ID de la obra: 1462

Una unión de seis

Het
NC-17
En progreso
3
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planificada Mini, escritos 64 páginas, 22.817 palabras, 20 capítulos
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Chapter 3: El contrato

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Era comprensible que esta situación tomase muy mal a varios de la tripulación, sin embargo, a Kirk no le era tan difícil darse cuenta de que no era el fin del mundo. Los humanos habían perdido la guerra con los Klingons, era cierto, pero ahora eran los aliados de la Federación los que tomaban parte en una segunda parte de la guerra en su contra. La matanza de los humanos había sido mortal, quedando mucho menos de la tercera parte de toda su población, por eso, ahora que los aliados habían decidido protegerlos a capa y espada, era necesario poner las cartas sobre la mesa y recoger los destrozos. Lo primero que la federación había hecho, fue buscar planetas donde crear colonias nuevas. Puesto que, si los Klingons destruían una, todavía las otras viviría. Lo segundo fue crear un programa de reproducción en la que se formarían grupos de tres mujeres y tres hombres, siendo que cada mujer debía tener al menos tres hijos de cada hombre antes de que fuera posible solicitar la exclusión conyugal. La flota no se había ido muy lejos al respecto. En la nave Enterprise que se dirigía con destino a Myth 2001, donde se alojaría en secciones la primera colonia terrestre, había casi setenta unidades familiares ya asignadas. Concretamente al sureste, a un bunker que tenía todas las comodidades necesarias, así como una barrera que no dejaba a los sensores Klingonianos descubrir la vida humana creado por los andorianos. Ahí se alojarían los pasajeros de la Enterprise y su tripulación. No había tierra a la que regresar. Ni Marte o Mercurio, ni Regel IV o V. Por lo que no había ningún sitio para escapar o refugiarse más que a la sombra de los vulcanos, los andorianos y los otros aliados. James Kirk se sentó a la mesa de sus habitaciones, donde se encontraba dispuesta una mesa y las comodidades necesarias para la "ceremonia" la cual no era más que la firma de los archivos digitales. No había felicidad aquí, a pesar de que las tres mujeres y los tres hombres tuvieran que sonreír. Cuando Janice Rand firmó en el padd, pasó inmediatamente el artefacto a Spock, el cual firmó con la misma velocidad y solemnidad, Christine, Bones y Uhura hicieron lo propio y el contrato estuvo listo. Nuevamente había silencio, también incomodidad. Esta reunión estaba disfrazada de fiesta, por lo que los presentes llevaban sus uniformes de gala, apretados y de irritantes picores. —Damas, caballeros —les llamó la atención su capitán, quien dio lugar a la lectura del acta— hecho está, hoy fecha estelar 5837.9. A las 1319 horas, en el cuadrante delta y con proximidad al centro de la galaxia, los oficiales y tenientes aquí presentes hemos contraído legal matrimonio. Los presentes permanecieron en silencio y, entre Janice Rand y el capitán Kirk, se avivó una llama al mirarse de soslayo a los ojos. En la cabeza lógica y computarizada del señor Spock se hallaban muchos pensamientos en ese momento, indescifrables para el resto de los cónyuges, pero evidentes para cierta afroamericana que le veía con disimulo. El deber, ante todo, incluso ante uno mismo. No sería grato, pero tenía que hacerse por el bien de la humanidad. —Nuestras habitaciones serán las principales en el bunker Yulisha, todas rodeando un mismo complejo de parque artificial. El plan a seguir será enviado a nuestros padd cuando se confirme nuestra llegada al Yulisha, Myth 2001. Ante las miradas de todos, el doctor salió de las habitaciones con paso rápido y sin despedirse, había disimulado bastante bien la resaca hasta ese momento, pero terminado todo lo único que le apetecía era una siesta larga. Las miradas confluyeron en el capitán cuando la enfermera también salió y a su vez Uhura, Janice no tardó en seguirlas. Pronto el único en la sala fue el capitán y el señor Spock, quienes tomaron asiento en silencio. —A las mujeres parece no agradarles esta nueva orden de la flota. —comentó el señor orejas. —Tampoco al doctor ¿vio la resaca que tenía? ni siquiera tuvo tiempo de pasar a sala de desintoxicación. Se emborrachó hasta caer dormido ayer por la noche. No podemos culparlos, esto es peor que ir a la guerra y perder la vida. Es... Entregarse en cuerpo y alma por el bien común. Spock alzó una ceja. —A usted no le costará adaptarse. —un suave tilde sarcástico tiñó sus palabras. Kirk lo miró expectante. —¿Adaptarme? —Con todo respeto, es bien sabido su poder y virilidad con las mujeres, señor. Sin mencionar que es posible que la técnica a emplear sea una inoculación gradual. —Explíquese, señor Spock. —le sonrió él, entre alagado y fastidiado— aunque creo que se refiere a lo mismo que el doctor McCoy me habló anteriormente. —Ya he recibido la información de la flota. Los datos son insuficientes aunque interesantes. Es probable que al ser usted el más joven y por tanto el más fuerte, y si no me equivoco al pensar en el método escogido, es probable en un 98.12% que se emplee el plan de reproducción Palamiano. —Y eso, en palabras normales y entendibles... ¿Es? —Que las mujeres tendrán que explícitamente ser fecundadas por usted primero. Luego, por mi. Y finalmente por el doctor McCoy, quien es el mayor de nosotros. De esta forma calculo que todo el proceso abarcaría un intervalo de una semana por fecundación. Los nueve meses de gestación embrionaria más los tres meses de recuperación post-parto incluyendo posibles altercados que ya no son probables gracias a las medicinas de alta tecnología que los vulcanos poseemos... esto nos daría un resultado de un año, un mes y una semana por cada vástago. Lo que extendería el proceso a nueve años, nueve meses y dos semanas si los altos mandatarios siguen pensando en nueve niños por mujer. Kirk no dijo nada, solo fue y tomó la botella de coñac que McCoy había traído para compartir y que no había sido abierta durante la reunión y repartió un poco al vaso de Spock y otro poco al suyo propio. —Por el final de nuestras vidas, señor Spock.
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