, hasta que hace una semana, me enteré de que estaba en la misma ciudad!, ¡Y por malditos azares, se encontró con ella! — Sin poder controlarse, su mano pulverizó el vaso de vidrio y unos segundos después, las leves cortadas en su piel comenzaron a cicatrizar con rapidez. Inhaló y exhaló pausadamente, tratando de serenarse. —Él intentó atacarla, pero lo detuve a tiempo. Sin embargo, me confié en los siguientes días y hoy me informaron que el muy bastardo la secuestró ayer. — Kurenaichi volvió a servir más sake en otro vaso y se lo ofreció. —¿Quién te avisó? — —Tengo un par de negocios con su medio hermano, InuYasha. Él fue quien me dijo todo y después me llevó al departamento donde Sesshomaru la tiene encerrada— bebió otro sorbo, tensando los dedos alrededor del vidrio. —Y para asegurarse de que nadie alcance a Diana, colocó una barrera con su energía youkai. — —¿Por qué no la derribaste?, eso no es difícil para nosotros. — Akayoru se masajeó la frente y suspiró frustrado. —Su departamento está ubicado en una de las zonas más conglomeradas, si lo hubiera intentado… — —Los humanos se habrían dado cuenta, lo entiendo— dijo comprensivo el mayor, tomando de nuevo su vaso. El pelirrojo menor asintió y lo miró seriamente antes de revelar la parte final. —Hermano, he desafiado a Sesshomaru a un duelo por ella… bajo las leyes InuYoukai. — El líder de la casa Roja ni siquiera pestañeó cuando el vidrio se fracturó entre sus dedos. —¡¿Qué hiciste qué?! — casi rugió. —Lo que escuchaste, no pienso permitir que se quede con ella. — Kurenaichi observó con desagrado los restos de la bebida derramada. Soltó los pedazos de cristal sobre la mesa y le dirigió una mirada severa a su familiar. —¿Estás seguro de esto?, ¿Aquella humana vale la pena?, es decir, no le has dicho nada y ya das por hecho que te aceptará como compañero. — El otro demonio desvió la mirada por un instante. Su relación con Diana podría evolucionar, pero era necesario cortejarla y ganarse su confianza. Ella no lo aceptaría a la primera, podría incluso asustarse y rechazarlo, así que debía seguir la misma dinámica que empleaban los humanos. —Me preocuparé por eso luego de que ella esté a salvo. — Su hermano se levantó de la silla, sin dejar su expresión grave. Caminó hacia una de las grandes ventanas del despacho, parecía meditar lo que le diría a continuación. —Es arriesgado lo que piensas hacer— habló con seriedad y sin voltear. —Si Sesshomaru acepta el desafío bajo esas condiciones, entonces tendrá el camino libre para asesinarte a la menor oportunidad. — —Lo sé, por eso es que todo esto debe ejecutarse de acuerdo a los códigos que nos rigen, de otra manera, sólo me ignorará— confirmó Akayoru sin dudar. —Tiene a Diana en su poder y no la va a liberar si se lo exijo, así que no me queda de otra, tengo que obligarlo a poner en juego su posición como Lord. — Kurenaichi se giró para mirarlo de nuevo. —Por lo que entiendo, Sesshomaru se ha aprovechado de su naturaleza como Inugami, aunque la humana lo ha rechazado, él no acepta un no por respuesta, ¿Cierto? — —Así es, las normas no escritas dicen que, si la hembra compatible no acepta al macho, éste no puede obligarla a quedarse con él, aunque sea el mismísimo señor del Oeste— observó por un momento las zarpas de su mano derecha y luego continuó. —Él tendrá que aceptar el desafío de un beta y apostar su jerarquía de acuerdo a las leyes, de lo contrario, quedará como un cobarde ante los demás youkais— sonrió burlón. El demonio mayor lo miró con evidente preocupación. —No creo que puedas vencerlo, él es bastante poderoso y aunque tú has desarrollado y perfeccionado tus habilidades, dudo que sea suficiente. — Akayoru volvió a sonreír confiado. —Tengo unos trucos bajo la manga y su propio poder, será su desventaja— se levantó y caminó hacia él. —Kurenaichi, en verdad necesito tu apoyo, como líder de la casa Roja, es tu deber respaldar mi desafío y formalizarlo ante la casa del Oeste… necesito saber si cuento contigo. — Su hermano dudó por un momento y después liberó un suspiro de resignación. Entonces, colocó la mano sobre su hombro en gesto de apoyo. —Sabes que sí, cuenta conmigo para lo que sea. —

***

Continuará… De antemano agradezco su tiempo y sus comentarios. La próxima semana traeré el siguiente capítulo, ya casi termino la corrección final. Saludos y muchas gracias por leer.
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